El presidente Javier Milei decretó este lunes una rebaja a 0% de los derechos de exportación (DEX) o retenciones de ciertos aceites. ¿El de soja? ¿El de girasol? Para nada. Los que no tributarán más este peaje para salir del país serán los “aceites de petróleo o de mineral bituminoso”. Es decir, los que produce el sector que explota hidrocarburos no renovables.
El Decreto 811/2025 está hecho a la medida del sector petrolero y vuelve a discriminar al sector agroindustrial. Ya había sucedido lo mismo con los bienes industriales y sobre todo con la actividad minera, para los cuales se eliminaron estos derechos distorsivos. En el agro, en cambio, los aceites y otros subproductos de la soja o el girasol solo gozaron del beneficio de no pagar retenciones por apenas 48 horas a fines de septiembre, cuando el gobierno de Milei pactó con las agroexportadoras ese beneficio para 19 millones de toneladas de exportación a cambio de un anticipo de divisas por 7.000 millones de pesos.

Pero vamos a la nueva medida, que el Ejecutivo tomó una vez más amparándose en el Código Aduanero que, supuestamente, le permite mover las alícuotas de DEX hacia arriba o hacia abajo, según le plazca.
“El Gobierno Nacional ha adoptado como objetivo la simplificación administrativa y la reducción o eliminación de tributos, en tanto estas modificaciones no comprometan el equilibrio fiscal”, dice el nuevo decreto que exime de retenciones a las siguientes posiciones arancelarias:
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Esas posiciones de la Nomenclatura Común del Mercosur se corresponden con ciertos aceites y lubricantes de origen en el sector petrolero y no producidas por el sector agrícola. El aceite de soja, de hecho, pagaba 31% al comienzo de este gobierno y ahora está tributando un 24,5%.
Los argumentos de baja competitividad esgrimidos por los productores agropecuarios no cuajan cuando el que está en juego es el equilibrio fiscal o el propio plan electoral de Milei.
En cambio, con los aceites de origen petrolero, se esgrime que “la coyuntura de comercio internacional y la necesidad de fortalecer la posición competitiva de la producción nacional en los mercados globales exigen una pronta y eficaz adopción de medidas que permitan sostener y expandir la actividad exportadora, alineando así las políticas de reducción del costo fiscal y financiero asociado a la exportación de bienes con los principios de la libertad y una mayor apertura del comercio que impulsen el crecimiento de las cadenas de valor industriales”.
En medio de ese discurso tan salamero, en el artículo 1° de su decreto, que también firman Manuel Adorni y Luis Caputo, el Presidente dispone que se eliminen los derechos de exportación sobre ese tipo de aceites, que habían sido previamente fijados por otro decreto de 2020. Esa norma establecía que los aceites y lubricantes del sector petrolero pagarían 8% de retenciones en caso de que sus valores superasen un cierto precio internacional, fijado entonces entre 45 y 60 dólares por barril de petróleo.
“Como antecedente de la presente medida se dictó el Decreto 305/25, mediante el cual se fijó en 0% la alícuota del Derecho de Exportación para diversos productos industriales con valor agregado”, explicó el Ejecutivo en los considerandos de la norma, metiendo todavía más el dedo en la llaga abierta del agro.
Y agrega, más adelante: “El presente decreto procura asegurar el máximo posible de valor agregado en el país con el fin de obtener un adecuado ingreso para el trabajo nacional y promover, proteger o conservar las actividades nacionales productivas de bienes o servicios, así como dichos bienes y servicios”.
Necesitado de exagerar, el gobierno abunda: “Esta medida constituye una medida (sic) focalizada de política comercial externa que atenúa costos marginales, mejora precios de exportación y reduce la brecha frente a competidores internacionales, sin comprometer de manera significativa los niveles de recaudación tributaria”.
Totos estos párrafos podrían caerle como anillo al dedo al sector agrícola. Pero no.





