¿Vacunar o no vacunar contra la fiebre aftosa? Esa fue la pregunta que flotó de fondo en una charla que puso a dialogar a representantes del sector ganadero de Argentina, Brasil y Uruguay. Fue durante la cuarta edición del Congreso Federal Ganadero, realizado hoy en la Bolsa de Comercio de Rosario, que lejos de pretender meter púa apuntó a contraponer experiencias y posturas sobre un tema siempre astilloso.
El encargado de romper el hielo fue Dardo Chiesa, coordinador de la Mesa Nacional de Carnes, quien rápidamente sentó el tono de la charla. “La vacunación es un método preventivo y hoy te pagan lo mismo vacunando o no”, dijo, marcando así que el beneficio comercial de no hacerlo, a priori, no es tal.
“En todos los foros internacionales Argentina sostiene que libre es libre. Y eso va Y eso va tomando cada vez más posicionamiento en la OMSA: no tenemos más circulación viral. Es un tema mío si vacuno o si no vacuno y me arriesgo a lo otro. Alemania estuvo 38 años sin aftosa y le entró. ¿Estamos inmunes a una reintroducción? No, de ninguna manera. El tema es como nos preparamos ante un evento adverso”, señaló Chiesa, abriendo paso a otra problemática central del encuentro.

“Acá lo importante no es si aparece o no, sino que capacidad tenemos como servicio sanitario, y como privados, de poder solucionar un problema. En Argentina ya pasó, ya dejamos de vacunar y el gobierno eligió el peor camino: esconder todo bajo la alfombra. Y explotamos. Perdimos no solo por la aftosa sino también por credibilidad internacional que cuesta un Perú volver a recuperar”, indicó a continuación.
En este punto, y viniendo de unas palabras previas de la actual titular del Senasa, Beatriz “Pilu” Giraudo, Chiesa coincidió en que las cosas se pueden hacer “mejor, más rápido y más barato”, pero consideró que casarse con una única metodología no es opción, y marcó una cierta desconfianza del sector para con el servicio sanitario local.
“En Argentina el sistema de control de aftosa es mixto, coparticipativo y solidario. En el sector productivo, privado, queremos estar dentro del Sistema cuando se termine la vacunación y la vigilancia epidemiológica. Ya nos quedamos afuera, se la quedó el Estado y perdónme pero no nos fue bien y no tenemos confianza. A lo mejor en unos años se revierte. Pero esta participación, con una enfermedad que nos deja afuera de todos los mercados, no la queremos entregar”, reconoció.
¿Puede Argentina entonces, frente a esa desconfianza, avanzar hacia un esquema donde no se aplique más la vacuna? Chiesa concluyó: “Si a Brasil le va bien dentro de unos años, empezaría a mirar. La ciencia y la tecnología avanzan rápidamente. La OMSA dijo que los países que dejan de vacunar, entre 4 y 7 años tienen un evento. Yo quiero ver, si pasa ese evento, cómo reaccionamos”.
La charla continuó con la exposición de Rafael Ferber, presidente de la Asociación Rural de Uruguay (ARU), quien continuó con el razonamiento del argentino.
“En el 2000 tuvimos un foco de aftosa y en 2001 explotó la bomba. El impacto para Uruguay fue de 730 millones de dólares, aproximadamente el 3,8% del PBI. En 2003 volvimos a ser libres de aftosa con vacunación, algo que fue invento uruguayo. Volvimos a entrar a Estados Unidos, a Japón. Desde 2022 les mandamos lengua y desde 2024 entramos con estómagos a china, y con carne ovina y bovina con hueso a Israel. Todos estos casos son evidentes por demanda del otro lado. El mundo exige carne, nosotros damos garantías, y es obvio que vacunar o no vacunar no tiene un efecto comercial”, indicó Ferber.
Durante los años que el país lleva libre de la enfermedad, se exportó carne por 2.267 millones de dólares, con volúmenes anuales que alcanzan las 522 mil toneladas. En comparación, la vacunación les implica un gasto de 32 millones de dólares por año.
“Un tercio de eso que facturamos por exportaciones es lo que perdimos con aquel foco. Hoy venimos en un proceso de constante, seguro y estamos cómodos. Si volviera la enfermedad perderíamos 2 mil millones de dólares por el cierre total, y mil millones si es el 50% d los mercados. Tenemos estudios que dicen que por cada mil casos de brotes de aftosa tenés una disminución de 36.1% en las exportaciones con los siguientes años. El golpe es enorme, cuesta salir y sale carísimo”, señaló el ganadero.
Y al igual que lo hizo Chiesa, el uruguayo puso sobre la mesa la postura del país sobre dejar de vacunar. “¿Para qué?”, dijo en principio.
“¿Dejar de vacunar para tener mejores mercados? Si ya enviamos lengua a Japón y somos el tercer precio del mundo. Un mercado que anhelemos y que justifique el riesgo no. No tenemos cerdo, es una realidad, pero ¿por qué tomaríamos el riesgo? A Alemania le costó mil millones de euros salir del foco. Pongan eso en la situación de Uruguay”, afirmó.

