Si hay algo que no se puede negar a esta altura del partido, es que el gobierno de Javier Milei ha destinado tiempo, letra y un abanico de disposiciones administrativas a cumplir con las banderas de la “desregulación”, que orgullosamente éste enarboló en tiempos de campaña y que siempre justificó con la idea de la “simplificación”. De igual forma, si hay otra cosa que no se puede negar es que muchas de ellas ayudan más a los de afuera que a los propios.
Uno de los ejemplos más palpables, sobre el que Bichos de Campo viene reportando desde la semana pasada, es el que apunta a agilizar el ingreso de insumos veterinarios de países del primer mundo considerados como “equivalentes”. Fue el propio Federico Sturzenegger, actual ministro de Desregulación y Transformación del Estado, el que adelantó la decisión del Servicio de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) en su cuenta de X.
Si bien el funcionario eligió cercar la discusión en torno al ingreso de vacuna contra la fiebre aftosa de otros países (un tema que permanece en agenda desde el año pasado tras la denuncia de un “monopolio” en el sector que inflaría los valores pagados por los ganaderos locales), en los papeles la medida desregulatoria es más amplia y peligrosa, porque acepta la entrada de productos veterinarios en general sin trámites ni registros ante el ente sanitario, entendiendo que provienen de países con medidas de control similares. A su modo de decir, “equivalentes”.
En el marco de esta discusión particular, la Resolución 333/2025 del viernes pasado -que generó numerosas críticas y fue enmendada hoy con la Resolución 338/2025 por pedido del propio gobierno- define como “países equivalentes” a Estados Unidos, Japón, Suecia, Israel, Canadá, Austria, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos, Dinamarca, España, Italia y Uruguay; además de las recientes adiciones de Paraguay y Brasil, que originalmente habían quedado afuera.
A simple vista, ese listado no llama la atención. Fue el propio Javier Milei quien definió como aliados políticos naturales a Estados Unidos e Israel. Tampoco podían quedarse afuera las poderosas naciones de la Unión Europea. De igual forma, no sorprende que no integren el grupo países que el presidente libertario considera en las antípodas de su pensamiento, como China, Rusia e India.
“La Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos 27.742, establece como base de las delegaciones administrativas el mejoramiento del funcionamiento del Estado para lograr una gestión pública transparente, ágil, eficiente, eficaz y de calidad en la atención del bien común, y asegurar el efectivo control interno de la Administración Pública Nacional, con el objeto de garantizar la transparencia en la gestión de las finanzas pública”, justifican los considerandos de ambas resoluciones.
A esta altura queda claro: la agilidad, la eficiencia y la eficacia son imperativos del gobierno. Pero la pregunta que hay resta responder es: ¿ágil, eficiente y eficaz para quién?
Por ahora, todo indicaría que la celeridad será para quienes estén del otro lado de la frontera nacional y quieran exportar hacia la Argentina, ya que a pesar de hacer uso de la palabra “equivalente”, las industrias locales no tendrán el mismo trato para colocar sus productos en los países de la mencionada lista. En otras palabras, las supuestas equivalencias son solo para la tribuna.
“No hay reciprocidad alguna. La medida es ingenua, no recibimos el mismo trato en otros países”, definió con agudeza una fuente del sector de insumos veterinarios a Bichos de Campo.
“Es utópico pensar en una equivalencia con Estados Unidos o la Unión Europea. Acá todavía nos piden cosas que en otros países ya no. El panorama es desigual”, sentenció a continuación.
Esto fue secundado por otra fuente vinculada al rubro de los distribuidores, que negó que se haya hablado de una colocación de productos nacionales en el exterior y que aseguró a este medio que “son solo anuncios, en concreto no hay nada”.
Pero el sector veterinario no es el único que fue blanco de estas medidas desregulatorias. En febrero de este año, a través del decreto 101/2025, que volvió a reglamentar la ley 20.466 de 1973, se estableció también una simplificación de la importación de fertilizantes de países “de alta vigilancia”, en donde figuraron una vez más naciones como Israel, Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Europea, entre otros. A partir de esta medida, los productos provenientes de esos destinos podrían ser registrados de modo casi automático, sin exigencias adicionales.
Sin embargo, a pesar de la excusa de querer facilitarle la vida a los operadores de ese sector, que en general importan muchos nutrientes que la agricultura local necesita para desarrollarse, del listado quedaron afuera los mayores proveedores de fertilizantes de Argentina, como Marruecos, China, Rusia y Argelia.
“Se facilitará la importación de productos certificados en países de alta vigilancia, evitando así la duplicación de trámites y promoviendo una mayor integración comercial internacional”, explicó un comunicado de la Secretaría de Agricultura en aquella oportunidad.
En este caso, la preocupación de aquel sector no apunta a la exportación de insumos, ya que Argentina no envía al exterior demasiados fertilizantes (salvo nitrogenados), sino a los efectos que tendría en mercados con quienes sí comercializamos otros productos.
“Las equivalencias no son tales. Estamos dejando afuera a los principales países que nos proveen, y eso puede abrir paso a nuevas barreras paraarancelarias. Podemos tener problemas de comercialización”, señaló a Bichos de Campo un agrónomo especializado en el área.
A continuación, añadió: “Simplificar por simplificar, sin considerar la legislación nacional, no tiene sentido. ¿Por qué una empresa de Nueva Zelanda tiene que tener ventajas con respecto a una empresa argentina? Beneficiamos a uno y perjudicamos a otros. Por otro lado, eso del silencio administrativo, que a los diez días se aprueba sin revisar documentación o controles posteriores, es una aberración técnica y una inmoralidad. Sin control, yo puedo estar trayendo cualquier cosa”.
Bichos de Campo intentó comunicarse con fuentes de Senasa, para conocer qué criterios se siguen a la hora de definir a los países integrantes de estas listas, y para saber qué se proyecta a futuro la supuesta “equivalencia”, es decir la apertura de esos países de cara a la colocación de insumos nacionales en el exterior.
Desde el organismo optaron por no responder. Emerge allí la tercera cosa que no se puede negar: el que calla otorga.