El mercado argentino de futuros agrícolas sigue mostrando señales propias de un mercado “manoseado” por el gobierno de turno al reflejar valores que operan con una dinámica divorciada del contexto internacional.
Los precios de los cereales y la soja en el CME Group (“Chicago”) siguieron cayendo este martes en línea con el relanzamiento de la “guerra comercial” propuesta por el presidente Trump contra naciones que son grandes socias comerciales de EE.UU.
Ese descalabro, sin embargo, se reflejó sólo en parte en el mercado de futuros argentinos A3, dado que el contrato Maíz Rosario Julio 2025 terminó hoy en 171,5 u$s/tonelada con una suba intradiaria de un dólar por tonelada, mientras que la posición equivalente de Soja Rosario finalizó en 264,1 u$s/tonelada con una suba de 0,3 u$s/tonelada.
En los contratos de Soja Rosario también zafó de la caída generalizada la posición Enero 2026, que terminó con un precio promedio de 287,4 u$s/tonelada, un nivel casi similar al del día previo.
Tales desajustes se explican porque, luego de la suba libertaria de derechos de exportación aplicada el pasado 1 de julio, las órdenes de venta de maíz y fundamentalmente de soja por parte de los productores argentinos pasaron a una fase de “hibernación”, donde sólo se vende grano a cuentagotas, lo justo y necesario para pagar cuentas.
No se trata de ninguna sorpresa, ya que en otras oportunidades incrementos tributarios combinados con turbulencias cambiarias activaron el “modo defensivo” en el grueso de los productores argentinos, que consideran a la soja como la “moneda” más segura por resguardarse ante la incertidumbre (además de ser, en muchas situaciones, el medio de pago de los arrendamientos agrícolas).
Si bien en lo inmediato tanto la exportación como la industria aceitera están bien abastecidos de soja, conociendo el mercado, los originadores de mercadería saben que no conviene “tensar mucho la cuerda” porque el tiempo pasa y el stock en algún momento se acaba, mientras que el flujo de negocios debe seguir su curso.
Los registros oficiales muestran que desde el pasado 1 de julio las ventas de soja se derrumbaron y lo poco que se vende se hace con “precio a fijar”. La contrapartida de ese fenómeno es que se interrumpieron las registraciones de Declaraciones Juradas Externas de Ventas (DJVE) de productos del complejo sojero (y también de maíz).
El período de “sequía comercial” que estamos atravesando dependerá de muchos factores, entre los cuales se encuentran el “aguante” financiero de los productores, la evolución de los precios internacionales, la dinámica cambiaria interna y el complejo panorama político argentino.
¿ Quien escribió esto ?
La soja entregada a fijar, no es vendida, ni tampoco, obviamente, comprada.
Que por una resolución totalmente desgraciada, tanto los acopios, como las fábricas puedan disponer libremente de esos stocks, es otra cosa.
Vicentin es claro ejemplo de ese aprovechamiento