Cuando Bichos de Campo lo entrevistó, hace un año y medio, la postura de Alexander Pérez era radicalmente distinta. Y no porque hoy haya cambiado sus ideales, sino todo lo contrario: Porque se niega a cambiarlos para apoyar algún proyecto político o económico coyuntural.
Lo cierto es que este productor autoconvocado, oriundo de Bahía Blanca, muy crítico siempre con la dirigencia rural y defensor del interior productivo, supo erigirse meses atrás, como una suerte de influencer libertario, que apoyaba al gobierno de Javier Milei desde su lugar de productor de a pie.
Por estas cosas el periodismo debe siempre volver sobre ciertas historias y trayectorias, porque la realidad es volátil y los tiempos cambian. Alexander hoy se suma a una lista de desencantados con este modelo, por la desconexión que muestra con la producción real y porque reduce su relación con el campo a la “rosca” política.
“Yo soy un fiel defensor del sector agropecuario. No importa quién gobierne. Yo voté un cambio, como muchos de nosotros hicimos, pero no llega y no creo que vaya a llegar”, expresó, en una nueva entrevista con Bichos de Campo.
Lo cierto es que, aunque no es el único -porque de hecho él mismo observa que cada vez más productores expresan su desencanto- no recibió las mejores réplicas cuando adquirió un tono más crítico. Tal vez porque una parte del agro aún confía en que el cambio llegará para su sector, algo que Alexander directamente descarta.
Pero, ¿y el anuncio de Milei en Palermo? Para él, como muchos otros productores de a pie, es justamente la muestra de que nada ha se ha modificado en la política, a pesar del cambio de gobierno. O sí, porque ahora la dirigencia rural celebra estas medidas, que se parecen mucho a los tipo de cambios diferenciados que ponía el ministro de economía Sergio Massa.
“Están copiando el modelo kirchnerista. Los relatos son muy lindos pero los hechos son otros, y al productor esto no le cambia nada”, lanzó Alexander. En cierto sentido, es algo que los especialistas, con la calculadora en mano, ya advertían los días pasados: Con un esquema de costos tan elevado, que el Estado le robe 1 de cada 4 camiones, en vez de 1 de cada 3 al campo, no cambia en nada.
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El problema está en que no es esa la lectura que han hecho las entidades que conforman la Mesa de Enlace, el único canal de diálogo -abierto oficialmente hace 15 días- de Milei con el agro. Ahí, lo que prima es el tono oficialista y la paciencia, algo que en el interior productivo, sobre todo en las economías regionales, ya no hay.
“¿Qué es lo que están festejando? El robo no se festeja y está mal, en este gobierno, en el anterior o en cualquiera”, expresó el productor, que sostiene que el único motivo por el cual se determinó la baja de retenciones unos días después de haberlas vuelto a subir fue por la necesidad de que el campo siga liquidando para que el Palacio de Hacienda tenga divisas.
Sin descorchar ni nada, en el agro evaluaron que la baja de retenciones va en el sentido correcto
En ese panorama, con una dirigencia nacional desconectada de las necesidades urgentes de los pequeños y medianos productores, no sería descabellado pensar que, al menos desde los autoconvocados, puede haber iniciativa propia.
“Esto es muy fácil: Hacés un paro de comercialización agropecuaria, y en una semana se soluciona todo el problema del campo”, expresó. El problema es que, al menos por ahora, lo ve lejano, porque en el interior productivo todavía hay muchos productores “deshauciados y dormidos”, a la espera de alguna señal política del gobierno que apoyaron.
Pero ese rol de aplaudidor silencioso no le sienta cómodo. “Yo no soy foca”, dice Alexander, que contrario a quienes lo tildan de “K” por criticar a esta administración en redes, llama a defender la doctrina del liberalismo en serio, esa que necesita el agro para dejar de ser la caja en la que meten mano todos los gobiernos.
“Yo creo que los productores tienen que desactivar a las gremiales como representantes del sector agropecuario”, expresó. De hecho, es algo en lo que insiste hace tiempo, y es un proyecto que ya tiene bastante armado en su cabeza: Cada productor del país que tenga un RENSPA debería poder elegir a referentes que conformen una única mesa nacional.
Es algo así como una suerte de Senado, donde estén todos debidamente representados y que, como dice el productor, “se termine esto de que cuatro entidades que agrupan a 15.000 personas hablen por unas 220.000”.
Puede sonar utópico, pero tal vez de ese modo finalmente se escuchen las demandas de otros circuitos productivos, además de los granos y las carnes. En definitiva, lo que construye valor a lo largo y a lo ancho del país también son las economías regionales, que hoy no están en el radar de los políticos que no caminan por el interior.
“No entienden nada del campo”, apuntó Pérez.
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En lo personal, Alexander pone algunos porotos en distintos sectores. Hace agricultura, avicultura, ganadería, ovinos, porcinos, horticultura, y eso le asegura cierta estabilidad. Sin embargo, a lo que no escapa es al aumento en los costos ni a la presión impositiva, que juntos, en algunas partes del país, se llevan el 70% de lo que recauda un productor.
Por eso es que rechaza de plano los “gestos” o “guiños” políticos -como muchos leyeron el anuncio de Milei en Palermo- y reclama medidas de fondo.
“No se puede esperar, porque acá no solamente funden al productor agropecuario, sino también al camionero, a la agronomía, a la planta de acopio, a la ferretería, al que hace galpones, al molinero y al alambrador. Esto es una cadena”, expresó.
Por eso también dice haber rechazado varios ofrecimientos de unirse a la dirigencia o hacer política. Le sienta más cómodo ponerse la boina y las botas y hablar desde su lugar, sin condicionamientos ni medias tintas. Aunque eso signifique recibir ataques de varios frentes.
-Si pudieras enviarle una lista de prioridades al gobierno, ¿qué escribirías?-, le preguntamos.
-Primero y urgente, la baja impositiva urgente. Luego, eliminar las certificaciones del VISEC, que son un curro; evaluar la regulación de los fitosanitarios, que hoy por hoy sólo buscan correr a los productores para hacer negocios inmobiliarios; y empezar a equilibrar la cancha con las cooperativas. Hay que cobrarle el impuesto a las Ganancias también a ellas, porque compiten con los productores.
Hay para hacer en el corto, mediano y largo plazo. Ese es el panorama que dibujan hoy muchos productores del interior productivo, autoconvocados y desencantados no sólo con el gobierno, sino con quienes dicen representarlos.