El nombre oficial será: “Acuerdo de competitividad para mejorar la producción y el empleo”.
Podría ser rebautizado en criollo del siguiente modo: “Suerte que se pusieron de acuerdo, porque si no se iban ambos al tacho, empresas y gremio”.
Hablamos del acuerdo que firmaron este lunes varios ministerios del Gobierno Nacional, las dos cámaras empresarias del sector lácteo (CIL y APYMEL) y la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA).
Según el gobierno, así “se incorporan mejoras para los trabajadores y la industria. Es un acuerdo que introduce incentivos a la productividad y competitividad sin afectar los puestos de trabajo, consolidando los actuales”.
Pero la propia gacetilla oficial admite inmediatamente después que está revisión del convenio colectivo de ATILRA ha sido fruto de una crisis sectorial de envergadura, que tiene como frutilla del postre la estrepitosa caída de SanCor. “Se estima que forman la cadena láctea más de 35.800 mil trabajadores. En la última década, el sector entró en crisis por un contexto internacional adverso, equivocadas políticas locales y, en los últimos meses, situaciones climáticas complejas”, indica la comunicación del Ministerio de la Producción.
Descargar aquí el Acuerdo Industria láctea
En el documento firmado en el Ministerio de Trabajo, las cámaras empresarias y la asociación sindical se comprometen a trabajar en varios aspectos del conveni colectivo de trabajo:
- La capacitación de los trabajadores. Se define un programa de capacitación para mejorar las habilidades de los trabajadores y la modernización de las tareas, acorde a la incorporación de nueva tecnología a la industria láctea.
- Se establece un nuevo esquema de premios por presentismo y puntualidad.
- Se introduce el principio de multifuncionalidad.
- También se permite incorporar empleados por plazo fijo, es decir aquellos para necesidades productivas acotadas en el tiempo, y se crea la figura de trabajadores a tiempo parcial (sábado, domingos y feriados).
- Adicionalmente se excluyen del convenio las actividades que no se corresponden con las normales, específicas y propias de la actividad.
- Se asume el compromiso de modernizar las categorías y el escalafón, abriendo una instancia de negociación para adecuar las categorías, acorde a la nueva tecnología y nuevos procesos industriales.
“Este acuerdo se logró con el trabajo coordinado con la industria, tanto con las empresas PyMEs como con las grandes, y el sindicato. Es muy importante haber logrado avanzar en un sector que estuvo paralizado y que hoy empieza a dar pasos para avanzar en conservar el empleo y multiplicar sus posibilidades de crecer. Es un paso más dentro de muchos que se están dando para que la industria argentina sea más competitiva. Creemos que en el mediano plazo será un factor de mejora en la competencia del sector”, sostuvo el ministro Francisco Cabrera.
El ministro Ricardo Buryaile destacó: “debemos celebrar la firma de este convenio ya que significa un verdadero logro luego de casi 30 años que no se abre la discusión de un convenio colectivo. Esto significa mayor previsibilidad y reglas claras que permitan aprovechar las oportunidades que da el mercado y proyectar a largo plazo para en todos los eslabones de la cadena”. El tercer ministro en danza era el dueño de casa, el titular de Trabajo, Jorge Triaca.
El 5 de mayo, cercados por la crisis de SanCor, se había firmado un acuerdo para reducir sustancialmente los montos del aporte extraordinario que realizan las empresas al sindicato por trabajador por mes: para empresas Pymes (de hasta 70 trabajadores) la suma quedó en $750 y para las grandes se fijó en $1500. Originalmente los aportes eran de $3700 para todas las empresas, sin distinción entre grandes y pymes, aunque estas últimas cuestionaban ese aporte en la justicia.