Comenzó a mediados de los noventa como una salida a la crisis de cultivos tradicionales como el tabaco, la yerba mate y el té. Desde entonces, se afianzó como un modelo de comercialización sin intermediarios: del productor al consumidor. La Feria Franca de Oberá inició en la mañana del sábado 26 de agosto de 1995 y desde entonces han transcurrido tres décadas de esta experiencia que luego se multiplicó en diferentes municipios y se convirtió en parte de la identidad y la mesa de la familia misionera.
La Feria Franca es expresión de casi todo lo que puede ofrecer la chacra y pone manos, rostros y nombres propios a quienes producen. En el marco de su aniversario, Bichos de Campo dialogó con algunos de sus protagonistas en la ciudad de Oberá.
“La Feria Franca surge de un contexto de crisis como el que transitamos actualmente, a mediados de la década del noventa durante el gobierno de Carlos Menem. Por aquel entonces, junto a lo que era parte del Programa Social Agropecuario (PSA) comenzamos a trabajar desde el Movimiento Agrario de Misiones (MAM) con grupos de productores en asegurar la producción para autoconsumo”, recuerda el productor Eugenio Kasalaba que, con más de 80 años, cada sábado está presente en la plaza junto a los feriantes.
“Cuando fue mejorando la producción de alimentos, surgió la necesidad de salir a vender. Fue una decisión que las mismas manos que producían se encarguen de vender, sin intermediarios”, comparte Kasalaba. A fines de julio de 1995 un grupo de productores cruzó en balsa a Brasil y visitó la feria de productores de la ciudad de Santa Rosa en el Estado de Rio Grande do Sul para conocer aquella experiencia de primera mano.
Decididos a replicar aquella iniciativa en la tierra colorada, en la balsa de regreso mientras surcaban el Río Uruguay, Kasalaba preguntó “¿Cuándo empezamos? Doña Gertrudis, que ya no está con nosotros, dijo ‘yo me animo de acá a un mes’. Nos fijamos en el calendario y ese día era 26 de agosto, un día como hoy 30 años atrás”.
“Comenzamos 7 familias con timidez y sin saber que nos iba a comprar la gente, llevamos un poco de todo lo que teníamos en la chacra: panificados, huevo, tomate, morrón, alguien trajo pollo, leche. A las 10 de la mañana ya no teníamos nada y eso nos motivó. A fines de aquel año, ya existía la Feria Franca en Aristóbulo del Valle y en Leandro N. Alem. Dos años más tarde llegó a la capital provincial donde actualmente ya hay 14 Ferias en diferentes puntos de la ciudad”, rememora Kasalaba sobre los inicios de esta feria que se ubicaba en la periferia de la ciudad de Oberá y que actualmente se encuentra absorbida por el crecimiento del ejido urbano.
Marina Santander Peñalva integró aquel grupo de productores fundadores. Con voz firme cuenta que “en aquel año el agro estaba mal, no valía el tabaco, el té, la madera. Y las mujeres estuvimos al frente porque los varones tenían vergüenza de ser feriantes. Tenían vergüenza de ir a vender huevos, verduritas, cuando ellos eran yerbateros o tabacaleros. Fueron las mujeres quienes salieron de la chacra a vender. La feria sirvió para la autoestima y para visibilizar a la mujer productora porque fue la que empujó y empuja hasta el día de hoy”.
Para Kasalaba y Santander Peñalva, la figura de Michel Guilbard fue excluyente en el impulso a las Ferias Francas. Este francés llegó a Argentina en 1965 como parte del Movimiento Rural Cristiano y fue fundador de la primera Escuela de la Familia Agrícola (EFA) del país en Reconquista, provincia de Santa Fe. Posteriormente, estuvo vinculado a la creación del Movimiento Agrario de Misiones y dedicó su vida a la defensa de la producción local.
“Michel siempre decía que ‘toda lucha se gana asegurando la comida’ y nuestra lucha era quedarse en la chacra, produciendo, pasaron 30 años y acá estamos” relata Kasalaba. “El francés fue un soñador. Cuando venía, él te daba la mano con un apretón fuerte, sincero, que tenías que aguantar la mano. Él nos estimulaba a producir, a mejorar, en cada mesa compraba un producto” recuerda Santander Peñalva. A modo de memoria y presencia, su nombre está escrito en piedra en la sede de la Feria.
Desde el municipio de Panambí, Arturo Hoff se sumó a la Feria Franca de Oberá hace unos 20 años. “Nosotros tenemos 13 invernáculos para la producción bajo cubierta porque así podemos diversificar la producción. La Feria tiene esa característica: el cliente va a tu mesa a abastecerse de todo, entonces tenés que tener siempre un poco de todo y de lo posible durante todo el año”, sintetiza el agricultor.
Frente a los vaivenes en los precios de producciones tradicionales, Hoff asegura que “la feria es el sustento de nuestra familia, nosotros tenemos un hijo en la Facultad, los chicos van a la escuela, para nosotros hoy la feria representa un 90% de nuestros ingresos”.
A su vez, la Feria es mucho más que la producción y lo económico. En este sentido, Hoff destaca “la parte afectiva que se genera tanto con los otros colonos como con los clientes y que es un vínculo de amistad porque hay clientes que nos visitan en la chacra y que pueden ver y conocer cómo producimos”.
Javier Peñalva es hijo de Marina, nacido y criado en la feria de Oberá. Como segunda generación de feriantes, hace un año asumió como presidente de la Feria Franca con la visión puesta en cuidar su legado: “Queremos que esto siga adelante, que se incorporen más productores, que traigan su producción genuina y auténtica de la chacra. No sólo es nuestro trabajo, también es algo muy lindo compartir con los vecinos porque así es nuestra forma de comercializar: directamente de la chacra al consumidor”.
Cada miércoles y sábado, desde las 5 de la mañana y hasta entrado el mediodía, productores de Oberá y los municipios cercanos ofrecen lo mejor de su producción en la Feria Franca. Ese modelo de cadenas cortas de comercialización fue iniciado por un grupo de colonos pioneros y hoy es replicado con casi 80 ferias y más de 1.000 familias de agricultores involucradas en toda la provincia de Misiones. Surgida en un contexto de crisis, la feria se volvió oportunidad, sustento e identidad para toda una generación de productores en esta tierra.