Cuando se estableció la cuarentena por el Coronavirus las actividades agropecuarias quedaron exceptuadas de cumplir de forma estricta con el aislamiento social y obligatorio. La medida es de lo más razonable y pone más en evidencia que nunca la importancia del desarrollo agropecuario en tanto proveedor de alimentos y también de las divisas que necesita el país.
Pero mientras el Gobierno nacional iba a una dirección, algunos gobernadores y sobre todo los intendentes de algunos municipios fueron en la otra. El miedo, el desconocimiento o quizás algún otro motivo los llevó a bloquear los accesos a sus cascos urbanos. Lo cierto que el temor a que los camiones difundieran el Coronavirus complicó mucho la logística en plena cosecha de soja y maíz, que este año prometen 52 y 50 millones de toneladas.
Gustavo Idígoras, presidente del Centro de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC) dijo a Bichos de Campo que “ya son 80 los municipios en Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Buenos Aires” que impiden el acceso de camiones. Los picos, según el directivo de los exportadores, se da en territorio santafesino y cordobés.
“Algunas de esas medidas son formales, por decreto, y algunas son más informales, ya que consisten en informar al centro de camioneros que no pueden circular o que si van a un puerto van a estar 14 días de cuarentena. Como si saliesen del municipio y el resto del país estuviera infectado. Eso genero una caída del 50% en las entregas en la recepción de camiones” en los puertos cerealeros, indicó Idígoras.
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Idígoras destaco que el perjuicio provocado por los municipios rebeldes no recae solo sobre un puñado de empresas exportadoras, ya que se ve afectada la producción agropecuaria y también la alimenticia, ya que en muchos casos tampoco se puede transportar -por ejemplo- granos desde un campo o un acopio al molino harinero.
“El pedido que hacemos es que transportar un camión de maíz es lo mismo que mover lácteos. Sin maíz no vamos a tener ni cadena avícola, ni láctea, ni vacuna ni porcina. La industria alimenticia lo necesita. Es importante que hagamos un esfuerzo, que cumplamos la legislación vigente”, reclamó.
Además está en juego el ingreso de divisas en una economía que estaba en la cuerda floja antes de la cuarentena, advirtió el dirigente: “Los países que entraron en cuarentena, todos, excluyeron el comercio exterior para que siga funcionando por lo menos el alimenticio, ya que se transforma es una herramienta básica del Estado para tener sus propios recursos. El ingreso de divisas que tiene la Argentina es únicamente a través de la exportación agroalimentaria y necesitamos esas divisas, no sólo para el Banco Central sino también para importar insumos médicos y los equipamientos que necesita la Argentina”.
Idígoras destacó que ya se calcula una caída del 50% en la recepción de camiones en los puertos. Atribuyó esta disminución sustancial porque los transportistas no puede salir del municipio y entonces no puede transportar desde el campo o el acopio” hacia las terminales portuarias.
Con respecto a la legalidad de esas medidas, dijo: “Los municipios tienen competencias sobre su territorio, pero ahora hubo varios dictámenes que han determinado que cuando se trata de la salud pública y hay una norma nacional es de cumplimiento obligatorio. Así como se plantea el aislamientos social individual, impedir la circulación de la mercadería alimenticia es un delito como no quedarse en su casa”, finalizó.