Por Matías Longoni.-
¿Existe una Cámpora de Cambiemos? El modo en que el gobierno nacional puso a uno de sus militantes a manejar los controles del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) en los estratégicos puertos cerealeros del Gran Rosario, de dónde sale 75% de las exportaciones agrícolas argentinas, abre la puerta para sospechar que por lo menos hay algunas prácticas que se repiten y que emparentan a la gestión macrista con la anterior, aquella kirchnerista a la que tanto se criticaba.
La Cámpora de Máximo Kirchner colocó a muchos de los suyos en cargos clave del Poder Ejecutivo sin respetar los procedimientos formales para llenar cada uno de los casilleros del Estado. Lo mismo hizo Cambiemos ahora en el Senasa, al desplazar a un funcionario de carrera por un reconocido militante del PRO de Rosario, a quien ahora se acusa de haber “usurpado” el cargo. Pequeño problema, la silla en disputa es nada menos la que tiene a su cargo los controles sanitarios sobre las principales exportadoras del país.
Esta crónica intenta ser solo un llamado de atención. No tenemos elementos para decir si los que fueron desplazados son los buenos o los malos; o si los que llegan forman parte de uno u otro bando. Pero sí vamos a decir que hay algo que se hace mal, antes y ahora: tomar el control de los resortes del Estado de cualquier manera parece ser una constante.
Vamos a los hechos.
El 17/08/2016 el Senasa unificó las dos regionales en que estaba dividida la provincia de Santa Fe, y colocó allí al mando a quien estaba a cargo de la regional Santa Fe Norte, el veterinario Víctor di Pasquale. Tenía una larga trayectoria en el organismo, donde había ingresado en los años 80. Y había ganado el cargo por concurso en 2012. A partir de ahí, Di Pasquale pasaría a tener responsabilidad -al menos en los papeles- sobre el puerto de Rosario, donde las sospechas de corrupción y coimas a oficiales del Senasa siempre existieron.
Di Pasquale tenía un antecedente sobre lo problemático que era meter las narices en ese lugar: en 2013, mese después de haber asumido por primera vez la dirección de la regional unificada, pidió información al área de puertos sobre los controles allí efectuados. A las pocas horas fue eyectado del cargo por el ex ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, que lo acusó de “irregularidades” que nunca fueron confirmadas. El veterinario fue repuesto en su puesto un año después, en 2014, pero ya sin injerencia en el puerto, pues la regional había sido oportunamente dividida.
Volvamos a agosto de 2016: Cambiemos ya estaba en el gobierno y Di Päsquale recibía un voto de confianza al quedar al mando de la región reunificada. Pero poco le duró la alegría pues a la par de su designación el Senasa decidió crear una Coordinación de Puertos, Aeropuertos y Aduanas Secas. A cargo de esa área, que dependía formalmente de la regional Santa Fe, se colocó de palabra a un contador llamada Cristian Cunha. No era agente del Senasa ni de ninguna otra dependencia estatal. Era sí un reconocido militante del PRO rosarino: se ocupaba allí de manejar los equipos técnicos.
Cunha ejerció el cargo sin nombramiento formal desde el 18/08/2016 al 02/05/2017, ya que recién entonces las autoridades del Senasa le otorgan un cargo en la decisión administrativa 277/2017. En ese lapso teóricamente debía reportar a su superior inmediato, Di Pasquale, el jefe de la Regional Santa Fe. Pero quien manejaba el crítico puerto rosarino no lo hizo: reportaba directamente al jefe nacional del Senasa, Jorge Dillon, y al vice del organismo, Guillermo Rossi. Pero sobre todo Cunha respondía a quien impulsó su designación en Rosario, el secretario de Agricultura, Ricardo Negri.
En círculos rosarinos se dice que el padrino político de Cunha es en realidad quien dirige una de las facciones del PRO en esa ciudad, el legislador provincial Federico Angelini.
Sea quien sea, el respaldo del Gobierno era evidente. Cunha comenzó a conducir de facto la oficina del Senasa en los puertos rosarinos y hasta designó personal propio, sin el consentimiento del área de Recursos Humanos de la Regional de Santa Fe. Desde allí, Di Pasquela habría advertido varias veces a sus superiores sobre la informalidad de que quien debía controlar las exportaciones agrícolas no tenía una designación formal para hacerlo.
El problema es que en medio de la designación y el nombramiento de Cunha y sus colaboradores (alguno de ellos, según las malas lenguas, habían trabajado antes en alguna de las empresas cerealeras), Dillon firmó la Resolución 37/2017, que modificó el sistema de controles de bodegas que debía efectuar el Senasa en los buques de ultramar que ingresan al Gran Rosario para cargar granos y subproductos. Los relajó. ¿Por qué? Porque hasta ahí el Senasa debía inspeccionar todos los barcos y desde ahí se exceptúan a los que tengan como destino países que no requieren ese tipo de certificados.
