El informe mensual de oferta y demanda global de productos agroindustriales del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) resultó alcista para las cotizaciones del maíz y también para los precios de la nueva cosecha de soja.
El USDA ajustó el stock final de maíz de EE.UU. previsto para el cierre de la presente campaña 2020/21 en 28,1 millones de toneladas versus 31,9 millones proyectadas un mes atrás. Se trata de una cifra muy baja comparada con el stock final de 48,7 y 56,6 millones de toneladas logrado en 2019/20 y 2018/19 respectivamente.
Aún resignando exportaciones de maíz en la nueva campaña 2021/22, EE.UU. necesita lograr una excelente cosecha –prevista por el USDA en más de 380 millones de toneladas– para mantener las reservas en un nivel del orden de 34 millones de tonelada. Eso implica que no existe margen para que algún evento climático recorte parte de la producción prevista, lo que “mete” bastante presión al mercado.
En el caso de la soja, el USDA cree que EE.UU. llegará a empalmar la nueva cosecha, en septiembre próximo, con un stock interno de 3,6 millones de toneladas, el cual requiere alcanzar este año una cosecha de casi 120 millones de toneladas para terminar al final del ciclo 2021/22 con un stock nuevamente mínimo de 4,2 millones de toneladas.
Es decir: las reservas internas de soja estadounidense están en un nivel crítico y cualquier margen de error respecto al cálculo de la producción prevista para 2021/22 generará seguramente un nuevo escalón alcista en los precios de la oleaginosa.
A pesar de eso, hoy los precios de los contratos de Soja CME Group correspondientes a la cosecha 2020/21 cayeron, mientras que los de la nueva cosecha –posiciones de septiembre de 2021 en adelante– terminaron con subas. Probablemente tal movimiento de precios se explique por reposicionamientos especulativos de fondos de inversión que están liquidando contratos futuros de posiciones más cercanas para invertir las utilidades obtenidas en otros con un mayor horizonte temporal.
Un dato que no puede pasar desapercibido para la Argentina –principal exportador mundial de harina de soja– es que el comercio global de ese producto está estancado con exportaciones mundiales proyectadas por el USDA en 64,6 millones en 2021/22 versus 63,3 y 62,0 millones en 2020/21 y 2019/20 respectivamente.
Diferente es el caso del poroto de soja, el cual, gracias a la demanda china, pasó a nivel global de tener ventas externas por 165,0 millones de toneladas en 2019/20 a 167,8 millones en 2020/21 y un proyectado –según el USDA– de 172,7 millones en 2021/22.