La ganadería de cría arrancó el año con buenos precios. Los terneros se venden a 3.500 pesos y las vaquillonas preñadas, a pesar de que no se atraviesa la época de mayor comercio de vientres, se pagan entre 1 y 2 millones de pesos. También el año pasado fue bueno para este segmento, a pesar de los problemas climáticos.
Sin embargo, el stock de vientres en la ganadería argentina no repunta y eso es clave para la recomposición del stock, que sigue en caída. El otro factor importante es la eficiencia productiva. De acuerdo con lo que indican los analistas, la apuesta de los criadores es tener menos animales pero mejorar el nivel de procreo.
Esa es una apuesta por la eficiencia reproductiva y económica, postura más que válida pero insuficiente para apalancar el aumento del stock. Para que haya más carne se requiere de más vacas en los campos de cría, que den más terneros que se transformen en novillos para la faena.
Todo se paga. Tras décadas de desincentivos y castigos a la producción, no es viable pensar en un aumento genuino de la producción de ganado y de carne.
A pesar de los buenos precios que hay en la ganadería, los costos también aumentaron y las cuentas dan justas. Por eso no se pueden retener vientres que no sean productivos y no se les da segundas oportunidades a los que no quedaron preñados.
Esto explica en gran medida la alta faena de hembras de los últimos años. De igual modo arrancó el 2025. Para este año se espera una menor oferta de ganado para la faena, pero a juzgar por los datos que se conocieron de enero todavía no asoma la retención esperada.
La faena de hembras de 2024 fue alta, llegó al 47,8% del total. En 2023 pasó lo mismo: ese año represento el 48,1%.
En el arranque de 2025 la tendencia parece ser le misma que en los años previos. En enero la faena de hembras fue de 46,2% del total, el mismo porcentaje que en enero del 2024.
“La retención todavía no aparece: el stock ganadero no crece e inclusive podríamos tener alguna sorpresa negativa en el número de cabezas del rodeo nacional, calculado a diciembre de 2024”, indicó al respecto el consultor Ignacio Iriarte.
En esta línea destacó que se observa una reducción en la faena de vacas, pero un incremento notable en la de vaquillonas que debería ser los reemplazos de las primeras en los campos de cría, pero que terminaron en los frigoríficos previo paso por los feedlots.
“Vemos que la oferta de vacas se ha ido reduciendo significativamente, al punto que la faena diaria de enero del 2025 se ubica bien por debajo del registro de los años 2023-2024 e iguala el registro de enero del 2022, último año normal. De acuerdo a la tendencia de los últimos meses, la matanza de esta categoría en el 2025 no sería propia de un período de liquidación”, explicó Iriarte.
Pero con relación a la faena de vaquillonas, señaló lo contrario: “En el comienzo del 2025 sigue muy alta, en niveles sorprendentemente elevados, por arriba de los años previos. Los datos provisorios de la Segunda Campaña de Vacunación contra la Aftosa estarían mostrando una caída del 5% en el stock de esta categoría, lo que confirmaría que estos niveles de extracción depredan las existencias de vaquillonas”.