El Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) difundió un nuevo informe sobre la estratificación de la producción de leche en la Argentina. Según ese documento en el país hay 10.000 tambos de los cuales 370, es decir el 3,7% genera el 23% del total de la leche, mientras que los que entregan menos de 3 mil litros por día representan el 71,6% de los establecimientos productivos y solo el 33,6% de la oferta de leche fluida.
Con estas cifras por delante, el consultor Marcos Snyder evaluó que “hay una tendencia cada vez más marcada a que la producción venga de los grandes y menos de los chicos, que tienen más presión para salir del negocio”.
El analista explicó que según sus estadísticas y la de los grupos CREA, en los últimos 15 años los costos de la actividad crecen el 2% anual de promedio lo que implica que para mantener el mismo nivel de rentabilidad es necesario crecer en producción también 2% al año.
Para eso “algunos disponen de más superficie o salen a alquilar campos” para incrementar rodeos y producir más comida, “o se tienen que agrandar cambiando el sistema de producción con instalaciones de galpones pasando al sistema de vacas encerradas donde la producción es sustancialmente mayor”, explicó.
“El tema es que tenemos que correr para adelante porque hay que crecer 2% anual”, señaló el consultor quien indicó que se escapa de la suba de costos huyendo hacia adelante, creciendo en escala y productividad.
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El problema del sector son los tambos de menor tamaño, con poco espacio para hacer pasturas o maíz y con rodeos reducidos. “El tambo chico suelen estar debajo de 100 vacas en ordeñe, son superficies chicas en un momento que ya no pueden poner mas vacas, porque no pueden producir la comida y el negocio se pone vidrioso, porque tiene que importar el alimento. Uno debería producir el 60/65% de la comida que van a comer las vacas y si no lo pueden hacer en 2 o 3 años se encienden las luces rojas del tablero”.
Snyder cree que pese a las dificultades hay salida para esos establecimientos. “Esos productores están obligados a ser más proactivos. Los tambos chicos tienden a pensar que no tienen escapatoria, pero pueden mejorar la eficiencia, asociarse en grupos con productores, hacer compras conjuntas para acceder a los precios de los granos, integrarse verticalmente para producir por ejemplo muzzarella tienen que verlo de otra manera sino estarán en serios problemas”, finalizó el consultor.