Un estudio realizado por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), en el sur de la provincia de Santa Fe, comparó el impacto que tienen los manejos agrícolas tradicionales y los agroecológicos en la salud de los suelos limosos.
A priori, si bien sugieren ampliar el estudio a otros tipos de suelo, los resultados mostraron que las prácticas agroecológicas mejoraron su estructura, aportaron mayor cantidad de materia orgánica y permitieron amortiguar el impacto de las lluvias, reduciendo el riesgo de erosión hídrica.
“En toda la Pampa Ondulada hay un predominio de suelos con elevado contenido de limo. Son muy susceptibles; en particular, a la erosión hídrica, y esto se agrava por la simplificación de la agricultura, que aporta poca materia orgánica”, explicó María Eugenia Biggeri, docente de la cátedra de Manejo y Conservación de Suelos en la FAUBA.
“Las producciones convencionales están dominadas por el monocultivo de soja y la siembra directa. El material vegetal y la materia orgánica que se aportan al suelo son escasos, lo que aumenta la susceptibilidad de los suelos a la erosión. En las agroecológicas hay más cultivos por año, que dejan más raíces y restos poscosecha”, añadió a continuación.
Entre los datos recolectados, la docente dio cuenta de que los suelos con mayor avance en la transición agroecológica mostraron hasta un 6% menos de compactación y densidad; hasta un 12% más carbono, debido a mayor cantidad de restos orgánicos; y hasta un 10% más de hidrofobicidad, es decir que repelen agua.
Respecto a este último punto, Biggeri aclaró que “valores excesivos complican el ingreso de agua en el perfil, pero con cierto grado de hidrofobicidad los suelos limosos tienen mejoras en la estabilidad estructural. Esta característica los haría menos susceptibles a la erosión hídrica que los usos convencionales”.
“Nuestros resultados muestran que con la agroecología se puede mejorar la salud integral de los suelos, incluso en manejos extensivos. Hablo de salud integral porque me refiero al suelo como un sistema, un organismo vivo con sus propias dinámicas, entre las cuales incorporamos aspectos microbiológicos, pero también a las personas que viven de los alimentos que provee”, subrayó la docente, y opinó que es necesario favorecer a los productores para que diversifiquen su agricultura, así como penalizar a quienes no lo hacen.
“Por ejemplo, podríamos estimularlos a través de fomentos para que ellos mismos realicen mediciones en los suelos de sus explotaciones, sean grandes o pequeñas”, propuso.
Y añadió: “Para ampliar y reforzar este estudio sería interesante replicarlo en otros lugares con diferentes tipos de suelos. También se podría avanzar identificando el genoma microbiano del suelo o midiendo la contaminación por agroquímicos. Hay alternativas y queda mucho por hacer”.
Gracias por publicar esto. No dejo de notar que hay una cantidad de productores que hace décadas sabemos esto con claridad, pero hemos sido denostados y hasta ridiculizados por los representantes del agronegocio. Sabemos porqué. Es muy interesante que un medio como este le dé visibilidad, a ver si entonces “los señores serios” que no se mueven ni un cm del sistema productivo instalado, empiezan a medir y valorar todas estas variables que históricamente han ignorado a voluntad.