Hugo Estavillo es un especialista en la exportación de hacienda en pie desde Uruguay, un negocio que compite con la industria frigorífica en un país que exporta cerca del 80% de la carne que produce. El envío de animales vivos al extranjero le generó competencia a un puñado de empresas que dominan ese sector, pero a la vez es una de las explicaciones de por qué allí el precio del ternero y del novillos es mucho más elevado que en los países de la región.
“Si en Argentina el ternero vale 1,60 dólar por kilo vivo, en Uruguay ese valor llegó a los 2,80 dólares, aunque ahora bajó a 2,40”, explicó el analista uruguayo, que agregó que se llegaron a embarcar cerca de 400 mil terneros en un año, lo que significa más del 10% de los nacimientos de ese periodo, que llegaron a 3,5 millones.
“En Uruguay tenemos una larga historia en la exportación de ganado vivo. Se vende en dos categorías: una es para engorde, que es lo que se hace ahora con mayor frecuencia, especialmente hacia Turquía, pero también se hicieron negocios a Irán y Líbano. Peor también se vendieron vaquillonas Holando y Angus a China. Esto nos llevó a tener una salida a la producción ganadera, que diversifica el comercio y cambio la dinámica del negocio”, señaló en Estavillo a Bichos de Campo.
Escuchá la entrevista completa al uruguayo Hugo Estavillo:
El analista explicó cómo se preparan a los animales y qué destino final tienen. Los terneros deben pasar por un proceso de cuarentena, en un encierre a corral que dura unos 40 días, donde aprenden a comer alimento balanceado y durante el cual se le aplican las vacunas necesarias para evitar enfermedades durante el traslado en barco, ya que la difusión de alguna enfermedad podría generar un número importante de muertes a bordo.
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Los terneros llegan a esa cuarentena con 180 a 240 kilos, y cuando se embarcan finalmente tienen entre 280 a 320 kilos. No deben estar capados por una cuestión religiosa exigida por los compradores. Pero además hay que tener en cuenta que salvo en los países del Cono Sur, el resto del planeta produce machos enteros.
El barco más chico de los que llega a Uruguay carga entre 8 y 9 mil terneros, y el más grande entre 25 y 27 mil animales. A bordo se alimentan con un balanceado que les permite ganar hasta más de 1 kilo diario. En destino, sobre todo en Turquía, que es a dónde más se vende, se los lleva a feedlots, donde se los termina con más de 600 kilos.
Según Estavillo la posibilidad de vender hacienda en pie mejoró la calidad del negocio ya que evitó al concentración de la industria y la posibilidad de su cartelización.
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“Teníamos un oligopolio que manejaba los precios más allá de la relación entre oferta y demanda, y principalmente se castigaba al criador. Los demás serían intermediarios en un producto, pero el criador no puede trasladar nada sino tomar precio y contrastarlo con el costo”, evaluó el especialista.
Y es que, como sucede en la Argentina, la demanda de ganado en el vecino país está concentrada mientras que la oferta aparece muy dispersa. “Te podría decir que los frigoríficos se juntan en una mesa de un café y reunís a todas las empresas frigoríficas del país, mientras tenemos una masa de 40 o 50 mil productores que no entran en un café pero no tienen fuerza de pelear el precio”, comentó Estavillo.
Afortunadamente como criador. Y productor. Sigue la exportación de terneros en pie..agitando el famoso cuello de botella que tuvo siempre el agro.