Depende de quién los mire, a los conflictos del sector productivo se les atribuye distintos responsables. El de la yerba mate, que hace meses mantiene enfrentados a los colonos y tareferos con los industriales por el bajo precio que se les ofrece por la materia prima, es un claro ejemplo de eso.
“La crisis es productiva”, aseguró Darío Bruera, presidente de la Federación de Asociaciones Rurales y Forestales de Misiones (FARM), que está enrolada en CRA a nivel nacional.
Al ser consultado por Bichos de Campo en la Jornada Nacional del Agro (Jonagro), el referente insistió en que las más de 980.000 toneladas de hoja verde producidas el año pasado han generado un exceso de producción y que hoy el sector ve los efectos de ese desequilibrio.
Por eso es que -a diferencia de muchos otros productores- Bruera no lamenta el desmantelamiento de la matriz regulatoria que representaba el Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM), que se encuentra acéfalo y fuera de funciones en materia de regulación de valores mínimos. El tema es que, como los productores hoy se deben sentar cara a cara con los industriales, sin tener protecciones adicionales o precios de referencia, lo que se les ofrece por la hoja verde es incluso menor a los costos productivos. Eso torna inviable la actividad.
“Tal vez los productores no estamos acostumbrados a jugar en un escenario así”, observó el ruralista, que celebra que en este “cambio de paradigma” -como describe al escenario actual- ya no existan límites de precios en el sector. Ni para abajo, ni para arriba.
En ese sentido, en línea con lo que ha expresado en su momento el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, la respuesta, para la FARM, está en el último eslabón de la cadena. “Hoy sobra yerba en el mercado y hay que salir a competir”, afirmó su presidente, que incluso se refirió a buscar nuevos compradores y a avanzar con aspectos secundarios, como la tipificación de las distintas variedades.
Eso, sin embargo, sigue sin solucionar el conflicto que hoy protagonizan los productores, a quienes tampoco se les puede pedir -como ya se ha escuchado en la provincia- que se vuelquen a otra actividad.
Mirá la entrevista completa con Darío Bruera:
De hecho, Bruera también señaló que, debido al tipo de producciones que lleva adelante Misiones, “no se puede entrar y salir a cada rato”. Para producir yerba de forma rentable se necesitan por lo menos 6 años, y en el caso de la actividad forestal no se ven resultados en menos de un cuarto de siglo. “Eso demanda que las políticas públicas, económicas y fiscales sean a largo plazo para dar previsibilidad al sector”, agregó el ruralista.
Hasta el momento, los cambios profundos que ha ordenado el Gobierno respecto a la actividad yerbatera han generado grandes desequilibrios. La desregulación ha golpeado a los más chicos y lo que es incierto es cuánta espalda tiene el sector para ver los efectos en el largo plazo.
No obstante, para el dirigente, que haya habido un ordenamiento macro ya es de por sí una señal de previsibilidad que el sector necesita. “El productor se pasa la vida invirtiendo en el campo y nunca le sobra nada. Con los desastres económicos se va comiendo la cola y no ve resultados”, concluyó.