Venimos contando en Bichos de Campo la historia de la patria olvidada, aquella que es ajena a los ojos de las autoridades de turno (que no arreglan los caminos ni construyen nuevas aulas), pero que a la vez se niega a extinguirse, porque finalmente es patria. El mejor ejemplo de lo que pasa en muchas zonas del interior productivo lo encontramos en Las Toscas, un pequeño pueblo del partido de Lincoln que se las arregla solo. Sin acceso de asfalto, con aulas escasas para educar a los chicos, allí la Escuela Agraria 2 todos los 25 de mayo organiza un enorme locro patrio, que convoca a todos los vecinos y mucho más allá. En el pueblo viven 450 personas, pero ese día comen más de 600.
Todos ayudan a la escuela, todos se comprometen. Los chicos son los primeros, pues cosechan los choclos en marzo y sirven el locro los platos el día de la Patria. También os mayores del pueblo se hacen cargo de la cocina. Un grupo de hombres se arremanga varios días para preparar la comida más tradicional. La mujeres son las responsables de repulgar más de 2.500 empanadas.
Hasta el delegado municipal pone manos a la obra todos los años. Es que Roberto Cabrera, además de cumplir esas funciones como vínculo con el municipio de Lincoln, hace su aporte, ya que viene de tradición carnicera y sabe bien de embutidos y chacinados. “Yo siempre tuve carnicería de cerdo. Y bueno, colaboro con la Escuela Agropecuaria hace unos cuantos años haciéndole los chorizo bombón”, declara como si no le costara nada.
Vaya si le cuesta hacerlo, porque fueron cerca de 2.200 choricitos los que debió elaborar, como bien cuenta con el piolín bastante flojo y un embutido no tan apretado para que no reviente la tripa en el primer hervor dentro del locro. Ese trabajo, en esta edición, comenzó el lunes anterior y se extendió por cuatro largas jornadas, hasta entrada la noche. Pocas veces se ha visto un locro tan generoso en chorizos como el de este 25 de Mayo.
-¿Usted nació aquí en Las Toscas?
-No, pero yo hace 21 años que estoy acá, en la zona Mi señora, mi familia, son los que nacieron acá. Bueno, yo también ya soy porque tengo un hijo tosquero.
El delegado dice que la población de Las Toscas se ubica entre 450 y casi 500 habitantes. Y reconoce que el pueblo conserva cierto dinamismo gracias sobre todo a contar con una escuela agropecuaria, la única secundaria, que atiende a los chicos locales sino que atrae a jóvenes de toda esta región. El establecimiento genera además varios puestos de trabajo estables, en una zona que no tiene más ingresos que los que vienen del agro.
“Acá dependemos del campo nosotros porque es una zona muy agrícola, ganadera . Y si el campo anda bien, andamos bien todos”, dice Cabrera. Se refiere “al mecánico, al gomero, los comercios y mucha gente de acá”.
Ese “todos” refiere a un colectivo muy difuso, porque en realidad cada uno de ellos es un vecino que tiene nombre y apellido. Todos son cuando sufren parejo del mismo olvido: a las Toscas se llega solo por un camino mejorado, que con cada fuerte lluvia amenaza quedar cortado y dejarlos incomunicados. Figura en los mapas como la Ruta 70, pero el asfaltó quedó sin hacer y llega solamente hasta el vecino pueblo de Martínez de Hoz, a 17 lejanos kilómetros.