Lo primero que llama la atención es una caja. Estuvo expuesta en la vereda de la carpa de Santa Fe de las calles de Agroactiva. Parece un chiche tecnológico, un prototipo traído de Silicon Valley. Pero no. Se llama Skyloop, y fue creada por una cooperativa argentina de software con base en Rosario. Y sirve para laburar.
En su interior vive un dron. Y ese dron, si se le da la orden, puede salir volando solo a hacer un recorrido por un campo, capturar imágenes y volver a su “casita”, donde se recarga, descarga los datos, y se queda esperando la próxima misión. Todo de forma autónoma.
“Es una caja que automatiza el vuelo del dron”, explica Nehuén Almirón, desarrollador del sistema y parte del área de innovación de la cooperativa Tecso, nacida hace más de 20 años. “Lo resguarda, le carga la batería y te permite operarlo remotamente desde cualquier parte del mundo, con acceso a internet”.
Sí, como suena. Basta con dejar la Skyloop instalada en un campo –o incluso en un barrio privado–, y desde una plataforma cloud desarrollada por la propia cooperativa, el operador puede programar recorridos, activar vuelos, seguir el monitoreo en tiempo real, y recibir las imágenes que el dron captura. Todo sin estar físicamente allí.
Las bondades de tener esta cucha para drones en el campo son variadas, ya que se puede utilizar para monitorear cultivos, hacer conteos y manejo de ganado, seguridad, y configurar para que el dron haga un recorrido periódico por una zona determinada para buscar algo puntual. A su vez es facilmente configurable, y se puede ampliar el abanico de prestaciones de este desarrollo innovador.
“La caja tiene visión artificial, aterriza con precisión gracias a unos códigos QR, y una vez que el dron vuelve, le empieza a cargar la batería. Además, descarga automáticamente las imágenes, que quedan disponibles en la plataforma”, detalla Almirón.
Detrás del invento hay una historia que arranca en 2019, cuando en la cooperativa comenzaron a experimentar con drones armados por ellos mismos, pesados y difíciles de operar a distancia. “Siempre teníamos el problema de la recarga de batería. Tenías que estar ahí para cambiarla. Ahí fue que dijimos: che, ¿no podemos automatizar esto?”, cuenta a Bichos de Campo.
Con esa idea en mente, se presentaron a un subsidio provincial (un ANR) y lo ganaron. Así nació el primer prototipo: una caja enorme, de metro y medio por dos. Con el tiempo la fueron achicando. La Universidad Nacional de Rosario, a través de la Facultad de Ingeniería Electrónica, los ayudó a desarrollar el sistema de carga. Y así llegó la Skyloop actual: compatible con drones comerciales, de los más usados en agricultura.
Porque, claro, esto no es solo un juego para fanáticos de la tecnología. El sistema fue pensado con un foco productivo: los drones utilizados tienen cámaras multiespectrales que permiten monitorear cultivos, hacer seguimiento de parcelas y generar históricos visuales de cómo evolucionan los lotes. “La plataforma almacena el conjunto de imágenes día a día y permite hacer comparaciones en tiempo real”, explica Almirón.
Mirá la entrevista completa con Nehuén Almirón:
La casita para drones también mide el viento para determinar si las condiciones son óptimas para volar. Y se puede alimentar tanto desde la red eléctrica como con paneles solares y baterías, lo que le da independencia operativa en el campo. “Tiene un UPS interno que permite hacer un par de cargas aunque esté cortada la luz”, aclara.
El producto está recién saliendo al mercado, con un precio que ronda los 15 a 16 mil dólares, dependiendo del dron y la configuración. “Estamos gestionando opciones de financiación con el Banco Nación para los productores”, anticipa el desarrollador.
Pero la historia no termina ahí. La Skyloop es solo el primer paso de un proceso de innovación más ambicioso que la cooperativa Tecso puso en marcha desde su rama de I+D, que abrió hace casi una década. En paralelo, ya están desarrollando una caja multipuerto, que permita alojar y operar varios drones desde una misma unidad. También trabajan en un sistema que permita no solo recargar, sino directamente reemplazar la batería del dron en pocos minutos, sin intervención humana.
¿Y en el futuro? ¿Puede pensarse una casita de drones aplicadores, con equipos más grandes que salgan solos al campo a trabajar? “Sí, se está haciendo a nivel mundial. Hay muy poca gente que lo está haciendo, pero es una de las cosas que podemos desarrollar”, admite Almirón.