El tipo está en la trinchera. Parapetado en una oficina blanqueada a cal, ha recibido durante la mañana un llamado detrás de otro. Tiene un pequeño galpón de empaque, y quienes llaman son chacareros del Alto Valle de Río Negro y Neuquén que le ofrecen decenas de miles de kilos de pera. “¿Tenés protocolo para Brasil (esto implica haber seguido el plan sanitario de curas y control con hormonas contra el famoso gusano de la fruta)?”, pregunta en todos los casos. De la respuesta depende caer en desgracia o no.
Afuera, sobre la aún estrecha ruta 22 pasan los desvencijados camiones con su aromática carga de peras recién cosechadas. Faltan algunos días para que entre la manzana, que fue la reina de las frutas porque el año pasado hubo un 30% menos de cosecha y porque en la pandemia se disparó su consumo entre un 30 y un 35%.
Comenzada la recolección de frutos, los grandes jugadores mostraron sus cartas: bajaron las metas de compra habituales. “No van a comprar”, dice en criollo el interlocutor. Siguen los llamados. “La mitad, no tiene protocolo con Brasil. Si tenés protocolo podés conseguir algo más de 30 pesos por kilo de pera, pero sin protocolo, puede andar entre 15 y 18 pesos porque va a mercado interno”.
Ese número de 15/18 pesos ha golpeado fuerte en algunos grupos de los medianos y pequeños productores.
Para que la fruta vaya a Brasil (ha vuelto a ser el principal comprador de fruta del Alto Valle), se debe seguir un plan sanitario, que exige determinada cantidad de aplicaciones de agroquímicos, y la instalación de determinada cantidad de trampas de feromonas, que actúan como agentes de confusión sexual para que las mariposas no pongan huevos, de los cuales salen los gusanos que horadan la fruta hasta su corazón.
Ese plan sanitario implica hacer inversiones. El Estado provincial, en Río Negro, financia al 0% de interés anual la compra de los agroinsumos. A fines del año pasado 155 productores, de unos 900, accedieron al financiamiento por un monto total de 107.337.300 pesos.
El debate por años, ha sido el costo de producción, que rondó los 30 centavos de dólar por kilo de fruta. “Es relativo ese número”, acota la fuente y saca simples cuentas: “Si lo sacás sobre una producción de 30.000 kilos por hectárea, no te va a dar, pero si lo sacás por 55 0 60 toneladas, cambia toda la ecuación”.
Y aclara: “Ese es el costo con amortizaciones, intereses y demás, pero el costo operativo debe estar en la mitad. Por eso hay distintas realidades dentro de la actividad”.
Los entes oficiales han calculado los costos, en algunos casos, tomando como referencia el sistema de monte en “espaldera”, por el cual se plantan los frutales a 4 metros entre plantas y 4 metros entre filas. Pero hoy ya existen montes de las grandes empresas que se pone una planta cada 1 metro.
“El costo de la aplicación de agroquímicos, de la energía para regar, la lucha contra heladas es el mismo para 25 toneladas que para 60; solo cambia el costo de la mano de obra”, advirtió la fuente.
Otro elemento que deja a los chacareros con pocas opciones fue la política de las grandes empresas del sector de dejar de depender de fruta de “terceros” y concentrarse en procesar y exportan la producción propia. Algunos productores de punta conservan el privilegio de mantener una relación comercial, pero un porcentaje cada vez mayor va quedando al margen de sus estrategias.
En este contexto, la perspectiva para manzanas es buena porque “estamos completos”, lo que implica que la producción se ajusta a la demanda. Los precios de esta pomácea se dispararon por la concurrencia de dos factores: una caída del 30% en el volumen de la cosecha el año pasado, y un incremento del 30/35% en el consumo, alentado por la pandemia.
A fines del año pasado, a los compradores del mercado interno (de Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe), se les complicó el abastecimiento atento a que también presionaron fuerte sobre la oferta compradores de Bolivia o Paraguay.
Una aclaración: las trampas cebadas con feromona son un elemento para monitoreo de la plaga, no para control. El sistema de confusion sexual sí es para control per se.