Cunha, en base a esa resolución, comenzó a presentarse ante la sociedad portuaria como un “facilitador” de las exportaciones. “Lo que buscamos es tener una línea directa con los exportadores, no tenemos que ser una traba. Debemos facilitar la exportación porque significa divisas que entran al país y mejoran el panorama en su conjunto”, declaraba el funcionario sin nombramiento al sitio ON24 en febrero de 2017.
¿Tocó esta medida los callos de la corrupción en el Senasa de Rosario? ¿O fue una medida funcional a los intereses de las principales empresas exportadoras de esa región? Es un debate abierto. Lo real es que a partir de allí se incrementó la diferencia entre la línea histórica de funcionarios del servicio sanitario y este “camporista” del PRO, que escalaba posiciones de la noche a la mañana.
En medio de este enfrentamiento, el diputado provincial por el Frente Social y Popular, el periodista rosarino Carlos del Frade, presentó una denuncia penal por presunta “inconstitucionalidad” de dicha resolución, solicitó una investigación por el delito de “usurpación de autoridad” por parte de Cunha, y acusó de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”a Mauricio Macri, Marcos Peña, Ricardo Buryaile, Jorge Dillon y el propio Cunha, debido a que habían “exceptuado” de controles a las exportadoras. Fue en junio pasado, a pocas semanas de que finalmente el militante del PRO había sido blanqueado formalmente en su puesto.
La denuncia, es evidente, puso incómodos a todos los protagonistas de esta historia. Di Pasquale, por ejemplo, en julio envió una serie de notas a Cunha solicitando informaciones sobre su actividad y el personal a su cargo, pero el contador se negó a responder los pedidos de su superior inmediato en la estructura formal de la Regional. Muy pornto, este cruce desencadenó el desplazamiento del jefe regional y un nuevo ascenso de Cunha.
En efecto, este 14 de agosto (un año después de la reunificación), el vicepresidente del Senasa, Rossi, firmó la resolución 520/2017 que dispone la “limitación de funciones” para Di Pasquale, y la Resolución 524, que asigna esas funciones en la Regional Santa Fe al contador Cunha, a pesar de que ese tipo de cargos de conducción -por el convenio colectivo de Senasa- debería estar reservado solamente a un veterinario o un ingeniero agrónomo.
“Ustedes son mis compañeros de trabajo, y vengo a trabajar en equipo. Para mí es un honor estar acá, y lo que yo tomé como desafío en Rosario, que hoy hemos cumplido y avanzado mucho, lo quiero para la Regional Santa Fe”, dijo el militante PRO al ser puesto en funciones, esta vez sí con una resolución firmada.
Esta larga historia todavía no terminó. Por un lado, porque la denuncia de Del Frade todavía debe ser analizada por la justicia. Luego, porque allegados a Di Pasquale, el removido funcionario que había ganado su cargo por concurso, presentó un recurso de amparo solicitando ser repuesto de inmediato en sus funciones, ya que cree que fue desplazado sin razones y solo por pedir información a Cunha sobre la actividad del Senasa en la zona portuaria.
En todo caso esta crónica vale por ahora para recordar qué fácil se tientan los gobiernos cuando se trata del control sobre negocios millonarios o sectores estratégicos.
Quien conoce del SENASA, quien trabajo con los puertos de Rosario, quien conoce del sindicato de trabajadores del estado, sabe perfectamente de la corrupción multimillonaria de estos puertos, donde se canaliza año tras año, la verdadera entrada de dólares de esta tierra fértil Argentina. No es la forma de entrar a un cargo la de Cunha. Ahora bien, Di Pasquale que agradezca que no lo investigan y que tome la jubilación, como buen camino, como los jueces a punto de enfrentar un jury. Por que si el, no fue quien hizo, fue quien miro para otro lado y dejo hacer. Cómplice sin lugar a dudas.
Gonzalo, si supieras quien es Cunha..ya te vas a enterar, el arregla con todos los privados, o sea las terminales privadas para que las inspecciones sean “LIGHT”, o sea que el exportador se haga cargo si hay algùn problema, esto ya paso en los 90, lo quisieron hacer con escribanos, pero nunca saliò bien, todo a su tiempo,..hacè de cuenta que es el exportador està a cargo de todo, control de calidad, bodegas, ect, ellos mandan, si el control privado objeta algo, inmediatamente cambian el inspector, todo va apuntado a que sea una sola empresa la que haga el trabajo, o sea fitosanitario, Certificado Argentino d Calidad, bodegas,…la empresa es Control Union, que es afin al gobierno de cambiemos.