Debo confesar que me cuesta la objetividad en esta nota, quizás por mi corazón pergaminense, o quizás porque realmente la historia de este matrimonio es ejemplo de dignidad, trabajo y raigambre familiar. Lo cierto es que Mireya Suárez y Alfredo Trucchia son dueños, hace 25 años, de Don Eugenio, una pyme en la ciudad de Pergamino, al norte de Buenos Aires, en la que elaboran productos lácteos a partir de la leche de su propio tambo.
Pero sus orígenes no son del todo lecheros. Él era contratista rural y ella profesora de inglés, hasta que en 1995 decidieron correr atrás de un negocio común. Así fue que se metieron de lleno en la lechería, adquiriendo las primeras vacas para elaborar mozzarella. Luego pasaron a hacer más variedades de quesos a medida que aprendían y se capacitaban. Actualmente elaboran 35 tipos de quesos.
Muchos años después accedieron a un terreno en el Parque Industrial de Pergamino, donde hoy funciona su planta de elaboración, y un laboratorio propio que les permite hacer los controles diarios que la leche necesita y junto a ellos trabajan, codo a codo, sus cuatro hijos.
Don Eugenio requiere cerca de 500 mil litros mensuales para su producción de quesos de masa blanda, semidura y dura, manteca, crema de leche, dulce de leche y quesos untables, todos productos que provienen de sus vacas de raza jersey. Y hace poco concretaron un sueño que tenían en mente desde hace tiempo: vender leche fluida, tanto entera como descremada, que en la primera semana de ventas fueron ofrecidas a 39 pesos la entera y a 41 pesos la descremada.
Cuando miran en perspectiva el camino recorrido, sienten un orgullo que les infla el pecho, porque aseguran que todo lo que lograron fue con esfuerzo propio y sin ningún tipo de ayuda. “Fue un sueño que se transformó en proyecto y realidad. Todos sabemos la situación del país, y no tuvimos ayuda de ningún tipo, aunque la pedimos a nivel municipal, a través de la secretaria de Producción, y en particular a los bancos, y todos nos ofrecían a tasas exorbitantes, entre el 50% y el 80% de interés. Imposible así llevar adelante un proyecto que encima te dará rentabilidad a largo plazo”, declaró Alfredo Trucchia a Bichos de Campo.
https://www.facebook.com/lacteosdoneugenio/photos/a.10150692568520080/10164242474535080/
En momentos de crisis en que no asoma ningún tipo de financiamiento para las Pymes, el matrimonio se enorgulleció de haber podido lograr la venta de leche ensachetada con recursos propios, y aseguró que lo hicieron porque “este es un momento en el que hay que sumar y no restar”. Por fortuna, las ventas resultaron exitosas y están envasando mucho más de lo que imaginaban.
El matrimonio destacó que ofrecen “un precio justo”, y aclararon que tienen una ventaja competitiva por ofrecer leche muy fresca, dada la cercanía de la planta de envasado y producción a la ciudad. La materia prima viene directo de su tambo ubicado a 23 kilómetros de la ciudad, en Acevedo, perteneciente al partido de Pergamino.
“Nosotros ordeñamos por la tarde, y a las 6 de la mañana del otro día ya se envasa; eso nos da un plus competitivo, por la frescura de la leche”, declaró Alfredo, quien agregó que hoy destinan 1.500 litros diarios al sachet, pero que la expectativa es que en 90 días alcancen los 5.000 litros por día.
El tambo, hoy manejado por su hija Belén y su esposo, fue montado en la década del noventa, en medio de una grave crisis del sector agropecuario; y a la producción de sus más de 245 vacas en ordeñe, se suma la leche de otras usinas y productores locales a los que le compran leche, también proveniente de raza jersey, como modo de alcanzar la producción diaria requerida.
“No tenemos créditos de capital de trabajo, que es precisamente lo que necesitamos para no tener una asfixia financiera. Muchas de las empresas que crecieron, lo hicieron por acomodo político. Nosotros tuvimos que poner nuestro propio capital, y no somos unos improvisados, tenemos 25 años en esto, y sin embargo, cuesta conseguir financiamiento”, se lamentó Alfredo.
Es que, cada vez que recuerda la inversión que requirió poder sumar la leche fluida a su canal de venta local, se amarga un poco. “No sólo necesitas la maquinaria, sino también los insumos, los cuales están diseñado para las grandes empresas, por los volúmenes de compras que te exigen. Nosotros no somos una empresa grande. Para que tengas una idea, sólo en insumos nos llevó una inversión de un millón y medio de pesos, mientras que todo lo demás nos llevó 15 millones de pesos”, manifestó.
Para poder hacer frente a esa inversión, relató que sigue trabajando campos como contratista rural, y todas sus ganancias obtenidas allí las vuelca a la fábrica. “Con Mireya nos levantamos cada día a las 5:30 de la mañana y nos vamos a trabajar la fábrica, donde nos quedamos hasta las 15 horas. Luego yo me voy al campo y ahí sigue la actividad”.
Alfredo contó también que en el campo apostó a otras actividades para agregar valor, tales como un criadero de cerdos, un establecimiento pequeño de engorde de hacienda vacuna y 500 gallinas ponedoras, cuyos huevos luego vende también en los nueve locales que tiene Don Eugenio en Pergamino.
Las tareas para llevar adelante Don Eugenio son diversas y sus cuatro hijos las tienen bien claras: Belén maneja la administración general y también se aboca a la elaboración de prepizzas, para que la oferta en los locales sea más diversa. Leonardo se abocó a sumar salames de producción propia bajo el nombre “Muy de Campo”. María Eugenia es diseñadora gráfica, tiene una imprenta con su marido en Junín, y es la encargada de la imagen visual de Don Eugenio, y del packaging de sus productos. Y María de los Ángeles, que es la mayor, está abocada al área de Compras y Control de Gestión, y en tiempos de cuarentena, coordina la venta online y el reparto de productos a domicilio.
Como ven, toda una familia funciona como un perfecto engranaje coordinado para que todo marche, haciendo de Don Eugenio una típica empresa familiar arraigada en el interior de Buenos Aires, y un caso de integración productiva, porque elaboran desde la materia prima hasta el producto final que llega a sus locales, empleando a muchas familias de modo directo.
La inversión más grande de Don Eugenio, según el matrimonio, es la de contar con un asesoramiento en recursos humanos de una consultora líder a nivel nacional, la cual les ha permitido obtener resultados positivos para el conjunto de su capital de empleados.
Además de los nueve locales que Don Eugenio tiene en Pergamino, cuenta con un puesto fijo en una feria de fines de semana en San Nicolás y distribuyen sus productos en comercios de ciudades del norte bonaerense y sur santafesino.
En 2015 obtuvo el premio a mejor queso de pasta semidura en el concurso Experiencias del Sabor, de la tradicional feria Caminos y Sabores, el cual tiene como objetivo prestigiar las producciones artesanales de la Argentina. La familia Suárez Trucchia también ganó en 2019 un premio Testimonio Clarín Rural en la última edición de la exposición rural de Palermo.
Pero sin dudas, lo más valioso que lograron fue poder hacer que sus hijos se quedaran en su terruño, aportando al negocio familiar, encontrando un camino próspero de negocio y fortaleciendo el arraigo familiar y local.