“Me encantan las ovejas y ahora también esta tarea de buscar alguna utilidad para sus lanas, que desemboca, por ejemplo, en mejorar el suelo. Siento que es una tarea por el bien común”, reflexiona la ingeniera agrónoma uruguaya Josefina García Pintos, quien acaba de desarrollar en su país un producto ecológico y sustentable, un bioinsumo que ayuda a mejorar el medio ambiente.
Se trata de un pellet 100 % compuesto con lana de oveja, con el fin de fertilizar las plantas y mejorar el suelo. Este producto ya se desarrolla en Estados Unidos y ella es la primera y única en hacerlo en su país, desde hace unos pocos meses.
Josefina nació en Montevideo y fue criada en el campo familiar, en Florida, ubicado en el centro sur del vecino país, más precisamente, a 20 kilómetros del poblado llamado Casupá. Allí realizó sus estudios básicos y luego estudió agronomía. “Mi papá es productor ganadero y siempre estuvo vinculado a los ovinos -cuenta la flamante emprendedora-. Mi abuelo paterno, junto a sus hermanos, logró comprar un campo de 270 hectáreas y dieron inicio, a fines de los años ’80, a la cabaña San Gerardo, de ovejas de raza Corriedale. Hoy, mi familia está apuntando fuertemente a la genética, si bien la ha ido mejorando permanentemente”, explica.
Agrega Josefina: “A mí me encanta la producción animal en el campo, de vacas y de ovejas, como cría mi familia. No estudié veterinaria, porque no me gusta la sangre, pero sí me gusta la producción vegetal para alimentar a los animales, por ejemplo. Y creo que por eso me decidí por la agronomía. Después de recibirme en 2015, trabajé en un laboratorio”.
“En 2016 pude entrar a trabajar en el SUL (Secretariado Uruguayo de la Lana), como técnica de campo. En los departamentos de La Florida, Durazno y a veces en Canelones, durante siete años hice inspección de majadas y las clasificábamos según fueran productoras de lana fina, o por su aptitud reproductiva, o para frigoríficos en las categorías de corderos y borregos”.
“Además realizábamos tatuajes de MO (Mejoramiento Ovino) en las orejas -sigue la ingeniera-, clasificando a las ovejas en bretes, por sus estándares raciales. El tatuaje certifica ser un animal mejorador de majada comercial. Además, hacíamos capacitaciones de inseminación artificial, esquila, etc., charlas y estuve vinculada a un centro de investigación, donde llevé adelante un proyecto de un módulo de producción de carne ovina, durante unos cuatro años”.
En 2019, Josefina se casó con un productor ganadero, de vacas y de ovejas, Francisco “Pancho” Itzaina. “Me fui a vivir a su campo familiar, a 17 kilómetros de Sarandí del Yí, un pueblito de 10.000 habitantes, en el departamento de Durazno, donde sigo actualmente -nos actualiza la agrónoma-. Enseguida empecé a tener hijos y tuve que dejar ese lindo trabajo con las ovejas, aunque seguí en el mundo de ellas, porque mi marido, mis suegros y mi padre, todos crían ovinos. Nacieron Clarita y Rufino, y después, a mitad de 2023 comencé con la idea de producir pellets con lana de oveja, para dar una solución a un problema de los productores”.
La emprendedora uruguaya quiere explicar el problema: “No todo el mundo sabe que la oveja necesita ser esquilada todos los años, por bienestar animal, para que no sufra. Todas las razas explotadas en Uruguay son productoras de lana, salvo algunas deslanadas, introducidas hace poco. Pero más de la mitad producen una lana de bajo valor actual o incluso sin colocación en el mercado. Esto genera un almacenamiento y problema a productores que tienen esas lanas. pues no saben qué destino darles. Esta situación se ha visto agravada en los últimos cuatro años, post-pandemia”.
“Entonces cuando empecé a pensar en fabricar pellets vi como factor favorable que los sistemas productores de lana en Uruguay son a cielo abierto, naturales, con bajos niveles de contaminación, sin utilización de hormonas, ni alimentos de origen animal y, en muchos sistemas, con producción ética certificada”, señaló Josefina.
Pero no le fue fácil, el comienzo: “Me traje unas pelleteadoras de Argentina, que no me sirvieron, y las tuve que adaptar con la ayuda de un mecánico local y de mi padre, que es muy ducho. Logré obtener pellets, pero luego me contactó un industrial, que me ofreció tercerizarle el servicio de pelletizado y le acepté. Porque acá, la energía y mano de obra son muy costosas, y además, tomé conciencia de que no me sueño como industrial, no es mi objetivo”, aseguró la agrónoma especializada en ovinos.
Al preguntarle cómo es el proceso de pelletizado, ella describe: “El proceso consta de una máquina que tritura la lana sucia, tal y como viene. En una segunda máquina, mediante compresión y calor, pasa la lana procesada por orificios muy pequeños a presión, que le da forma de pellets. Este formato permite la incorporación a la tierra de manera más rápida que enterrar un vellón entero”, aclara.
