En Rosario, durante la última edición del Simposio de Fertilidad 2025, la consigna que decoró los paneles y sirvió de lema al encuentro tuvo que ver con la nutrición, pero no solo de los suelos: “Nutrir el suelo, alimentar el futuro”.
Una de las invitadas internacionales al evento, sin embargo, vino a bajar este concepto a tierra. Y lo hizo con toda la potencia de quien representa a un organismo global, pero también con la sensibilidad de quien conoce desde adentro la fragilidad alimentaria de muchas comunidades rurales.
Ana Luisa Posas trabaja en la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Y lo hace bajo su rol de oficial de Agricultura para la Oficina Regional de la FAO en Santiago de Chile. Según explica a Bichos de Campo, “Nos toca dar una mirada de lo que está pasando con la agricultura a toda América Latina y el Caribe”, explicó.
Como ya se sabe, Sudamérica es una potencia agrícola, pero al mismo tiempo convive con territorios y comunidades que padecen hambre, desnutrición, falta de acceso al agua, o suelos degradados. Posas, que es hondureña y por tanto conoce de cerca esa contradicción, lo analiza así: “Nosotros, como FAO, como Organización de Naciones Unidas, trabajamos en función de las demandas de los países. Y nuestro organismo rector son los Ministerios de Agricultura”. Pero las demandas no siempre son de alimentos, como se cree, sino de asistencia técnica: cómo gestionar suelos, cómo lidiar con plagas, cómo usar fertilizantes de manera racional.
A veces, eso la lleva a eventos como este simposio rosarino. Pero otras, la lleva a sentarse en el terreno, junto a funcionarios, técnicos o productores, para intentar cerrar una brecha que ella describe con mucha claridad: “No las brechas de rendimiento de cultivos que estamos acostumbrados, sino las brechas entre potencial de producción de alimentos y condiciones de vida habitables”, haciendo hincapié en el leitmotiv de la agricultura de esta era, que es llegar a los rendimientos máximos posibles por hectárea.
¿Y cómo se empieza a cerrar esa brecha? Según Posas, todo arranca por reconocer que el sistema está encadenado y que no se puede separar el suelo del alimento, ni el alimento de las personas. “Vos tenés un suelo que es el origen de la producción. Viste que el noventa y tanto de alimentos se producen en el suelo. Ese noventa y tanto de alimentos es consumido por nosotros. Entonces ya ahí ya tenés una conexión natural, por decirlo de alguna manera”.
No se trata solo de cuidar el suelo porque sí, ni de apostar a la agricultura regenerativa como una moda, sino de entender que si el suelo está bien nutrido, si se maneja bien, si es apto para el cultivo que se le impone, y entonces es más probable que ese sistema termine alimentando bien a alguien.
“No todos los suelos sirven para producir lo mismo. Hay cultivos que tienen un poquito más de potencial para una cosa, otros cultivos, otros suelos que tienen potencial para otra cosa, y otros que no tienen potencial de producción, sino más bien de conservación”, explicó. Por eso cree que la planificación del uso del suelo es el primer paso hacia un modelo alimentario justo.
Mirá la entrevista completa con Ana Luisa Posas:
Y ese modelo no puede pensarse sin incluir a los más vulnerables: aquellos que no acceden a los alimentos no por falta de comida, sino por falta de logística, de infraestructura, o simplemente de plata. “Si vos tenés una población que no tiene acceso fácil al alimento, tenés que pensar, ¿por qué no tiene acceso fácil al alimento? Porque no llega el alimento hasta allá por una cuestión de logística, porque no llega, ¿qué te digo?, porque no le da el bolsillo para comprárselo”.
Desde esa mirada, se impone una lógica que no es la del rendimiento por hectárea ni la de la maximización financiera, sino la del derecho humano a la alimentación. “Si yo quiero producir, ¿qué tengo que pensar? A ver, tengo un suelo que está bien nutrido, tengo un suelo que está bien manejado, tengo agua, no tengo agua, tengo conocimiento, tengo problemas de plagas, sé cómo manejarlo, no sé cómo manejarlo”, enumera Posas.
A esta discusión se le suma otro factor que para ella es clave: la capacidad institucional de acompañar los cambios. Así lo dejó planteado cuando se le preguntó por el potencial de América Latina en un mundo que demanda más alimentos y más sostenibles: “América Latina es productora y es exportadora también. Algunos países, sobre todo Sudamérica, son exportadora de alimentos. Esa es casi una condición. Yo lo que creo que sí hay que aprovechar un poco más estas situaciones, si querés, de crisis que hay para nosotros también posicionarnos mejor en esas oportunidades de mercado que tenemos”.
¿La clave? Según Ana Luisa, no está solo en lo que hagan los productores, sino también en cómo responden los gobiernos, los organismos, las instituciones. “Ya hay productores que se están animando un poco ahí, pero creo que también desde la institucionalidad, desde nosotros como instituciones que apoyamos, tenemos también que generar las condiciones para los cambios”, resumió la experta.