El año terminó con una noticia que llevó incertidumbre al mercado ganadero y en especial a los exportadores de carne vacuna, ya que organizaciones ligadas a la producción pecuaria en China pidieron que se investiguen la posibilidad de que haya dumping en las importaciones del producto. El gobierno de ese país luego trasladó la cuestión nada menos que a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Esto da cuenta de una situación que no tiene retorno: la creciente demanda de carne vacuna de parte de los consumidores chinos y su dependencia, en gran medida, del abastecimiento de los países del cono sur.
Las importaciones de ese país vienen creciendo a un ritmo muy importante en los últimos años. En 2024, y sin contar aun con los datos de diciembre, las importaciones de carne vacuna habían sumado 2,6 millones de toneladas peso producto lo que significa 4% que en enero noviembre del año previo.
De acuerdo con las proyecciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), en 2025 China comprará 3,83 millones de toneladas lo que significa un incremento de casi 40% con relación al volumen comprado en 2020 y de 2% con respecto al año pasado.
El otro problema que esconde la investigación por dumping iniciada poco tiempo atrás es que el precio de la carne debería tender a subir en 2025.
Los importadores chinos y el gobierno han intentado en el pasado reciente diferentes medidas para frenar esas subas, pero contra la falta de oferta es muy difícil luchar y por eso muchos operadores del negocio ganadero creen que detrás de esa investigación se oculta el interés de funcionarios y empresarios por bajar el valor de la mercadería que entra a su país.
Pero además de necesitar más carne vacuna para su población, este año los proveedores del gigante asiático tendrán menos para vender.
Según las estadísticas que aportó el analista Ignacio Iriarte en base a datos de la consultora australiana EP3, el stock ganadero en 2025 se reduciría 3% en Brasil, 1,3% en Estados Unidos, 2% en Australia y 1% en China. De esos tres países surgen gran parte de sus importaciones de carne. Por otro lado, había un leve crecimiento en Uruguay y un estancamiento en Argentina.
En esas condiciones los países oferentes de carne tendrán una menor producción ya que en su mayoría contarán con menos vacas para la faena y con procesos de retención en marcha como ya está sucediendo desde mediados de año en Estado Unidos y Brasil.
Ese proceso debería comenzar a darse también en Argentina ya que se viene de dos años con faenas por encima de las 14 millones de cabezas y una reducción marcada en las categorías de vacas y sobre todo de vaquillonas.
El escenario es de mayor demanda de China y menos oferta de carne de parte de varios importantes oferentes lo que debería impactar en subas en los precios de la carne.
En las últimas semanas los valores de la carne que se venden desde Argentina a ese destino tuvieron una caída del orden del 10% lo que según exportadores tiene relación con la devaluación del real y la posibilidad de aceptar precios más bajos en ese mercado por parte de su industria frigorífica.
Solo situaciones como esas podrían frenar subas en los precios, pero hay que ver por cuánto tiempo ya que la escasez y la potencia de la demanda interna de carne de China, antes o más tarde, deberían imponerse en el mercado mundial de la carne vacuna y traducirse en precios más altos a los actuales.