El ex Ministerio de Agroindustria, degradado hace meses a Secretaría, acaba de publicar un completo informe sobre el sector del durazno para industria, una actividad que se concentra en Mendoza y que a esta altura debería ser considerada un ejemplo de supervivencia. Es que en la Argentina viene cayendo sin prisa y sin pausa la producción de este tipo de fruta, pero todavía así el país cuenta con un grupo de productores y empresas que lo colocan entre los diez principales productores y exportadores del producto.
Marco Brenna, técnico de la Dirección Nacional de Alimentos, construyó un informe muy completo sobre el durazno para industria, que puede se consultado desde aquí. De ese trabajo extrajimos algunos datos que permiten sostener lo que afirmamops en el título de esta nota.
Vamos de mayor a menor:
La producción mundial de durazno se concentra en los países del Hemisferio Norte, con el 80% del total. China lidera la producción seguida por Grecia, España y Estados Unidos, mientras que Argentina y Chile se disputan alternativamente el quinto y sexto puesto.
El comercio mundial en 2017 sumó 762 millones de dólares con 729 mil toneladas (poco más de 1.000 dólares por tonelada). En ese mismo año, la Argentina alcanzó el noveno puesto como exportador de “preparaciones de duraznos” con 8.700 toneladas y 11 millones de dólares (entre 1,2% y 1,4% del total mundial).
Entre los exportadores destaca primera Grecia, seguida por China y España, mientras que el cuarto y quinto lugar se alternan Chile y Sudáfrica. Luego, dependiendo el año, vienen Alemania, Tailandia o Estados Unidos. Recién después aparece la Argentina.
Se exportan como “preparaciones de duraznos” dos productos: las conservas (en mitades, rodajas o cubeteado) o la pulpa (que se hace con la fruta que no reúne las características requeridas para conservas). Los duraznos para industria son una variedad particular, los “pavías amarillos”, que si bien se pueden destinar al mercado de frescos producen pulpas que permiten su industrialización.
En Argentina se destina a la conserva de durazno en almíbar en mitades alrededor del 66% de esa producción, mientras que el restante 34% va a pulpa. Y de acuerdo a datos privados, de los dos tercios que se destinan a enlatado, un 85% va al mercado local y el 15% restante las exportaciones hacia países del Mercosur.
Este tipo de duraznos encuentra en la provincia de Mendoza las condiciones agroecológicas ideales para su desarrollo, aunque también queda todavía alguna fábrica en Río Negro. En Mendoza, como vemos, la producción ha venido cayendo (más allá de algunos episodios bruscos por contingencias climáticas) desde unas 165 mil toneladas en 2013 a unas 140 mil en 2018. Para 2019 Agroindustria estimó una nueva reducción, a 127.241 toneladas.
¿Y cuántos productores se dedican al durazno para industria? Una pista la da el último Estudio de Diagnóstico, Caracterización y Prospección del sector realizado por el IDR (Instituto de Desarrollo Rural). Allí se registran 6.623 hectáreas potencialmente productivas correspondientes a 904 propiedades, distribuidas en los distintos oasis productivos de la provincia. De todos modos, un 64% se encuentra ubicada en el Valle de Uco.
La superficie promedio de esas fincas es de 7,9 hectáreas, aunque casi el 50% de la superficie se concentra en propiedades de más de 30 hectáreas y las dos terceras partes en propiedades de más de 15 hectáreas. Esto se explica porque el 28,2% de la superficie total pertenece a empresas integradas.
En todo el país la capacidad fabril instalada de procesadoras de vegetales es de 35 empresas registradas ante la Dirección de Industrias y Comercios. Ninguna fábrica de duraznos enlatados o pulpas concentradas de duraznos, procesa exclusivamente duraznos, sino que además incluyen un complejo de frutas y hortalizas que también se pueden procesar en las mismas líneas.
El sector de durazno para industria exclusivamente comprende a unas 20 (o 22, según se dice en otro tramos del informe oficial) empresas conserveras o concentradoras. De esas cantidad, según relevamientos del IDR, “la mitad cuenta con una infraestructura actualizada y procesa en un alto porcentaje de su capacidad instalada”.
Estas plantas, tanto las que hace pulpa como las que hacen conserva, trabajan a plena capacidad durante toda la temporada de cosecha (hay un periodo de 50 días en promedio destinado al durazno) y el resto del año se trabaja a menor ritmo con otros productos.
Ya dijimos que el mercado interno y los países de la región son el mercado por excelencia del durazno industria argentino. En la Argentina se estima, según datos de 2016, un consumo per cápita (más de dos latas por persona al año) de 1,03 kilos pro año. También aquí existe una marcada estacionalidad, pues el consumo aumenta fuerte en los meses de verano.