A Patricia “Pato” Gorza se la puede conocer como productora ganadera de la zona de 9 de julio, por su militancia política al formar parte de los equipos técnicos del Frente de Todos vinculados al agro, y también por su trabajo en la agrupación Mujeres Rurales Argentinas (MRA). Aunque es una referente de ese espacio, ella tiene una mirada más humilde sobre su participación.
La semilla de MRA surgió por mera causalidad, como a Gorza le gusta pensar, en el banco de una plaza luego de un encuentro de mujeres rurales en Saladillo. Pero el proyecto no es para nada uno tirado con hilos y hoy está más que consolidado. “Nos encontrábamos charlando y todas planteábamos que habían varios espacios de mujeres rurales pero que en ninguno no sentíamos completamente contenidas, incluso participando en ellos”, contó a Bichos de Campo.
¿Qué es el movimiento de MRA? “Un grupo diverso con mujeres de toda Argentina. Nos reconocemos en las diferencias y juntas damos un paso para acortar la brecha”, dice la descripción en sus redes sociales. El espíritu, que es ante todo federal y va más allá del acompañamiento a la mujer rural, busca romper con ciertos códigos arraigados en el agro.
“Creo que lo que existe es una moda, una tendencia a mostrar mujeres en distintas instituciones y tener un marketing alrededor de eso. No tiene nada que ver con que realmente haya inclusión femenina. Si la inclusión es mostrar mujeres en un evento pero después a la hora de tomar decisiones los únicos sentados en la mesa son hombres, es un bluff”, reflexionó la productora y agregó que la responsabilidad es en parte de las mujeres que no han irrumpido reclamando esos espacios.
Mirá la entrevista completa a Pato Gorza:
La lucha de la mujer rural no empezó ahora sino que se remonta a las movilizaciones de Mujeres Agropecuarias en Lucha, allá por los años 90’ y con lemas como “Pan tierra y trabajo, remates al carajo. MRA tuvo esto presente cuando invitó a Lucy de Cornelis a su primer conversatorio. Aunque hoy la situación rural no es la misma y la lucha va por otro sendero, Gorza se siente unida a esos movimientos “por la mística y la fuerza de pelar por los derechos”.
Y si de machismos en el agro se trata, las mujeres no están únicamente en un lugar de padecimiento sino que muchas veces ellas mismas lo ejercen. Por eso, para MRA las herramientas para pensar el feminismo en la ruralidad no pueden ser otras que la paciencia, comprensión y empatía.
“Todo requiere de tiempo. Uno no puede caer en una localidad del interior profundo, ir a una reunión con mujeres y hablar de género como podríamos hablar en una reunión citadina. La paciencia que requiere empezar a incorporar estos conceptos es el eje principal. El feminismo muchas veces genera rechazo. La ruralidad tiene otros códigos y requiere otro trabajo”, aseguró la referente.
no es una cuestion de genero, mami. si no te llaman a la mesa de decisiones es porque no tenes algo interesante para decir. segui con tu ideologia que lo unico que hace es bajarte el precio.
Muy buena nota. La entrevistada se ubica en una postura sumamente razonable y lejos del feminismo rupturista que ella misma critica.
Creo sin embargo que en el ámbito rural las cosas han ido evolucionando silenciosamente hacia una paridad innegable de géneros en numerosos rubros.
Por caso en la Agronomía, el país cuenta con numerosas referentes a nivel nacional (Margarita Sillón, Jorgelina Montoya por citar solo dos). Es reconocida por todos la especial idoneidad de las Ingenieras Agrónomas en el monitoreo y dirección de cultivos.
Como contratista rural me toca interactuar casi en partes iguales con productoras rurales que lo hacen con gran idoneidad.
Tal vez es cierto que en las entidades del agro la representación mayoritaria es masculina pero dudo que se deba a una postura machista generalizada del sector si no, como dice la entrevistada, a la propia decisión de las mujeres rurales.