Esta semana, la AFIP dictó la Resolución 4635 y se despertó polémica entre los actores privados del sector frigorífico. Raro, muy raro, porque lo que hace esa resolución es reducir los montos que deben pagar los frigoríficos y matarifes a cuenta de l IVA cada vez que quieren sacrificar un bovino, los famosos VEPs. Es el sistema que puso en marcha el gobierno en 2016: si los frigoríficos no acreditan haber pagado ese VEPs ante la AFIP, la Dirección Comercial de Control Comercial Agropecuario (la ex ONCCA) no te habilita la faena. En resumen, quien no paga no faena.
En esa resolución, en concreto, la AFIP redujo el valor del VEP por cabeza que cobra a frigoríficos y matarifes cerca del 25%. En realidad, adecuó los niveles de ese anticipó que hasta octubre pasado estaba en 100 pesos por cabeza (para una planta frigorífica y solo como adelanto de IVA) y en noviembre había subido a 200 pesos, el 100%. Ahora ese valor bajaría a partir de diciembre a 150 pesos.
“Razones de buena administración tributaria aconsejan adecuar los importes de los pagos a cuenta para el período comprendido entre los meses de diciembre de 2019 y abril de 2020”, dijo la AFIP, aceptando que se le había ido la mano con el anterior aumento.
En vez de festejos porque por una vez en la vida la AFIP reduce el nivel de presión fiscal, en la cadena de la carne se armó quilombo. Y es que, a través de una nota publicada por Clarín, el reelecto presidente del Consorcio de Exportadores de Carne ABC, Mario Ravettino, se quejó a viva voz de la medida y hasta sugirió que la rebaja constituía “una amenaza contra la formalidad y transparencia de la industria de la carne”.
“Es una señal categórica a la informalidad, un retroceso al compromiso de todos los faenadores que debemos advertir, no podemos dejar de señalarlo”, expresó Ravettino, que representa al selecto grupo de 20 o 30 frigoríficos que están exportando carne en volúmenes récord y que han realizado negocios hasta octubre pasado por casi 2.400 millones de dólares. Para ellos, queda claro, el nivel del anticipo debe ser muy alto. Eso garantiza, según ellos, la transparencia del mercado.
Un tufillo a concentración quedó flotando en el aire después de estas declaraciones de Ravettino, quien viene atravesando con éxito en el ABC las diferentes gestiones gubernamentales: el directivo fue muy escuchado tanto por el ex secretario Guillermo Moreno como por los nuevos funcionarios del macrismo. Desde hace añares que este sector de la industria exportadora se vale de distintas triquiñuelas sanitarias y comerciales para intentar tener una mejor posición frente a un conjunto de frigoríficos consumeros y matarifes que -no siempre con buenas artes- dominan el negocio de la carne sobre todo en el conurbano bonaerense, finalmente el mayor mercado que tiene este producto.
¿Por qué Ravettino criticaría una rebaja del anticipo obligatorio que deben pagar los frigoríficos antes de cada faena? El razonamiento del sector “consumero” fue que los frigoríficos exportadores quieren hacer valer la billetera que están llenando a pasos acelerados por sus negocios en el exterior. Es decir, como ellos pueden pagar tranquilamente con esas divisas los VEPs más altos definidos por la AFIP, pretenden mantener ese anticipo en los niveles elevados, pues esto dejaría fuera de competencia a otros operadores que no tienen esa vía de financiamiento, pues cobran en pesos y a los premios.
Se lo dijeron con todas las letras, en un comunicado, los matarifes nucleados en CAMyA (Cámara de Matarifes y Abastecedores). “En un ejercicio desmedido de su poder económico y de lobby, vemos como uno de los pocos sectores favorecidos en este contexto de recesión económica –encabezados por el Consorcio Exportador ABC- protesta por una medida justa y reclamada por el 85% de la cadena de comercialización y producción de carne vacuna”, señalaron en un comunicado.
Los matarifes también defendieron la rebaja definida por la AFIP, ya que “el ente recaudador comprendió que este incremento podía repercutir en el precio de la carne, en un momento en que la escasez de producto, consecuencia de las exportaciones y el aumento de la mayoría de los costos, hace que el aumento de precios se traslade a las carnicerías y como consecuencia a las familias. De esta manera y mostrando una actitud valorable y contemplativa hacia todo el sector, AFIP retrotrajo parcialmente el aumento, a partir de las demandas y explicaciones de todas las cámaras y asociaciones de la cadena”.
Un análisis técnico y frío justifica la rebaja de la AFIP con mucha mayor contundencia. Afirma que si la AFIP mantenía el valor del VEPs en 200 pesos por animal (lo que equivalía a un ‘valor pleno’ de 320 pesos por cabeza para los usuarios y a 350 pesos para los frigoríficos), lo que iba a suceder es que dicho anticipo iba a superar los montos impositivos que debía cobrar finalmente el Fisco, con lo cual se daría lugar a conflictos que podrían terminar en la justicia, poniendo en jaque a todo este sistema que permitió blanquear gran parte de la cadena.
Para sostener este razonamiento, el análisis define que los valores de una res elaborados por la Dirección de Mercados del Ministerio de Agricultura eran cuando se puso en marcha el sistema de “quien no paga no faena” de 10.804 pesos (marzo de 2017), y al último 31 de octubre, debido a la inflación, esa misma res valía 24.877 pesos. Es decir, subió casi dos veces y media. Más precisamente 2,3 veces.
El sistema de VEPs arrancó con un nivel de 80 pesos por cabeza en marzo de 2017 y con el primer aumento definido por la AFIP llega ahora a los mencionados 320 pesos por cabeza, se multiplicó 4 veces. Es decir, que la tasa de incremento del anticipo fiscal fue superior a los aumentos sufridos por el bien a gravar, la res. Si se hubiera aplicado el coeficiente de ajuste de 2,30, el valor del VEP debería ser actualmente de 184 pesos. Por eso la presión creció más allá de lo recomendable y de allí la corrección. Esta situación se da incluso con la rebaja que regirá a partir de diciembre, y que ubica el valor pleno del VEO en 240 pesos por cabeza.
El valor pleno surgen de la suma del anticipo que cobra la AFIP, y que le permite anticipar el cobro del IVA, que es un impuesto nacional, con un anticipo semejante que suelen aplicar ARBA en la provincia de Buenos Aires, y otros entes de recaudación provincial, como anticipo de Ingresos Brutos.
Por esa razón los matarifes cuestionaron muy duramente a los exportadores, a quienes acusan de querer concentrar la actividad. “Quien muestra disconformidad con la medida es el gran favorecido de este proceso, que ignora la realidad económica y social que vive la población argentina y solo quiere ganar más eliminando a los pequeños y medianos competidores. Con su fuerte poder de negociación y lobby, impulsan medidas comerciales, fiscales e impositivas, que no solo tienen consecuencia en los industriales y comerciantes sino fundamentalmente en el aumento de los precios que pagan las familias”, denunció la CAMyA.