Y sí. Aumentaron los precios internacionales de los fitosanitarios y los fertilizantes. Era perfectamente esperable que suceda eso porque cuando suben mucho los valores de los granos, los productores del mundo se entusiasman y quieren sembrar más, y eso requiere más insumos, y hasta que la oferta se adapta a ese empujón de la demanda, los precios de los insumos registran alzas. Así es como funcionan las cosas en el mundo civilizado.
Pero en la Argentina, con precios de los granos aplastados por impuestos, regulaciones y conflictos sindicales de todo tipo y color promovidos por una escalada inflacionaria sistémica –que es el producto de un gasto público exacerbado financiado con emisión monetaria–, la suba del precio de los fitosanitarios y fertilizantes es percibida por funcionarios del gobierno nacional como un factor desestabilizante contra el estudiadísimo proceso de recuperación económica que lleva adelante el presidente Alberto Fernández.
Así que, para aclarar las cosas, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas; el de Trabajo, Claudio Moroni; el de Agricultura, Luis Basterra; la titular de la Afip, Mercedes Marcó del Pont; el presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce; la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca; y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, citaron a representantes de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa) y de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) para que declararan qué estaba sucediendo.
El ámbito en cuestión se denomina “Mesa Sectorial de Insumos no Alimenticios”, lo que confirma, casi con seguridad, que el equipo económico del gobierno no dispone de un grupo de creativos dedicado a nombrar a las múltiples comisiones que comenzaron a multiplicarse exponencialmente en las últimas semanas con el propósito de contener el proceso inflacionario gestado en el propio Estado nacional.
Los representantes de Ciafa y Casafe explicaron, con notable paciencia, que tanto los fitosanitarios como los fertilizantes son dos insumos esenciales para maximizar los rendimientos agrícolas que, una vez cosechados y exportados, constituyen la principal fuente de divisas de la Argentina (nación que, recordemos, tiene vedado el crédito externo por incumplidora serial).
También explicaron, con lujo de detalles, que los productos fitosanitarios tienen componentes importados para poder formularse localmente y que son, por lo tanto, bienes dolarizados. De hecho, el principio activo del tan conocido glifosato proviene mayormente de China.
Y los fertilizantes fosfatados se elaboran con roca fosfórica proveniente de yacimientos de ese recurso que, lamentablemente, no están presentes en la Argentina. Entonces hay que traerlos de EE.UU., Marruecos o Rusia. Y hay que pagarlos con dólares o euros.
En cuando a la urea granulada, Argentina cuenta con una gran industria de ese fertilizante nitrogenado, pero la urea –al igual que el petróleo, el gas natural, la soja o el hierro– es un commodity y, como tal, cotiza en dólares más allá de cuál sea el origen del mismo.
Además de estas cuestiones básicas, los representantes de Ciafa y Casafe explicaron que la incidencia de los agroinsumos es insignificante en el valor final de los alimentos básicos, donde tienen sí mucha más incidencia otros factores.
Una vez finalizada la clase sobre el tema, los representantes de ambas entidades de agroinsumos agradecieron la iniciativa de las autoridades y se pusieron a disposición para continuar con el trabajo pedagógico en caso de que surgiera alguna otra duda al respecto.