En Bichos de Campo escribimos este miércoles una noticia cuyo título era “En la cadena láctea se dio vuelta la tortilla: ahora gana el productor y pierde la industria”. El artículo no hacía otra cosa que mostrar cifras oficiales, de la Secretaría de Agricultura, que daban cuenta de los precios pagados a los tamberos en junio, tras una suba anual de nada menos que 125%. Esta situación extraordinaria obviamente había mejorado mucho la situación de los productores luego de años de trabajar a pérdida. Pero había complicado mucho a la industria, que además de pagar tan altos valores por la materia prima tenía que enfrentar un segundo problema en la caída de sus mercados, tanto el interno como el de exportación.
El dato frío es que la leche cruda, según el SIGLEA, llegó el mes pasado a promediar un valor de 15,15 pesos por litro, equivalente a 35 centavos de dólar. En lo peor de la crisis lechera los productores llegaron a cobrar 20 centavos de dólar. Luego de la devaluación de 2018, la recomposición del precio al productor fue tan violenta que se llegó a superar el valor histórico de 30 centavos de dólar por litro, aunque los dirigentes tamberos aclaran que en eso colabora también el retraso cambiario.
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Como sea, los que antes lloraban hace un par de meses que ríen (si no se fundieron antes) y los que antes podían aprovechar los bajos precios de la leche ahora se lamentan, por la fuerte suba de sus costos. Es el caso de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APYMEL), que en un comunicado alertó a las autoridades “sobre la grave situación que enfrentará la lechería argentina en los próximos meses de no mediar acciones de parte del gobierno para que la crisis no sea tan grave”.
Según la posición de Apymel, que agrupa a medio millar de pequeñas y medianas empresas desparramadas por el interior y dedicadas sobre todo a la elaboración de quesos, si en junio el precio de la leche estaba a 0,35 dólares ahora ya llegó a 0,40. Esto implica que se hayan disparado además todos los costos de producción, ya que el valor teórico de una tonelada de Leche en Polvo de exportación sería ahora de 3.920 dólares y el de una tonelada de queso mozzarella sería de 4.200 dólares. ¿Y cuál sería el problema? Que a esos valores es imposible exportar, porque se ubican 30% por arriba del precio internacional de la leche y 35% en el caso de la mozzarella.
“La situación de los precios internacionales estuvo en baja por más de tres meses consecutivos, teniendo hoy una pequeña recuperación. Actualmente la referencia de los lácteos a nivel mundial es Fonterra, que ofrece leche por 3.070 dólares y quesos por 3.800 dólares”, precisó Apymel, como para dejar expuesto el descalce entre costos e ingresos. También pone el caso de Brasil, uno de los grandes destinos para la leche en polvo local, donde se pagan solamente 3.250 dólares por tonelada, por abajo de los nuevos costos de producción argentinos.
En este contexto, Apymel advirtió que “la Argentina es exportadora de lácteos y se aproxima una situación muy complicada en el corto plazo, inclusive antes de entrar a la primavera, donde habrá una sobreoferta de leche”. En otras palabras, pero sin decirlo, avisó a la cadena láctea que si no se logran exportar los excedentes, los precios al productor podrían volver a desplomarse.
No es lo que está sucediendo por ahora. Todo lo contrario. Entre enero y mayo de este año las exportaciones de lácteos se han reducido un 6% en volúmenes y también han caído las ventas la mercado doméstico, de 6% para los quesos y hasta 13% en la caso de las leches fluidas. Aún así, esto no ha servido de dique para los precios al productor, que no detuvieron su escalada.
Bajar de forma violenta los precios a los tamberos -que vienen de cuatro o cinco años de aguantar un ciclo de bajísimos precios-, no es lo que propuso Apymel, al menos no por ahora. En su comunicado lo que hace es llamar a las autoridades a reaccionar para evitar una nueva solución a lo Bonzo. Argumentó que “el sector necesita un plan que contenga una lógica sobre la exportación”, que incluya una mejoría de la competitividad no en base a la baja de los costos de la materia prima sino de los componentes impositivos.
“No podemos seguir con retenciones en lácteos, siendo un producto de gran valor agregado”, afirmó Apymel. Que agregó: “No es lo mismo producir un kilogramo de maíz que producir un kilogramos de queso, y por lo tanto no deberían tener las mismas retenciones”.
Es normal que ajuste el precio de la leche presionado por la alta necesidad de exportación, que retorna valores de 12,50 de capacidad de pago.
A corto plazo seguramente tendremos una leche de 14 x litro