La vitivinicultura viene castigada hace años como tantas economías regionales que sufren los desórdenes de la macroeconomía, la falta de infraestructura y de reglas comerciales que les permitan a los productores lograr ingresos que justifiquen seguir en la actividad.
Por eso en Mendoza muchos van abandonando los viñedos. El que puede se dedica a otra cosa y si no puede directamente abandona el establecimiento. Así lo explicó el productor Daniel Gil: “Algunos han dejado la actividad, otros hacen una mixtura, se vuelcan a la alfalfa y le meten hacienda al campo, hacen sorgo u otros cultivos incluso orgánicos”.
Este año fue noticia en muchos medios que por la cuarentena aumentó el consumo de alcohol y especialmente el de vinos. Además mejoró la exportación, pero esos beneficios siguen sin llegar a los productores.
Gil explicó que en su zona, el Oasis del Este de Mendoza, los productores cobraron entre 10 y 12 pesos y más al sur, en el Valle de Uco, la paga fue un poco mejor por los varietales de Malbec.
Escuchá la entrevista a Daniel Gil:
“No se puede hacer frente a las obligaciones del Estado y la mantención de una hectárea de uva ronda los 150 mil a 180 mil pesos y no sacamos eso. En esta temporada vendimos uva varietal por debajo del valor de hace 2 años atrás, con pago largos y sin reconocimiento del interés por inflación. Los pagos más cortos rondan los 5 a 6 meses, otros pagan a 8 o 10 meses, y algunos pagan a 12 meses”, explicó el dirigente vitivinícola.
Gil dijo que según las cuentas que sacan en la entidad que integra, del valor final de un vino en la góndola el precio al productor representó muy poco: “La cuenta que hicimos en la asociación es que es del 4%. Así no hay posibilidad de que el productor siga”, declamó.
Luego indicó que a esta y al resto de las economías regionales les falta una política que ordene la cuestión comercial. “Desde 2014 no paramos de empujar y hemos tenido reuniones con todos los gobiernos, hemos hecho propuestas, nunca se nos dio bolilla”, relató.
“Es como que el productor ya bajó los brazos, el gobierno no tiene las soluciones que el productor pide o hace caso omiso y a los sectores industriales no los mueve la aguja que al productor le vaya mal. Les preocupa que su negocio se siga afirmando y cada día pueda vender mejor y a mejor precio”, se lamentó el vitivinícola mendocino.