Por Nicolás Razzetti.-
Este martes se celebra el Día de la Avicultura, una actividad que hace tiempo está en crisis y que tiene poco para festejar.
Los datos oficiales indican que en los primeros cuatro meses del año la faena, producción y consumo de pollos aumentaron entre 7 y 8%. Pero esos no son signos de un crecimiento sustentable. Más bien son datos que generan preocupación entre los empresarios y productores integrados porque la mayor oferta significa la consecuente imposibilidad de mejorar los precios en la góndola, lo que complica el resultado económico de los diferentes eslabones del sector.
Las empresas faenadoras dicen que tienen un costo por kilo producido de $22 pero que cobran menos de $20 y con costos crecientes, como los de la energía (gas, electricidad y gasoil) y los salarios. El pollo se vende luego a $37 en la góndola, lo que implica un incremento interanual de apenas 10%.
Esto lleva a que también sea bajo el precio que pagan a los granjeros integrados que son los responsables del engorde los pollos. Felipe Carlevaro, de la Cámara de Productores Avícolas Integrados de Pollos, dijo que: “en Entre Ríos cobramos $5,50 por pollo engordado y en Buenos Aires $4,50. A eso hay que descontarle el gas y nuestro costo de producción es de $6/6,30. Además los plazos de pago se alargaron: antes eran de 30 días y ahora se estiraron en muchos caso a 60 días y las empresas más chicas cobran a 120 días”.
El crecimiento de la faena y la oferta de carne avícola no puede ser canalizado hacia la exportación debido a la falta de competitividad sectorial por los altos costos internos (entre los que se incluyen los fiscales) y el retraso cambiario. Además el mercado global está muy bien abastecido.
Esto se combina con una demanda interna floja, que castiga el exceso de pollos con bajos precios. Por eso los empresarios faenadores creen que la única salida es la reducción de la faena, un escenario que se concretaría en los próximos meses y que ayudaría a descomprimir un mercado interno abarrotado de carne. Si se suma la oferta de la vacuna y la de cerdos la disponibilidad para el consumo es de 120 kilos por habitante y por año.