“La participación de los contratistas en la producción agrícola es muy importante, pero muchas veces los funcionarios no nos consideran de importancia. Pero no importa, nosotros seguimos”, define Jorge Scoppa, quien preside desde hace varios años la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma).
Tiene razón Scoppa. No son tantos los productores que en la Argentina trabajan sus propios campos con maquinaria propia. Y en este punto los contratistas (que son “contratados” para prestar ciertos servicios) se vuelven una pieza clave para la siembra y la cosecha de granos. Es decir que son una pieza clave dentro de la cadena que aporta el grueso de las divisas que obtiene la Argentina con la venta de sus granos. Pero no siempre logran instalar sus problemáticas específicas en la agenda pública.
-¿Qué pasa con ustedes los contratistas en estos tiempos de transición económica tan violenta? Por un lado sube el combustible y muchos otros costos. Y la inestabilidad del tipo de cambio altera todos los precios relativos.
-Tampoco quiero que la gente diga que nos la pasamos quejándonos. Lo que pasa es que somos muy agresivos en inversión y trabajo y hoy por hoy chocamos con problemas de tránsito y de abastecimiento de autopartes, o con el tema de la importación de cubiertas.
Mirá la charla con Jorge Scoppa:
-El ciudadano de a pie lee las noticias y ve que la soja llegó a 500 dólares y que la divisa vale mucho más que antes. Pero los productores no cobran ese valor por la retención del 33% y además trabajan con el dólar oficial. ¿Cómo quedan los contratistas en esta ecuación?
-Lamentablemente nuestras tarifas son el pesos y cuando hay inflación siempre terminamos perjudicados, simplemente porque cuando terminamos el trabajo nos suelen dar cheques y a veces hasta a 30 o 60 días. Hoy, con la inflación que tenemos y sumando las cuotas de la maquinaria dolarizadas perdemos gran parte de nuestro trabajo.
Scoppa diferenció a los contratistas/productor que siembran en campos de terceros del contratista que solo es prestador de servicios, recordando que este último no cobra en dólares y se mueve en un tipo de cambio constante, lo cual lo lleva a descapitalizarse y a no poder renovar maquinaria.
Como parte de la misma situación, Scoppa advirtió que “cayó de modo notable la inversión en máquinas cosechadoras porque es imposible pagarlas”. La mayoría de ese mercado se nutre de maquinaria importada. “Hay una fábrica nacional de cosechadoras pero hoy no tiene alta producción, mientras que las que vienen principalmente de Brasil cotizan en dólares y entregan poco dado que las concesionarias saben que no van a poder venderlas”, describió.
A su vez Scoppa reclamó por una deficiencia de la oferta crediticia para su sector. “El Banco Nación está muy lento para dar créditos”, graficó.
“Pero vos viste cómo somos los contratistas; nosotros seguimos. Igualmente creo que es el país el que pierde con esto porque para crecer en producción hay que aumentar la tecnología y tenemos que copiarle a los países vecinos. Brasil en los últimos 7 u 8 años duplicó su producción mientras que nosotros seguimos estancados en 140 millones de toneladas que habíamos logrado en 2020, y este año seguro caigamos”, relató con cierto pesimismo.
Su contundencia fue clara. “Nosotros no vivimos de abundancia ni lujos, sólo queremos comprar maquinaria agrícola y poder pagar las cuotas”, manifestó.
Luego expresó, en ese sentido, que “es necesario mantener una línea diferenciada de créditos ya que somos los que invertimos. Con esto no quiero decir que esté mal que al productor le den beneficios, y me parece mal que si este hoy no tiene el 5% de cereal en su poder no le den un crédito. Nosotros no tenemos ese problema, pero por ahí nos dicen que no tenemos carpetas abultadas para obtenerlos”.
Según Scoppa, la diferencia con los productores está en la fuerza de trabajo e inversión. “Nosotros hacemos trabajar a las máquinas y multiplicamos por 3 la cantidad de hectáreas que hacen los productores, de modo que con la misma máquina, subvencionando un crédito, multiplicaríamos por 3 la producción”, remarcó.
“Si a esa misma maquina la compra un productor, este va a trabajar menos y necesitará subvencionar más crédito. Por eso yo le pediría al gobierno que nos dé una línea estable de créditos”, agregó el presidente de Facma.
En medio del conflicto generado en torno a los transportistas autoconvocados (TUDA), que cortaron muchas rutas en protesta por el fuerte aumento de sus costos y en reclamo de que haya una mayor regulación estatal de las tarifas, el referente de los contratistas evaluó que su situación es bastante parecida. “El problema es a la hora de cobrar porque te quedás con pesos, y si hay una gran devaluación perdemos poder adquisitivo”, indicó.
Respecto de la mala señal que dio el gobierno al cerrar temporalmente las exportaciones de maíz, comentó: “Desde nuestro sector le hicimos hincapié a Basterra (el ministro de Agricultura) en aumentar la producción y en hacer crecer el incentivo por sembrar más maíz, dado que es un valor agregado para el transporte, la maquinaria y los alimentos”.
Observó luego que “por el contrario, creo que este año tendremos menos maíz y aunque hay una incidencia climática en esto, no veo un aliciente desde las autoridades políticas para que agrandemos el área sembrada y potenciemos los rindes por hectárea”.
-¿Y qué sucedió con la Dirección de Contratistas que habían prometido crear en el Ministerio de Agricultura, para que ustedes canalizaran sus reclamos específicos?
-Esa dirección fue perdida en el anterior gobierno. Hoy está trabajando Andrés Méndez (un respetado te´cnico del INTA Manfredi) dentro de Agricultura, a cargo de Innovación, Buenas Prácticas y Tecnología Agrícola. Méndez es una persona muy allegada a los contratistas y está haciendo mucha fuerza para que tengamos ese reconocimiento. Lo que pasa es que muchas veces en el ministerio no hay poder de decisión en tema créditos, por ejemplo.
Entre el cúmulo de temas pendientes con el gobierno, Scoppa pidió que se actualice la ley de tránsito de la maquinaria agrícola. La última vez que se hizo fue en 1995, con Felipe Solá como secretario de Agricultura. “Necesitamos adaptar las normativas actuales, como corresponde, para no andar peleando con los puestos camineros, gendarmería y policía comunal”, explicó.
Otra medida que le gustaría que se tome es que puedan tener presencia activa en el Ministerio de Trabajo, donde se negocian los salarios de los trabajadores rurales, incluyendo los que manejan maquinaria agrícola. “Supimos tenerla, y así como la Mesa de Enlace participa, nosotros también queremos ser parte de la mesa de decisiones y propuestas”, expresó Scoppa, molesto porque son solo los ruralistas los que discuten los salarios que luego deben pagar ellos..
“Queremos que el país sepa que el contratista va a trabajar y a apostar, no va a especular. Acá lo malo es la especulación. Nosotros no especulamos. Hay gente que tiene campos alquilados y especula, pero nosotros no entramos en esa. El contratista trabaja, cobra e invierte”, se despidió.