A menos de que se produzca a muy pocos kilómetros del puerto, el precio que figura en las pizarras de la Bolsa de Comercio rosarina recibe algunos “recortes” antes de llegar al productor. Es bien sabido que a eso debe restarse un amplio abanico de “costos de comercialización”, en los que se incluye a los impuestos, comisiones, secado, mermas, y, además, el de logística, un condicionante muy fuerte para muchas producciones federales.
En plena campaña maicera -signada por una mejora en la superficie respecto a años anteriores- la Bolsa de Cereales de Entre Ríos sacó la calculadora y determinó con exactitud cuánto pierden los productores de cada zona por enviar sus granos al Gran Rosario.
Spoiler alert: es tanto, que aseguran que se terminan creando “zonas marginales por distancia”, independientemente del rinde y la calidad de lo producido.
En un informe recientemente difundido, la Bolsa de Cereales entrerriana apuntó que “en el caso de cultivos de alto volumen y bajo precio (con relación a la soja) como es el caso del maíz, el flete largo juega un papel casi definitorio en el margen que le queda al productor”, y detalló las pérdidas que se provocan de acuerdo a cada zona productiva.
En ese sentido, “independientemente de los rendimientos logrados”, la entidad demostró cómo subsiste una ecuación sencilla: a mayor distancia del puerto, el maíz entrerriano es menos competitivo.
Mientras que para los departamentos más cercanos -como Victoria o Diamante- el costo del flete oscila entre el 6 y el 9% del valor total, en las zonas más alejadas -como Feliciano o Federación-, los productores llegan a perder entre el 15 y el 18% sólo por ese ítem. En términos de producción, significa por ejemplo que un productor con 5.000 kg/ha en Victoria estaría destinando 400–450 kg/ha exclusivamente al flete, mientras que en Federación el “costo en rinde” puede superar los 800 kg/ha.
Volviendo al párrafo inicial de esta nota, cabe recordar que a esos valores restan todavía sumarse muchos otros costos en la ecuación.

La del costo logístico no es una discusión nueva para el agro argentino, que desde todas sus latitudes advierte que se torna inviable ser competitivo y rentable cuando se produce a más de 200 kilómetros del puerto. De hecho, ese es usualmente el reclamo que se escucha desde el norte, que insisten en la recuperación del ferrocarril, pero ahora también toma fuerza en pleno Litoral, a una distancia mucho más cercana de la vía de salida de la producción.
En promedio, un 65% del maíz entrerriano se destina cada año a exportación y, también en promedio, esa producción recorre unos 230 kilómetros antes de llegar al puerto. Eso, destaca la Bolsa de Cereales provincial tiene una incidencia en los costos de “alrededor de 35.580 pesos por tonelada”. Claro que en promedio, por lo que es aún mayor en las zonas más distantes.
“A mayor distancia, menos kilogramos le quedan al productor para hacer frente a los gastos, con lo cual el margen es menor y en la mayoría de los casos desalienta dichas siembras, transformando estas zonas marginales por distancia”, destaca el informe.
No obstante, el panorama pecaría de incompleto si no se tuviese en cuenta que lo que no se exporta de la producción de maíz entrerriano, unas 3,1 millones de toneladas, se vende en el mercado interno. El principal destino es la producción animal -sobre todo, avícola, una importante actividad en la provincia- y los envíos se concentran en los departamentos de Uruguay (19%), Paraná (15,2%) y Colón (12,7%).
Con ese matiz, entonces, el mapa de rentabilidad es opuesto: las zonas consideradas marginales en relación con el puerto de Rosario, como el norte y este de Entre Ríos, se tornan competitivas respecto a los polos de consumo interno.

“Un productor en Federación, que enfrentaba un costo equivalente al 18% de su rinde para ir a Rosario, se encuentra a sólo 173 km del polo avícola de Colón. Con un costo de flete a este destino de $32.692, su incidencia se reduce a sólo 12%”, ejemplifica la entidad. Lo mismo le ocurre con el maíz del este, como Concordia o Villaguay.
No es menor el salvataje que brinda entonces la demanda provincial, a tal punto que se lo considera mucho más que un complemento a la exportación. “Es un amortiguador fundamental frente a los mayores costos logísticos”, detalla la Bolsa entrerriana, que, aunque no siempre garantiza precios ideales y puede verse afectada por diversos factores productivos, llama a fortalecerla.
A fin de cuentas, justamente cuando celebran la recuperación paulatina de la superficie de maíz en comparación a la soja, es un elemento clave para evitar que la distancia del puerto termine convirtiendo campos productivos en zonas marginales sólo por el costo del flete.





