En 1956, en una Francia que aún transitaba los últimos tramos de la reconstrucción de la posguerra y donde el consumo masivo comenzaba a moldear nuevos hábitos, un joven ingeniero llamado Jean-Noël Bongrain se encerró en un pequeño laboratorio para resolver un problema casi doméstico: cómo lograr que un queso blando mantuviera siempre la misma textura, el mismo perfume, la misma suavidad.
De ese experimento nació Caprice des Dieux, pero también algo más profundo: un modelo que sacó al queso del terreno genérico y lo llevó al universo de las especialidades, con marca, carácter y valor agregado.

Aquella obsesión técnica fue la piedra fundacional de lo que hoy es Savencia Fromage & Dairy, el quinto grupo quesero del planeta, presente en más de 120 países y apoyado en 22.751 empleados distribuidos en regiones tan distintas como Europa, América Latina y Asia.
Ese largo recorrido se entiende mejor mirando sus números recientes. En 2024, Savencia facturó poco más de 7.100 millones de euros, mostrando un crecimiento del 5,1% respecto del año anterior, con un resultado neto de 126 millones de euros y un flujo de caja operativo sólido, que trepó a 386 millones de euros.
La compañía no publica un detalle regional de sus ventas, pero estimaciones de mercado coinciden en que su actividad se reparte de manera relativamente equilibrada entre Francia, el resto de Europa y los mercados internacionales. La materia prima también llega de todas partes: 5.000 millones de litros de leche adquiridos globalmente, procesados en una red industrial distribuida por Europa, América, Asia y África.

La estructura productiva se organiza en tres grandes segmentos. Por un lado, el negocio Retail, que reúne marcas icónicas de quesos y productos lácteos, Caprice des Dieux, St Môret, Fol Epi, Géramont, Le Rustique o Ile-de-France, y constituye la cara más visible para el consumidor. A eso se suma Food Service, donde Elle & Vire Professionnel es un actor clave para el abastecimiento de gastronomía, pastelería y hotelería en múltiples países.
El tercer bloque es Ingredientes y productos lácteos industriales, un negocio más expuesto a la volatilidad internacional, pero que en los últimos dos años se convirtió en uno de los motores del crecimiento orgánico del grupo gracias a la recuperación de las grasas lácteas y al avance de las especialidades de valor agregado. A septiembre de 2025, este segmento era el que más traccionaba: 5,6% de crecimiento orgánico frente al magro 0,5% de la categoría de quesos, en un contexto de mercados atípicos y monedas sudamericanas debilitadas.
La estrategia global de Savencia combina dos prioridades: consolidar su modelo de especialidades lácteas y avanzar en metas ambientales más estrictas. El grupo presentó ante la iniciativa internacional SBTi un plan para reducir de forma sostenida sus emisiones, con objetivos fijados para 2035 y la meta de alcanzar emisiones netas cero en 2050. Ese compromiso ya se refleja en acciones concretas, como el acuerdo firmado en Francia con la cooperativa Agrial, que alcanza a más de 1.300 productores y 1.000 millones de litros de leche bajo programas de reducción del impacto ambiental. Además, la compañía avanzó en el rediseño de sus envases: hoy, el 86,8% son reciclables o biodegradables.
Recién después de recorrer esa estructura global se entiende qué significa, para un país como Argentina, meterse dentro de una maquinaria de semejante escala. Savencia desembarcó en el país en 1990, mediante la adquisición de marcas locales como Santa Rosa, Adler y Bavaria, lo que le dio un pie en el retail. Su peso se magnificó cuando compró Milkaut, integrada formalmente en 2011, y terminó de tomar vuelo cuando, más de una década después cuando adquirió Ilolay, una de las firmas más tradicionales y con mayor capilaridad en el centro-oeste santafesino.
Hoy, esa combinación ubica a Savencia entre los tres mayores grupos lácteos del país, detrás de Mastellone y Saputo, de acuerdo con estimaciones de mercado.
La operación argentina no es un pie de página en un balance, sino un entramado industrial que se despliega sobre la cuenca lechera santafesina. Savencia opera siete plantas en la provincia de Santa Fe. En Franck, produce cremas, dulce de leche, yogures y leches; en San Jerónimo, se especializa en quesos frescos y fundidos; en Las Parejas, concentra la producción de queso azul; en Colonia Nueva, realiza la maduración de quesos duros; en Bella Italia, gestiona un complejo versátil que elabora leche larga vida, manteca, dulces, yogures y quesos blandos; en Arrufó, se orienta al reggianito; y en El Trébol, fabrica semiduros como tybo y gouda.
A esta red se suma una planta de ingredientes -proteína de suero y lactosa- que convierte a la filial en una de las pocas productoras de lactosa de Sudamérica con capacidad exportadora.

En lo productivo, Savencia concentra un formidable caudal de leche. Las cifras precisas no figuran en documentos oficiales de la firma, pero informes sectoriales coinciden en que la combinación Milkaut-Ilolay coloca al grupo en una franja que oscila entre los 1,5 y 2 millones de litros diarios, lo que explica buena parte de su peso en el podio lácteo nacional.
Esa escala se sostiene con una red de tambos que figura en los reportes globales: 268 productores argentinos integrados en programas de asistencia técnica, calidad, bienestar animal y recambio generacional.
El portafolio local se apoya en marcas de profundo arraigo. Milkaut mantiene liderazgo en dulce de leche, quesos y yogures; Santa Rosa sostiene el segmento de quesos finos; Adler y Bavaria ocupan nichos específicos, mientras que Ilolay aporta volumen, distribución territorial y un vínculo histórico con productores de la zona centro-oeste de Santa Fe.

La operación local también acompaña el capítulo ambiental del grupo. Savencia Argentina impulsa un programa de forestación que ya suma más de 3.500 árboles plantados en campos de tambos proveedores, y en 2024 firmó un acuerdo con YPF Energía Eléctrica para abastecer con energía renovable a sus principales instalaciones.
El rol de Argentina dentro del mapa global de Savencia es claro: un hub productivo cercano a la materia prima, con marcas de fuerte penetración en consumo masivo, capacidad industrial instalada y un potencial exportador que acompaña la estrategia de especialidades lácteas del grupo.