Y al fin nació su producto estrella: “En julio de 2024 logré producir pellets –dice, feliz- y luego di inicio al registro de mi marca, ‘Fertilana’. En agosto empecé a comercializarlos en dos paquetes con cierre zip, de 500 gramos y de 5 kilos. Me proveo de lana, comprando algunos lotes y algunos productores me donan sus lanas. Como tercerizo la fabricación, cada tanto voy a buscar cierta cantidad y me estoqueo. Lo comercializo a través de mis redes sociales. Entrego a todo el país y también elegí algunos puntos de venta. Voy a ferias y justo acabo de ir por primera vez a la feria Agro en Punta, en Punta del Este, del 5 al 7 de febrero, con foros muy interesantes, donde me fue muy bien”, indicó la agrónoma.
“Por ahora, estoy tratando de imponer un producto del que estoy convencida –afirma Josefina-. Mis pellets cumplen la función de fertilizante 100% natural para las plantas y estructurante del suelo, a base de lana sucia, de ovejas de mi país. Son un producto biodegradable que aporta macro y micro nutrientes, además de un gran contenido de materia orgánica, debido a su descomposición. Realiza un gran aporte de nitrógeno, de lenta liberación, ya que tarda algunos meses en descomponerse completamente. La composición química de la fibra de lana está formada por diversos elementos como carbono, nitrógeno, fosforo, potasio, magnesio, cobre, manganeso y otros micro elementos. Y los pellets retienen entre un 20 % y 30 % de su peso en agua”.
Josefina sigue describiendo las virtudes de su producto: “Es estructurante del suelo, ya que permite mejorar las propiedades físicas, como la porosidad total, reteniendo la humedad, de modo que provoca un ahorro de riego, y por tal motivo, también ayudando a que las plantas no sufran exceso de agua. Además, es repelente de caracoles y babosas. Se puede usar para plantas ornamentales de interior, en macetas, como de exterior, en jardines, huertas y árboles frutales. Es un producto orgánico, sustentable, porque es lana que vuelve a la tierra, y fácil de usar. Mi proyecto es de economía circular”, culmina.
Como buena agrónoma, García Pintos se toma el trabajo de explicar cómo se administra su producto. Dice que un paquete de 500 gramos rinde para unas 25 plantas, o 25 metros cuadrados de tierra, o 50 litros de sustrato listo. Para impermeabilizar y absorber humedad en camas (pollos, caballerizas, pisos de cabañas). se aplica sobre el suelo, alrededor de la zona, o encima del estiércol o de la fuente de olores desagradables.
Para tomates, morrones, berenjenas, zanahorias, papas, cebollas, recomienda utilizar de 80 a 120 gramos por metro cuadrado; para calabazas, pepinos, calabacines, melones, lechugas, espinacas, cebollas, árboles frutales, vides, arbustos, plantas decorativas, de 100 a 130 gramos; para guisantes y frijoles 20 a 30 gramos por metro cuadrado; para hierba, hierbas aromáticas, remolacha, de 60 a 80 gramos; para coles, coliflor, colinabo, de 120 a 150 gramos; para flores ornamentales de pequeño porte, de 60 a 80 gramos, y para flores ornamentales de mediano a gran porte, 150 gramos por metro cuadrado.
Josefina García Pintos se despide contando sus planes a futuro: “Tengo proyectos para aplicarlo en escala extensiva, pero por ahora pienso en pequeños proyectos intensivos, y de ahí, poco a poco, ir creciendo en escala. Busco imponer la marca. En la medida de que pueda vender más pellets, podré disponer de más capital para comprar más lotes de lana. Tengo dos productos más, en proceso. Uno de ellos, a lanzar en otoño de este año, para proteger de las heladas, y además con él se pueden envolver los tallos de las plantas para que no les trepen las hormigas. El otro, es más complejo y requiere de más inversión”.
Y reflexiona: “Soy bastante inquieta, pero sin el apoyo de todos mis familiares y de mi marido, no podría hacer nada. Tenemos a Clarita de 4 años, y a Rufino, de 2, que ya ofician de secretarios, porque me ayudan a aplicarlo, a sacar fotos y demás. A veces me enloquezco, pero enseguida bajo un cambio y me digo que esto es para el bien común. Por eso Fertilana resulta ser como un movimiento. Obviamente, esto tiene que dar ganancia para poder seguir haciéndolo, pero no persigo como único fin el hacer plata, sino colaborar con el ambiente de mi planeta y de mi país, además de agregar valor a la lana, y de paso, aporto una solución a los productores ovinos, que no saben qué hacer ella”.
La emprendedora quiso dedicar a nuestros lectores la canción Tuyo si querés, del grupo Duro e’Boca: