Varios días después de que el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, festejara en las redes sociales un fallo judicial adverso para el laboratorio argentino Biogénesis Bagó, al que ya había comparado con el grupo Clarín y acusado de tener una posición monopólica en el negocio de la vacuna contra la fiebre aftosa, la Cámara de Productores Veterinarios (Caprove) se solidarizó con la firma y deploró ese tipo de actitudes desde el oficialismo.
Sin mencionar ni a Sturzenegger ni a la empresa con la que el ministro mantiene una rencilla especial desde abril de 2024, cuando la acusó primero de vender la vacuna demasiado cara y luego de ostentar una posición monopólica en un mercado de 150 millones de dólares anuales, Caprove pareció querer bajar los tonos de esta polémica.
“Como cámara, siempre seguiremos apoyando a nuestros socios y colaborando con las autoridades competentes, con la convicción de que con criterios técnicos y normas acordes este sector continuara contribuyendo positivamente al crecimiento de nuestro país”, destacó Caprove en su comunicado ligado indudáblemnete a los cruces entre Biogénesis Bagó y el ministro desregulador de Milei.
La Cámara, en reuniones con el ex titular del Senasa, Pablo Cortese, ya había manifestado institucionalmente su rechazo a una flexibilización exagerada de las normas de importación de productos veterinarios (de supuestos países equivalentes), que fue instrumentada por Sturzenegger con al claro objetivo político de torcerle el brazo a los proveedores de la vacuna antiaftosa -además de Biogénesis figura desde 2018 el laboratorio CDV- permitiendo el ingreso de vacuna más barata desde Brasil, tal y como propuso otro laboratorio enfrentado con los primeros, Tecnovax.
Biogénesis Bagó recurrió a la justicia en lo contencioso administrativo para que frenara la aplicaciónd e varias normas que definen esa desregulación, que implica que todos los productos veterinarios de ciertos países desarrollados y del Mercosur podrán registrarse y venderse en la Argentina con mucho mayor celeridad y facilidad que antes, sin pasar por los controles y exámenes que se requerían hasta ahora.
Entre los socios de Caprove están las principales empresas del sector: ACA, Bedson, Biochemiq, Biogénesis-Bagó, Boehringer Ingelheim, Brouwer, Calier, CDV, CEVA, Cevasa, Chinfield, El Gigante, Faeve, Fatro Von Franken, HIPRA, Lab. Burnet, Laboratorio Azul Diagnóstico, Laboratorios König S.A, Labyes, MSD Salud Animal, Over, Richmond, Tecnofarm, Vetanco, Weizur y Zoetis. Actualmente esa cámara es presidida por Alan Wauters, que proviene de Calier.
“Históricamente nuestra cámara y por ende nuestros socios han acompañado las medidas propuestas por Senasa y por aquellos organismos que tienen injerencia sobre nuestra actividad y de esta manera la industria veterinaria argentina se ha destacado a nivel mundial como un proveedor de herramientas sanitarias tecnológicamente innovadoras y de alta calidad. Siempre hemos apoyado las iniciativas que mejoren la actividad y que permitan un mayor y mejor acceso por parte del productor a nuestros productos”, comenzó el comunicado de Caprove en un tono demasiado diplomático como para ser claro.
Pero luego añadió que “el mercado de la salud tanto humana como veterinaria es un mercado con altas exigencias regulatorias para dar garantías de la seguridad y eficacia de sus productos, y en ese mercado hemos aprendido a desarrollarnos”.
Para no ofender directamente al ministro desregulador de Javier Milei, los socios de Caprove aclararon que “aplaudimos todas aquellas iniciativas tendientes a eliminar las regulaciones innecesarias y que faciliten la libre competencia y por ende la mejora de los costos de los productos veterinarios”.
Pero de inmediato, tras subrayar que emplean a 7.000 empleos altamente calificados, indicaron que “nuestra viabilidad depende de poder comercializar nuestros productos en un mercado justo, equitativo, transparente; y que sin prebendas defienda la calidad agroalimentaria de nuestra producción pecuaria, manteniendo el estatus sanitario logrado con tanto esfuerzo y que ha permitido abrir mercados internacionales altamente exigentes”.
Entre líneas puede leerse que todo el sector vuelve a tomar distancia de la desregulación exagerada (y acaso interesada especialmente en afectar el negocio de Biogénesis Bagó que en otra cosa) promovida por Sturzenegger.
“Nuestros socios son empresas particulares, que por supuesto defenderán sus derechos individuales de la forma que cada uno en forma individual lo considere apropiado, pero que es importante ello no refleje que el sector representa un conjunto de empresas que buscan la protección del estado para desarrollarse en la actividad”, finalizó Caprove, tratando de acallar y encarrilar los ecos de tanta polémica.