La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) declaró oficialmente que el año 2026 será el Año Internacional de los Pastizales y los Pastores. En la Argentina existen pocos ambientes en los que la figura del pastor sea tan relevante como en otras regiones del planeta. Pero sí existen todavía muchos ecosistemas donde los pastizales naturales juegan un rol fundamental en las actividades ganaderas.

En un comunicado, la Fundación Vida Silvestre Argentina y WWF remarcaron la importancia de este anuncio y la necesidad de trabajar a nivel nacional, regional e internacional para lograr una efectiva protección de estos ambientes. “El objetivo es generar conciencia y fortalecer la influencia política en todos los niveles para garantizar la conservación y el uso sostenible de estos ecosistemas clave”, indicaron esas organizaciones.
Vale recordar que los pastizales y las sabanas naturales proveen funciones ecológicas irremplazables: almacenan carbono, regulan el ciclo del agua, previenen inundaciones, evitan la desertificación y erosión de los suelos, purifican el aire y tienen un rol preponderante en la seguridad alimentaria a través de la producción responsable de alimentos. En la Argentina, la erosión es un proceso natural que los debilita. Pero también juegan un papel dañino el crecimiento desordenado de las urbanizaciones y el avance de la agricultura.

Según Vida Silvestre, estos ecosistemas cumplen un rol vital en el equilibrio ecológico del planeta, ya que cubren cerca del 54% de la superficie terrestre y albergan el 33% de los puntos críticos de la biodiversidad global, con especies únicas y propias de estos ambientes. Además ofrecen medios de vida a comunidades locales, contribuyen a mantener la identidad cultural y son fuente de recreación, conocimiento y turismo.
Pero además los pastizales y sabanas son reservorios de carbono estables y resilientes, especialmente en regiones propensas a incendios o sequías. Es por esto que son vitales para enfrentar el cambio climático, dado que, almacenan entre el 25% y el 35% del carbono terrestre, principalmente en forma de carbono orgánico del suelo (SOC).
“Reconocer el valor de los pastizales es fundamental para diseñar estrategias climáticas más integrales y efectivas. Preservarlos implica proteger tanto las especies nativas y los servicios ecosistémicos que brindan a la sociedad, como los valores culturales que estos paisajes representan”, afirmó Sebastián Fermani, director de conservación de Vida Silvestre Argentina.

Los pastizales y sabanas son ecosistemas históricamente subvalorados, pero hoy su reconocimiento global está creciendo.
Complementando a la iniciativa impulsada por FAO, durante el Congreso Mundial de la Naturaleza en Abu Dabi, llevado a cabo en octubre pasado, se aprobaron tres mociones históricas que fortalecen el papel de los pastizales y sabanas en la agenda de conservación y cambio climático.
Sin embargo, en el marco de la COP30 de Cambio Climático, que se realizó en el pasado mes de noviembre en Belém, Brasil, los pastizales y sabanas no fueron incorporados en las negociaciones climáticas globales.
En Argentina, los pastizales y sabanas naturales son el hogar de especies nativas emblemáticas como el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), el ñandú (Rhea americana), el cardenal amarillo (Gubernatrix cristata) y el puma (Puma concolor), entre otras.
Sin embargo, siguiendo la tendencia mundial, la expansión agrícola, el sobrepastoreo y el cambio climático amenazan su equilibrio: se estima que entre 2000 y 2019 se perdieron más de 3 millones de hectáreas de pastizales naturales, siendo la ecorregión pampeana la más amenazada.
Los cambios en el uso del suelo, principalmente para actividades agropecuarias no sustentables y expansión urbana, han reducido y alterado significativamente los ambientes de pastizales y sabanas de la Argentina. Son los ecosistemas más transformados, y por ende los más escasos.

“Desde Fundación Vida Silvestre Argentina promovemos prácticas de manejo sustentable, como la ganadería compatible con la conservación, que permiten producir y conservar. Además, trabajamos para promover la creación de áreas protegidas y conservadas, tanto públicas como privadas, y desarrollamos e implementamos acciones de restauración en nuestras áreas prioritarias de pastizales y sabanas de Argentina”, afirmó Sebastián Fermani, director de conservación de esa entidad.
“El mensaje es claro: sin pastizales y sabanas saludables, no habrá equilibrio climático posible y se perderán muchos servicios ecosistémicos esenciales para la vida de las personas”, concluyó Fermani.





