“Lula” (como le dicen a Lucía Bregant) se crió yendo al campo con su abuelo. Durante esos años de niñez y juventud, él la llevaba a ella… años más tarde, ella lo empezó a llevar a él. Esa época, en la “Lula” aprendió quehaceres productivos, pero también de tradiciones (trabajar el cuero y andar a caballo), quedaron grabadas a fuego en su alma. Tal es así que aún después de haber estudiado trabajo social continuó vinculada a la ruralidad. Hoy es presidente de ACA Jóvenes y liderando a las nuevas generaciones de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), que tendrán su seminario nacional los días 9, 10 y 11 de octubre próximos en Merlo, San Luis.
Lucía (protagonista del capítulo 130 de El podcast de tu vida), cuenta su recorrido en la vida, sus elecciones y pasiones en el campo, y más allá del campo. Criada en Porteña, un pueblo de 6000 habitantes del sur cordobés, se autodefine como “una chica curiosa” y agradece la posibilidad de haber estudiado porque le abrió “la cabeza con conocimiento profesional pero también de vida”.
Algo parecido a lo que hacen los tres días del Seminario con alrededor de 600 jóvenes, en donde participantes de todo el país, más o menos involucrados con el campo, pero sin dudas, de alma rural, comparte experiencias. “Creamos experiencias”, dice Lucía.
Estudió trabajo social pero también tiene una diplomatura en Políticas Púbicas Agropecuarias. Es profesora de flamenco y una cocinera “al disco” inesperada. Pasen y disfruten…
-Contame de tu infancia. ¿Qué te acordás?
–Tuve una suerte de tener un abuelo muy copado que me llevaba a ver todo lo que tiene que ver con los quehaceres productivos durante mi infancia y adolescencia. Lo técnico, pero también me enseñó las tradiciones, de compartir las carneadas, trabajar con cuero. E ir al campo y aprender y meter mano cuando era necesario. También se dio que cuando fui más grande también pude llevarlo yo a él al campo. Esas cosas me marcaron mucho.
-Viste que esa es una época en la que te quedan grabadas sensaciones en el alma, el cuerpo. ¿Qué te quedó a vos?
-El olor al sudor de caballo. Me lleva a cuando era chica, esas idas al campo, asados con la familia. Y la sensación de querer aprender de dónde venía todo esto.
-¿Qué hacían o hacen tus padres?
-Mis papás son veterinarios los dos. Mi papá siempre se dedicó a animales grandes y mi mamá a pequeños. Asique siempre estuve rodeada de animales en casa, de todo tipo. Mis amigas se reían porque salíamos al patio de casa y no sabíamos qué podíamos encontrar. Una vez había un ternero, otra un caballo, gallinas, patos, era parte del día a día mío.
-¿Tenés identificado algún momento en la elección que hiciste para estudiar trabajo social? ¿Tenías un plan b?
–Fue un momento muy difícil. En realidad, cuando salí del secundario no tenía plan. Fue en 2017. Sentía que si me quedaba en el pueblo iba a trabajar en el campo toda la vida y por ahí quería hacer otra cosa. Era mediados de diciembre, las universidades estaban cerrando inscripciones y me acuerdo que mi papá me llevó a Córdoba y me anoté en trabajo social. La verdad, nunca pensé en terminarla. Pero la terminé y estoy contenta de haberla hecho.
-¿Qué descubriste durante la carrera?
–La carrera me abrió la mente de una manera que yo no pensaba y le estoy eternamente agradecida. Sumado a que, al venir de un pueblo, un colegio católico, e irme a la ciudad, me mostró otras maneras de pensar, otras formas de hacer política, otras formas de vestirse, cortarse el pelo. Me enseñó otro mundo que no conocía. Otras realidades. Me abrió la mente por lo que estudiábamos pero también en la cotidianeidad. Y también me ayudó a valorar lo que tenemos en el campo.
-¿Y cómo fue el vínculo con ACA?
-La carrera me permitió tomarme el tiempo para hacer otras cosas, como meterme en ACA Jóvenes. Yo antes había arrancado a los 15 en mi pueblo, una juventud de base. Y cuando empecé la facultad me vinculé en ACA Jóvenes nacional. Te diría que es mi escuela de vida. Porque mientras yo estudiaba una carrera profesional me ayudaba a entender otras cosas de la vida. Fui aprendiendo mucho. Y también a ACA pude llevar la parte social, dado que había más agrónomos o veterinarios y no tanto de lo que yo estaba estudiando.
-Contame del Congreso anual de ACA Jóvenes. ¿Qué objetivos se plantean este año? ¿Por qué le dirías a un amigo o amiga que se sume?