En el cierre, Ferber le tiró un dardo a Brasil: “Es una lástima que se haya bajado del libre con vacunación porque nos debilita. Con la demanda de carne que hay, llega un punto que van a tener que aceptar que estamos libres de aftosa, y que cómo lo manejamos es tema de cada uno”.
El tercer disertante de la charla fue Gedeado Silveira Pereira, vicepresidente de la Confederación Nacional de Agricultura (CNA) de Brasil, quien reconoció que a su país le sirve que en la región se siga vacunando.

“Nosotros dejamos de vacunar por la gente del cerdo, porque Brasil es un gran exportador de cerdo, y también por la gente del pollo, porque el importador cuando mira a un país mira su sanidad. El mercado se conquista con el tiempo. No piensen que quiero que saquen la vacuna, porque yo estoy muy seguro por Argentina, Uruguay y Paraguay, y porque del otro lado tengo al Atlántico”, señaló.
Sobre el proceso para cambiar su estatus, Pereira contó que no fue nada fácil.
“La vacuna es buena y la gente se resistió. Tuvimos que hacer asambleas para convencer a los productores de dejar de vacunar y avanzar en otros mercados. Los primeros en dejar de vacunar e Paranaá, Acre, Río Grande do Sul y Rondinia, en 2021, y en mayo de este año la OMSA nos reconoció como libres sin vacunación”, recordó.
A continuación, el brasilero se refirió a la forma en que ahora se organizan para vigilar la situación.
“Tenemos un fondo de defensa de la sanidad animal de Río Grande llamado FUNDESA. Cuando no tenés vacuna, el principal actor no es el servicio público sino los ganaderos que estamos mirando a los animales todo el día. Si tenés dudas, tenés que correr rápidamente al servicio oficial para saber si tenés o no el problema. Si tenés un brote y el estado no te ayuda con un fondo, con un rifle sanitario te vas a fundir. Y si no se tiene seguridad de que será indemnizado no irá al servicio público. Ahí está el desastre. Ya lo vimos lo que ocurrió en Argentina”, dijo.
Según señaló, el fondo cuenta actualmente con 33 millones de dólares aportados por los propios productores, y se cuenta además con otros fondos formados por localidades particulares. A esto se suma un programa de vigilancia activa centinela.
“¿Que representa esto? Una oportunidad de acceder a mercados más exigentes como la UE, Japón, Corea del Sur, Turquía, China, México, Indonesia, Canadá y Filipinas. La carne de cerdo llega a nuevos mercados y se valoriza la carne. La Asociación Brasilera de Industrias Exportadoras de Carnes (ABIEC) identifica a 35 países con nuevas aperturas de mercado tras la declaración de libre sin vacunación”, justificó Pereira.
En el cierre, el brasilero indicó que, más allá del comercio que se mantiene con aquellos países, lo importante es centrarse en el Mercosur y defenderlo, tirando todos hacia el mismo lado. En eso coincidieron todos los presentes.






Pertenezco a una Rural que maneja la vacunación antiaftosa de la Región.Le cobramos a los productores el servicio de vacuna y veterinario al costo,con un extra para el pago de oficina y personal (2 personas)que manejan y administran el sistema.Creo que la aftosa,es como la inflación.Para que a los argentinos nos consideren un país sin peligro de inflación,van a pasar muchos años.Por lo tanto creo que hay que seguir vacunando por varios años más,para que el mundo nos considere realmente libres de aftosa.