El cambio de reglas constante al que expone el gobierno a los productores agrícolas es notable, casi esquizofrénico: a mitad de 2020 los acusaba de acaparadores y les exigía por todos los medios que vendieran su soja y su maíz porque necesitaba que les liquiden las divisas. Pero seis meses después, al filo del año nuevo, cerró las exportaciones. Les prohibió vender o los condicionó a hacerlo solo para el mercado doméstico.
Ahora, el gobierno anunció que iba a rehabilitar los negocios de exportación pero con cupos muy módicos, de solo 30 mil toneladas por día, un volumen que alcanzaría a llenar solo medio barco granelero. El primer día tras ese anuncio permitió que se anotaran negocios por 230 mil toneladas. Solo dos empresas, Cargill y Cofco, registraron exportaciones de maíz por 100 mil toneladas cada una. Se trata, de todos modos, de negocios con maíz de la nueva cosecha, que pueden concretarse después de marzo. Esos nunca estuvieron vedados.
A las cero horas de este lunes, justo cuando comenzaba la vigencia del paro agropecuario convocado por la Mesa de Enlace en rechazo a todo este manoseo del mercado, el Ministerio de Agricultura sorprendió a todos con un comunicado de prensa “calabaza”, que volvía a cambiar las cosas desde la medianoche.
“Considerando que se alcanzó el compromiso de garantizar la oferta de maíz a las distintas cadenas de producción, pero que resta aún resolver las condiciones de accesibilidad a dicha oferta no sólo en términos de cantidad sino también de precios, se decide dejar sin efecto provisoriamente la medida de suspensión de registros de DJVE de Maíz. No obstante, mientras se alcanzan los consensos, la Subsecretaría de Mercados realizará un monitoreo a fin de garantizar la disponibilidad para la demanda interna de maíz de la campaña 19/20. A tal efecto, las DJVE Maíz 19/20 no podrán superar las 30.000 toneladas diarias”, se anunció en ese insólito comunicado nocturno.
Con esa apertura, la propia Subsecretaría de Mercados aceptó que se anotaran DJVE (declaraciones juradas de ventas al exterior) por 222.928 toneladas de maíz. Hay 20 mil toneladas que corresponden a Aceitera General Deheza (AGD) y que son de maíz “disponible”. Es decir que aquí sí se verificó la apertura. Luego a los dos principales agroexportadoras del país, la china Cofco y la estadounidense Cargill, se les permitió anotar negocios por 100 mil toneladas cada una, aunque de maíz por cosechar.
¿Y cómo es posible que el Ministerio de Agricultura complejice tanto el asunto con cupos para un tipo de maíz y libertad de mercado para el maíz de la siguiente campaña? Una de las explicaciones es que las autoridades de esa cartera están boludeando a los productores, los están provocando. Como decíamos al principio de esta nota, les cambian de modo esquizofrénico las reglas para pulsear -con motivaciones seguramente políticas- una reacción del sector.
De otro modo no se entiende que el ministro Luis Basterra el jueves pasado haya informado en otro comunicado (éste en un horario normal) un acuerdo con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) para asegurar el abastecimiento de maíz en el mercado interno. Pero que luego congelara el anuncio durante cuatro largos días, para hacer coincidir la reapertura exportadora con el inicio del paro agropecuario a la medianoche del domingo.
Más boludeo todavía, al producir esta rehabilitación de las exportaciones de maíz, Basterra introdujo un elemento nuevo que no había formado parte de la negoción con el CAA, y que resulta mucho más conflictivo para la cadena agroalimentaria: el regreso de los cupos de exportación, que traen a la memoria de todos los ROE con que el gobierno de Cristina Kirchner trabó las exportación de granos, carne y leche entre 2008 y 2015.
En realidad, por ahora, eso de los topes es puro chamuyo, una amenaza que todavía no se concreto y no se sabe si alcanzará al maíz de la campaña 2019/20 o también se extenderá luego al de la nueva campaña 2020/21. ¿Será un ensayo para meter miedo? ¿Una advertencia para ver cómo reaccionaba el mercado? No se sabe. Ningún funcionario de gobierno salió a aclarar sobre esos cupos.
Es decir que por ahora Agricultura solo habilitó el mecanismo para anotar a partir de hoy las DJVE del cereal. Y no dispuso nada sobre el bendito cupo diario de 30 mil toneladas, que solo se anunció en un comunicado y no tiene validez legal.
La única comunicación formal que surgió del organismo que dirige Basterra fue publicada también a la medianoche en la web institucional por el subsecretario de Mercados Agropecuarios, Javier Preciado Patiño. Allí no se dice nada sobre este tope diario de 30.000 toneladas mencionado en un renglón del comunicado del Ministerio. Solo se habilita el registro de DJVE.
Para concretar la existencia de este cupo o alguna regulación del mercado sobre las regulaciones de maíz, el gobierno necesitaría algo más que esta simple esquela dirigida a los operadores. Por lo menos debería dictar un decreto o una resolución donde se resucitaran los ROE u alguna otra figura.
En ese marco legal, además de definir que cosecha sufrirá limitaciones a la exportación, el gobierno debería establecer cuáles serán los parámetros para la adjudicación del supuesto cupo diario de DJVE para maíz entre los operadores privados, pues puede suceder de los contrario que todo sea definido por la discrecionalidad de tal o cual funcionario.
Qué país de pelotudos….de ambos bandos.