El mercado ganadero está muy picante. Los precios siguen firmes en casi todas las categorías con la excepción de las vacas tipo conserva y manufactura con las que se atiende al mercado chino, que se enfrió en las últimas semanas a la espera de las medidas que tomará su gobierno respecto de la importación del producto.
El resto se fue todo para arriba y por el ascensor, mucho más rápido de lo que han subido los precios de la carne en la góndola, que van por la escalera a pesar de las quejas de la gente, que ya comienzan a escucharse. Este desfasaje complica a frigoríficos y matarifes, que deben bancar la parada.
Esa brecha es consecuencia de la imposibilidad que tiene la demanda interna, el argentino que todavía consume medio centenar de kilos de carne vacuna por año, de soportar tales incrementos. De todos modos, bastante bien lo hace a juzgar por los saltos en los precios en la góndola y la evolución de salarios e inflación promedio de la economía argentina.
Una comparación realizada por la Cámara de Matarifes y Abastecedores sobre los precios de los diferentes cortes en una carnicería de zona oeste muestra que en los dos últimos meses hubo aumentos de hasta 48% en el kilo de asado, o del 42% en el matambre. El corte que menos subió fue el ojo de bife, para el publico de buen poder adquisitivo, que lo hizo 11%.
Una nueva pulseada está sucediendo. En el Mercado Agroganadero de Cañuelas los novillos promediaron 3.800 pesos en la primera quincena de este mes lo que significó una suba de 20%. Los novillitos aumentaron a 3850 pesos por kilo vivo y el incremento fue de 15%. La misma suba tuvieron las vaquillonas. En el caso de las vacas el aumento fue de 11%, de menor porcentaje porque -como dijimos- la demanda para exportar a China se pinchó.
Mientras tanto la carne vacuna tuvo subas mucho menores.
Según el informe de precios del IPCVA, en la primera parte del mes el valor promedio del kilo de carne fue de 14.000 pesos, lo que indica un incremento de 9,7% promedio en las carnicerías de la zona AMBA (Ciudad de Buenos Aires y Conurbano). Pero ese valor, de todos modos, no contempla los reacomodamientos de las últimas horas.
En tanto, en los supermercados el incremento fue menor, de 5,6%, según el IPCVA. Sucede que estas grandes bocas de expendio pueden compensar con la venta de otros productos, pero el carnicero no y por eso se ve obligado a trasladar al precio final incrementos mayores cuando le bajan la media res con aumnento.
Esta semana, el dirigente de la Cámara de Matarifes, Leonardo Rafael, dijo en sus redes sociales: “Es problemático que se hayan metido en la compra de hacienda los invernadores”, que no encuentran terneros y tienen mucho pasto para las recrías, por lo que llevan ganado que se vendió para la faena nuevamente a sus campos. Para él, esa competencia inusual también impulsa las cotizaciones.
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Luego agregó que se complicó la cobranza para los distribuidores: “Los carniceros no pueden juntar la plata”, explicó. Eso implica que se deba dar más plazo de parte de los matarifes y asumir mayores riesgos.
“Las subas del 20% de la hacienda cuesta trasladarlos. Ojalá se logre para que sigan funcionando nuestros negocios”, indicó Rafael.




