Héctor Eduardo Gómez es egresado de la Facultad de Agronomía UBA y profesor jubilado de Microbiología Agrícola de la Universidad de La Pampa donde fue decano desde 1984 a 1989.
Hoy es presidente de la Fundación Chadileuvú, una organización dedicada al cuidado del ambiente y “a defender los intereses pampeanos en los ríos que surcaban su geografía y que fueron sustraídos por el Estado Nacional y Mendoza”, describe Héctor.
“Los dos ríos interiores de La Pampa, el Atuel y el Salado-Chadileuvú (Desaguadero en San Luís) son cauces secos por la apropiación indebida de Mendoza. Hoy La Pampa es la única provincia del país que no cuenta con ríos internos y de ahí el nacimiento de nuestra ONG. Siempre le interesaron los temas relacionados a la energía y, especialmente, la producción agropecuaria”.
-Cuando usted se inició en la profesión, ¿se hablaba de agroecología o de producir sin agroquímicos?
-Me recibí en 1970 y en esos años el término agroecología era desconocido. Sí hablábamos de “agricultura conservacionista”. El uso de agroquímicos era una herramienta más a utilizarse.
-¿Y de siembra directa, apenas?
-En efecto: la palabra SD no se conocía, pero era una premisa muy importante utilizar las técnicas conservacionistas que menos dañaran los suelos y que enriquecieran el contenido de materia orgánica. No quema de rastrojos, incorporación de los residuos de cosecha y labranzas con herramientas poco agresivas.
-¿Cuál es su opinión acerca del avance de la agroecología y de lo orgánico?
Favorable en la medida que se pueda conjugar un manejo que cuide la salud de las personas, la del suelo y se obtengan rendimientos similares a los actuales.
-¿Le parece que están demonizados los agroquímicos?
-Existe un fundamentalismo creciente en contra del uso de los agroquímicos. Considero que una de las razones es su mal uso o el uso abusivo. Hay evidencias muy convincentes del daño a la salud humana, pero enfrentamos el dilema de que no usarlos hoy es imposible si queremos mantener producciones importantes.
-Entonces, ¿no es posible producir grandes extensiones sin químicos?
-Carezco de experiencia directa; transmito la opinión de varios colegas acerca de que para obtener grandes producciones es necesario el uso controlado de agroquímicos.
-En el sector se habla mucho acerca de que el urbano no valora y además desconoce lo que hace el campo. ¿Coincide? Si es así, ¿a qué cree que se debe?
-Siempre ha existido una gran ignorancia de las actividades agropecuarias y sabemos que lo que no se conoce no se valora. Existen mitos arraigados como “Argentina granero del mundo” o la frase “que el país se salva con una buena cosecha”. Dichos mitos reflejan el desconocimiento popular de la realidad del campo argentino y de lo que es el país. Es un problema de educación.
-¿Por qué?
-El ciudadano en su formación no es educado para comprender la realidad del país. Y justamente ese desconocimiento es el que induce a creer en mitos y esloganes que reemplazan la realidad. La inmensa mayoría tiene creencias erradas sobre la actividad del campo y su valor: algunos la sobrevaloran, otros la menosprecian y casi todos la desconocen.
-¿Nos puede mencionar algún tema puntual de La Pampa?
-Es una provincia en que la mayor parte de su territorio es árido y semiárido; la porción más húmeda es el este y sobre todo el noreste. Era una provincia muy ganadera con agricultura, pero en las últimas décadas el corrimiento de la frontera agropecuaria empujó a la ganadería a zonas antes consideradas más marginales. Como provincia que no es industrial, y con una muy interesante producción agraria, tiene limitaciones muy severas de crecimiento económico y poblacional.
-¿Muchos emigran?
-La Pampa expulsa población, sobre todo a los jóvenes. La gran esperanza es desarrollar una zona de riego sobre el río Colorado donde, con riego por pivot, se obtienen muy buenas producciones de alfalfa, maíz y sorgo, y existen algunos feedlot con grandes rendimientos. Al mismo tiempo la horticultura y fruticultura es posible (hay ensayos que lo confirman), existen unas 250 hectáreas de viñedos de alta calidad y un par de bodegas (algunas bodegas mendocinas producen uva en la zona de Casa de Piedra). La posibilidad de crecer sobre el Colorado es inmensa y es la única región que puede cambiar la historia económica de nuestra Provincia.
-Con respecto a la profesión de ingeniero agrónomo, ¿cuál le parece que son los desafíos hoy?
-Los desafíos son los de siempre: los egresados deben tener muy buena formación básica que les permita adaptarse a los cambios tecnológicos del futuro y cuidar el ambiente debe ser un mandamiento casi religioso. Y algo fundamental: mejorar el espíritu crítico de manera tal que permita al agrónomo no ceñirse a recetas y utilizar su creatividad para resolver las situaciones que se presenten en su campo de acción. El desafío es producir más sin dañar el ambiente atendiendo a las necesidades del clima.
-¿Se refiere al cambio climático?
-Así es. La agronomía necesita de más ciencia y de un enfoque sistémico para encarar los nuevos desafíos productivos. Repito un concepto: el tema ambiental es fundamental en todas las actividades humanas; el cambio climático es una realidad que ya se manifiesta muy claramente, y todo parece indicar que se irá agravando. En este contexto, el gran tema futuro es producir sin dañar el ambiente y cómo producir en las nuevas condiciones que el clima impondrá. Es por esa razón que los agrónomos debemos intensificar la formación para ser profesionales que podamos adaptar nuestro arte y ciencia a las nuevas circunstancias que se presenten.