Este jueves la Casa Blanca informó que firmó cuatro acuerdos comerciales con cuatro naciones hispanoamericanas: Guatemala, El Salvador, Ecuador y la Argentina.
El anuncio, que no abunda en detalles, menciona que ambos “países abrirán sus mercados recíprocos para productos clave”, aunque no abunda en precisiones, que es justamente lo que se requiere en tales casos para que los sectores beneficiados y perjudicados puedan saber a qué se enfrentan.
En lo que respecta al sector agroindustrial, causó sorpresa que el anuncio realizado por EE.UU. indicara que “ambos países acordaron trabajar para estabilizar el comercio mundial de soja”. Semejante afirmación, sin brindar ninguna otra precisión, generó confusión.
“Valoramos toda iniciativa orientada a fortalecer la inserción internacional del país y a promover reglas claras y previsibles para el comercio y la inversión”, señaló Ricardo Marra, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, con relación al anuncio del acuerdo comercial.
“Se trata de un anuncio significativo, que abarca múltiples sectores productivos. Vamos a esperar el texto final y evaluarlo técnicamente junto a los sectores que integran la Bolsa.” señalo –precavido– el titular de la entidad cerealista.
Vale recordar que un mes atrás la secretaria de Agricultura de EE.UU., Brooke Rollins, había afirmado que estaba en conversaciones con países de América del Sur para ver la posibilidad de enviarles soja estadounidense ante el conflicto comercial con China.
Si bien posteriormente EE.UU. y China reiniciaron negociaciones, la realidad es que, en plena cosecha de soja, no existen aún novedades concretas sobre grandes volúmenes de embarques de poroto estadounidense destinado a la nación asiática.
La realidad es que el mayor importador de soja sudamericano es la Argentina, que en el presente ciclo comercial 2024/25 debería comprar 6,50 millones de toneladas de poroto, según estimaciones oficiales de la Secretaría de Agricultura de la Argentina.
Más allá de lo que finalmente diga el texto del acuerdo, para que la operación sea rentable, la soja originada en Golfo de México (EE.UU). debería tener un valor mucho más bajo que el FOB Rosario, de manera tal que no sólo absorba el costo del flete necesario para atravesar el océano Atlántico, sino que brinde el incentivo indispensable para generar la operación. Y eso claramente no sucede en la actualidad.
Sin embargo, tal como hizo el presidente de EE.UU., Donald Trump, en otras oportunidades, no puede descartarse que emplee algún mecanismo no tradicional para forzar la exportación de soja estadounidense hacia la Argentina.
Por el momento, la Cancillería argentina no publicó ninguna precisión ni comunicado sobre el acuerdo anunciado por la Casa Blanca, así que habrá que esperar precisiones oficiales al respecto.







