Una de las premisas de los sistemas comunistas es que la pérdida de las libertades individuales se compensa con la posibilidad de que toda la población acceda a los bienes básicos. Pero en Cuba eso no se cumple.
Investigadores del Servicio de Investigación Económica (ERS) del Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA) estimaron, por medio del modelo de Evaluación de la Seguridad Alimentaria Internacional (IFSA), que el 37,8% de la población de Cuba (4,2 millones de personas) no llega a cubrir los requerimientos mínimos nutricionales.
La producción interna cubana de muchos cultivos disminuyó sustancialmente en los últimos siete años debido, en parte, a los huracanes e inundaciones de 2020 y 2021 y a la sequía de 2023. Entre las campañas 2016/17 y 2023/24 la producción de maíz, arroz, caña de azúcar y leche, entre otros alimentos, se derrumbó.
“La economía cubana, que ha estado en dificultades desde 2016 y no le fue bien durante la pandemia del coronavirus, no ha podido lograr una recuperación sólida y sostenida y sigue enfrentando menores ingresos por turismo, una menor producción agropecuaria, escasez de energía e inflación de dos dígitos”, señala el informe del USDA.
“Esta continua recesión económica ha limitado la capacidad de Cuba para importar productos agropecuarios y ha debilitado la capacidad del país para producir sus propios alimentos, empeorando así la inseguridad alimentaria en Cuba”, añade.
Desde 1962, la dictadura cubana ha asignado raciones de alimentos a su población a precios subsidiados mediante un sistema de libretas de racionamiento y tiendas estatales. Sin embargo, incluso antes de la pandemia de Covid-19, esas raciones abastecían sólo una parte mínima de la ingesta de alimentos de los hogares cubanos y la búsqueda de alimentos en Cuba generalmente se ha extendido más allá del sistema de raciones para abarcar mercados formales e informales, regalos y trueque.
“Debido a la menor producción agrícola interna, la capacidad de Cuba para importar alimentos ha asumido un papel más importante en la seguridad alimentaria del país. Las principales importaciones agrícolas del país son productos básicos, como carne de pollo, trigo y arroz. Esta composición de las importaciones refleja los esfuerzos por satisfacer necesidades alimentarias cruciales que no pueden satisfacerse con la producción interna”, explica el informe.
Aunque EE.UU. flexibilizó el embargo desde el año 2000 para permitir la exportación de productos agropecuarios y medicinas, Cuba debe pagarlos en efectivo desde una cuenta en EE.UU. o depender de financiamiento de terceros países, lo que dificulta las operaciones ante la escasez de recursos presente en la isla.
“En parte debido a estas restricciones, Cuba ha seguido obteniendo muchas de sus importaciones agropecuarias en otros países, incluyendo algunos que han permitido a sus exportadores otorgar créditos a importadores cubanos”, se indica.
Los actuales desafíos económicos presentes en Cuba dificultan no sólo la obtención de las divisas necesarias para importar alimentos, sino también insumos agrícolas críticos, como combustible y fertilizantes.