Los técnicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires comenzaron a recortar la proyección de la cosecha argentina de soja 2024/25 a causa de los perjuicios generados por la sequía.
La nueva estimación indica que, por el momento, se recolectarían 49,6 millones de toneladas del poroto este año, una cifra un millón inferior a la proyectada una semana atrás. El último informe oficial del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) prevé 52,0 millones, algo que, ya se sabe, no sucederá.
La siembra de soja en la Argentina está en la recta final con el 99,2% de las 18,4 millones de hectáreas previstas ya implantadas. Un 28% de la superficie a nivel nacional se encuentra en condición mala a regular contra un 21% una semana atrás. Casi la mitad del área experimenta algún problema de restricción hídrica.
“La falta continua de humedad y las altas temperaturas, principalmente sobre el sur de la zona núcleo pampeana y el centro-este de Entre Ríos, ha impactado sobre la estimación rendimiento potencial de soja de primera”, señala el informe de la Bolsa de Cereales.
“A su vez, dichas condiciones también han afectado a la soja de segunda, sobre el sur de la zona núcleo y el norte de La Pampa y oeste de Buenos Aires, resultando en una reducción del stand de plantas. Bajo este contexto, se realizó un ajuste en la producción”, añade.
En lo que respecta a maíz con destino grano, la siembra cubre el 98,3% del total nacional con una proyección de cosecha que también fue ajustada por la Bolsa de Cereales a 49,0 millones de toneladas (un millón menos que una semana atrás), aunque la cifra sigue siendo superior a la proyección de la Bolsa de Comercio de Rosario, que prevé que la producción del cereal no podrá ya superar los 48,0 millones.
“La falta de lluvias y las altas temperaturas registradas durante las últimas semanas de diciembre y los que va del mes de enero han impactado inicialmente en la condición hídrica del suelo y, en consecuencia, en la condición del cultivo de maíz, limitando el potencial de rendimiento”, apunta el informe.
“Las zonas más afectadas han sido las del centro-este agrícola, con un foco crítico en los partidos que integran el sur de la zona núcleo y el oeste bonaerense”, remarca. Un 20% del área a nivel nacional se encuentra en condición mala a regular versus un 14% una semana atrás.
Si bien los maíces tempranos sembrados en septiembre lograron escapar a la etapa más seca, los cultivos implantados en octubre y principios de noviembre han sido los más perjudicados, ya que atravesaron su período crítico en plena sequía.
Por otro lado, los planteos sembrados en diciembre y enero transitan su periodo vegetativo con menor demanda hídrica, presentando síntomas de estrés hídrico como acartuchamiento de las hojas, aunque podrían recuperarse si las lluvias regresan a la región.
Finalmente, en cuanto al girasol, el avance de cosecha se ubica en 4,7% del área apta con un rendimiento medio que asciende hasta el momento a 19,7 qq/ha.
Las escasas lluvias y la elevada demanda hídrica del cultivo han disminuido considerablemente las reservas del perfil del suelo: actualmente el 45% del área sin recolectar presenta una condición hídrica adecuada a óptima, lo que representa una disminución de diez puntos con respecto a la semana previa.