-Siempre me emociona contarlo. Es una experiencia muy linda porque es un espacio y momento en el que nos encontramos jóvenes que estamos en pueblos similares, que nuestros padres hacen cosas parecidas, y queremos juntarnos para compartir experiencias y aprender. Encontrarnos en ese espacio de actividades y capacitaciones es una experiencia única. Uno no sólo va a aprender sino a vincularte con personas que están en la misma que vos. Te llevás cosas que te marcan.
-Me parece que lo que está bueno es que si bien todos tienen algo en común, una raíz rural, al ser ACA tan federal, las realidades son diferentes porque las actividades son distintas. No es lo mismo alguien que está en la vid, las manzanas o el arroz y otro que hace ganadería en un campo mixto o soja. Todo ese amalgama debe ser muy enriquecedor.
-Si, claro. El público es diverso, incluso hay jóvenes que están con emprendimientos propios. Por ahí los sentimientos son parecidos, pero las realidades diferentes. Y te ayuda a conocer otras cosas nuevas. En estos encuentros creamos la experiencia, después cada uno hace lo que quiere con eso que se lleva.
-¿Hacia dónde van los jóvenes de hoy? ¿Qué se proponen ustedes?
-Hoy lo que me puse como propósito es dar a conocer ACA Jóvenes en distintos espacios. Es momento de salir a mostrar lo que hacemos y lo que nos moviliza. Es un gran desafío porque hoy hay mucha información y podés aprender de muchas cosas pero la vinculación es importante para nosotros. Entre los temas, te diría, ambiente, sostenibilidad, tecnología, son los tres temas que más abordamos.
-¿Qué te gusta de lo que hacés hoy?
-Lo que más me gusta es pensar ideas para eventos como el Congreso, o el ACA más, que es nuestro evento técnico. Meterme en una lluvia de ideas que no tiene ni plazo, ni precio, ni necesidades. Empezar a pensar y crear. Esos días los paso muy bien.
-¿Tenés algún hobbie que te resetee de lo laboral?
-A mí me gusta mucho hacer cosas con las manos, entre esas, cerámica, y cosas en cuero, marroquinería.
-¿Como te llevás con los deportes?
-Me llevo mal, pésimo. Es algo que tengo pendiente. Pero un dato de color es que soy profe de flamenco. A los 19 terminé todo.
-Flamenco estudiaste en Porteña?
-Yo elegí danza, hice folclore, tap… pero el flamenco me robó el corazón.
-¿Algún lugar que hayas conocido y te gustaría volver?
-Si, el sur de Argentina, los siete lagos, es un lugar que volvería siempre, es inagotable en cualquier momento del año.
-¿Y algún lugar que quieras conocer?
-En Argentina me encantaría conocer Catamarca y La Rioja. Y en el mundo me gustaría conocer Suiza y Egipto.
-¿Música qué te gusta escuchar?
-Me gusta el rock argentino y una banda que me encanta es el plan de la mariposa. Y un tema sería “La vida cura”.
-¿Cómo te va en la cocina? ¿Tenés alguna especialidad?
-Me va más o menos. Los días de semana me va mal, directamente. Pero cuando hay tiempo descubrí que me va bien con el disco. No lo sabía, lo descubrí en ACA Jóvenes. Ravioles al disco, bondiola al disco, o algún guiso. Soy fan de los guisos.
-¿Tenés paciencia? Porque yo te noto en un ritmo acelerado…
-Para eso y para cerámica tengo paciencia… para otras cosas no.
-¿Algún toc que tengas identificado?
-Si, las alfombras derechas. Yo necesito ver las alfombras y los cuadros derechos.
-Tu desayuno habitual?
-Me da un poco de vergüenza decirlo, pero soy de la chocolatada todavía. Viste que los adultos pasan al café o al mate, yo sigo con la chocolatada con masitas saladas.
-¿Te cargaron por decir masitas los porteños? Porque para ellos las masitas son masas finas, mientras que para nosotros, los del interior, son galletitas.
-Si, hay mucha rivalidad con eso. Me cargaron también con el salame, que nosotros le decimos chorizo seco. Hay rivalidades federales (se ríe).
-Cuando mirás series y películas, ¿Qué te gusta ver?
-Me gusta todo lo de documentales, que puedan mostrar una realidad social. Ahora estoy mirando “El barro”.
-¿Algún superpoder quete gustaría tener?
-Yo creo que volar. Para viajar, para distraerme, llegar más rápido, mirar desde arriba. Nunca hice nada de volar, pero lo tengo pendiente el paracaidismo.
-Si pudieses viajar en el tiempo, ¿A qué momento irías? Puede ser de tu propia historia o de la historia de la humanidad.
-Mío iría a un viaje a Tucumán que hicimos con mi familia que la pasamos re lindo. Y momento de la historia, iría a cuando entramos en democracia, ese primer discurso de Alfonsín. Entender qué se sentía socialmente