El decreto 1126, firmado por Mauricio Macri y varios de sus ministros y publicado este martes en el Boletín Oficial, confirma -entre varios aspectos de la estructura arancelaria de la Argentina- la rebaja de las retenciones a la soja, a razón de medio punto porcentual cada mes. A partir del 1° de enero y hasta fin de mes, el tributo será entonces de 29,5% para los embarques del grano y de 26,5% para los de sus subproductos.
Esta leve modificación sobre la alícuota de los únicos derechos de exportación que siguen en vigencia después de la eliminación generalizada de retenciones dispuesta por el gobierno en diciembre de 2015, impactará sobre todo en las ventas de la llamada “soja viejoa” o “disponible”. Y es que los productores todavía conservan cerca del 25% de la cosecha 2016/17.
En base a datos oficiales, Pablo Pochettino, analista de la consultora Intagro, indicó que “el productor aún retiene 15,1 millones de toneladas de soja de la última cosecha”.
El cálculo sobre la soja que todavía permanece en el campo almacenada en silobolsas se obtiene deduciendo de las 57,8 millones de toneladas de producción las compras efectivas de la industria aceitera y los exportadores, que representan casi 74% del total cosechado la última temporada.
El decreto firmado por Macri, su jefe de Gabinete Marcos Peña, y los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne; y de Producción, Francisco Cabrera; en realidad adopta una serie de definiciones referidas al Arancel Externo Común del Mercosur. En su artículo 12° ratifica los términos de otro decreto, el 1343 del 30 de diciembre de 2016, con el cual Macri estableció un cronograma descendente de las retenciones al complejo sojero, que será gradual a razón de 0,5% cada mes.
De ese modo, el tributo debería bajar progresivamente hasta 24% en diciembre de 2018 y hasta 18% un año más tarde, cuando termine el actual periodo presidencial. Había comenzado en 35% y todavía hoy aporta al Fisco una suma importante cercana a los us$ 6.000 millones anuales.
Varios analistas calcularon que la medida tendría a lo largo de 2018 un costos fiscal aproximado de us$ 1.000 millones, pero lo cierto es que la cifra final dependerá del volumen que tenga la próxima cosecha de soja y del momento en que los productores decidan vender los granos, tanto de la vieja como de la nueva cosecha.
Por lo pronto, el impacto de la baja de medio punto vigente a partir de hoy y por lo que resta de enero será de solo 1,8 dólares por tonelada de soja, ya que el Valor FOB oficial sobre el que se aplica el descuento al productor ronda los 360 dólares.
De todos modos, este esquema de reducción progresiva de las retenciones –además de los bajos precios internacionales y el tipo de cambio atrasado- fue importante para que los productores retrasaran sus ventas de la cosecha vieja bastante más de lo normal, ya que este fin de año se lleva comercializada solo 74% de la misma, contra un promedio para las últimas diez campañas de casi 87%.
“Con 15,1 millones de toneladas de la última cosecha sin vender y una proyección de producción de 57,0 para la campaña en transcurso, la oferta total para el próximo ciclo comercial se ubicaría en un récord histórico de 72,1 millones de toneladas”, precisó Pochettino. Sobre ese volumen de soja operaría la baja gradual de retenciones que se inicia en este comienzo de año.