Jorge Dillon fue por dos años presidente del Senasa, en 2016 y 2017. Antes, y durante varios años, había sido el director de Sanidad Animal del organismo que define e implementa las políticas sanitarias en materia de producción de alimentos. Durante su gestión, entre otras cosas, se organizaron varios sistemas estadísticos, una falencia usual en las dependencias públicas.
La de Dillon es una opinión a tener en cuenta respecto de esos temas y por eso lo consultamos sobre diferentes cuestiones vinculadas a la ganadería. En primer término, el ex funcionario y ahora consultor se refirió a la evolución del rodeo vacuno informado por el Senasa con datos finales al 31 de diciembre de 2019. La nueva estadística dio una caída del stock del 1%, que fue mayor en vacas y vaquillonas pero se compensó con la recuperación de los novillos y novillitos.
“El aumento en novillos y novillitos marca tendencia sobre a donde tiene que ir la ganadería. Nuestro rodeo se hizo muy criador, cuando en otras épocas había mejor relación de machos que en definitiva son los que terminan produciendo más carne”, evaluó Dillon.
Escuchá la entrevista completa con Jorge Dillon:
Dillon destacó que, según el análisis de los datos difundidos por el Senasa, mejoró la eficiencia reproductiva: “Hemos pasado de 56 a 64% de terneros sobre vaca, una relación que todavía es baja”, aclaró.
Ese comentario dio lugar para hablar sobre la eficiencia reproductiva de la cría. Al respecto, el ex presidente del Senasa consideró que “nadie puede exigirle al criador que sea más eficiente”.
El entrevistado explicó que “la vaca es un alcancía del productor de cría, manotea si necesita ´cash´ y saca unos pesos. Pero lo cierto es que en las ganaderías eficientes estas cosas ocurren menos porque los productores buscan la eficiencia del rodeo de cría y eso significa la eficiencia del stock. Eso hace que un país tenga más producción de carne. Cuanto menos vacas improductivas tenés, habrá más terneros que luego deben ser engordados. Pero en un país tan difícil como el nuestro, las expectativas terminan siendo poco favorables para los criadores”.
Dillon se metió con otro tema que se instaló en la agenda ganadera de los últimos meses. Sucede que algunos consultores y referentes del sector consideran que a partir de la pandemia del Coronavirus muchos mercados de la carne argentina comenzarán a exigir mayor información sobre los alimentos y que eso llevará a que se deba trazar el rodeo vacuno en forma individual, cabeza por cabeza, para conocer su origen y el proceso. El país,d esde hace años, ofrece a sus clientes un seguimiento por lotes.
El especialista en sanidad animal desestimó de forma contundente los beneficios de una medida de esas características: “¡Trazabilidad individual, por dios! Eso es disminuir la competitividad de la ganadería argentina, es un puñal en el corazón de la ganadería argentina”, enfatizó Dillon.
Explicó: “El coronavirus es una enfermedad de los humanos, no de los animales, por lo cual no veo motivos de hacer trazabilidad individual animal. ¿Qué tienen que ver la vaca, el cerdo o la oveja con esta enfermedad? No hay que trazar los animales por eso. Tienen que tener trazabilidad de lote. Con las buenas prácticas en la industria frigorífica y de la alimentación, ya se tienen por sobra todos los cuidados necesarios”.
Dillon agregó que “en ningún momento se escuchó hablar de eso en otros países y seguimos exportando a China, a la Unión Europea y a Estados Unidos”. Por eso consideró que “exigir ese tipo de cuestiones es no entender que no tiene nada que ver la enfermedad con los animales”.
Finalmente se refirió al tan discutido protocolo sanitario firmado en 2018 que permitió exportar mayor cantidad de cortes vacunos a China, el nuevo gran cliente para la carne vacuna argentina. Este acuerdo obligó a cambios en el circuito comercial de las vacas y elevó las exigencias sanitarias de los criadores.
“El protocolo es una decisión política firmada por el Ministerio oportunamente luego de que se acordara en enero de 2017. Yo voy a hacer una cuestión sencilla y fácil. Nuestros dos mercados por excelencia fueron Estados Unidos y la Unión Europea y ninguno de esos dos mercados nos pidió las exigencias que pide China”.
Le preguntamos si entonces esas exigencias podrían significar en el futuro la posibilidad de que China imponga medidas paraarancelarias a los efectos de regular sus compras. Dillon evaluó: “Podría ser pensado de ese modo. También se podría pensar que ´se fueron de mambo´ porque (los funcionarios chinos) tienen preocupaciones como la de que se genere un problema de salud pública en la población y en eso son muy exigentes, incluso con su propia tropa. Pero son exigencias que no tienen países como Estados Unidos, Europa, Israel, Brasil y que otros países (que firmaron protocolos con China) pusieron cláusulas de salvaguarda para que esas cosas no ocurran”.