Luego de varios testimonios en Bichos de Campo hemos podido constatar que además del golpe a la producción que representó la chicharrita, la mayoría de los actores de la cadena maicera coinciden que la crisis también dejó como lección que la cadena agrícola puede trabajar en conjunto, porque en materia de control de plagas de nada sirve cortarse solos.
Si bien este fue un aprendizaje que valoran principalmente agrónomos y productores, la industria de insumos y tecnologías también lo sostiene.
En el caso particular de Syngenta, al contar con genética apta para el norte argentino -donde generalmente hay presencia de chicharrita y Spiroplasma- la emergencia llevó a la empresa a acelerar ciertos procesos de investigación y sumarse al resto de los actores que se propusieron frenar el avance del insecto. Incluso la compañía ha deicidio acelerar tecnologías que pudieran responder a una posible repetición de la crisis en la campaña 2024/25.
“En Syngenta comercializamos genética en el norte, me refiero al NEA y el NOA, de origen tropical y subtropical, que generalmente aporta una fuente de tolerancia mayor (frente a ese complejo de enfermedades). Y bueno, en función de eso nos requirió como industria, tratar de accionar rápidamente de forma mancomunada y holística. Aceleramos algunos procesos a nivel de industria de registro y extensión de patente y etiqueta para el uso de algunas semillas que nos ofrezcan una solución integral adicional a la genética”, dijo a Bichos de Campo Martin Revol, responsable del portafolio de semillas de Syngenta.
En este sentido, Revol destacó que por más que no se cuenta con una híbrido tolerante o resistente al insecto, la genética “es clave” entre las distintas herramientas disponibles.
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“Es necesario que nosotros como industria y como sector mancomunemos esfuerzos en tratar de hacer un manejo integral de la problemática que incluye el uso de tratamiento de cura semillas para controlar a la población del vector en estado iniciales; aplicaciones post emergencia de cultivo para bajar la población del vector; el control de maíz voluntario y distintas prácticas que nos permitan de alguna manera minimizar, la capacidad de dispersión y explosión que pueda tener la enfermedad”, indicó Revol.
Al mismo tiempo, el especialista insistió en que “la genética hoy es una solución parcial, no total” y que debe complementarse con otras prácticas.
Pero a la hora de sacar aprendizajes de la crisis, el ejecutivo destacó que como industria fue necesario integrarse y dejar de lado los protagonismos.
“Como industria tratamos de buscar soluciones rápidas, dejamos de lado nuestros intereses para tratar de buscar una solución común. Creamos nexos de comunicación a distintos niveles y con distintos actores de la industria. Pusimos en marcha una red de monitoreo de forma coordinada a través de Maizar, involucrando a gente de Aappce (Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos), CREA y otros”.
Sobre los esfuerzos en concreto de Syngenta detalló. “De una forma rápida importamos plantas para poder poder instalar un sistema que nos permitirá hacer los recuentos. Y bueno a través de esta información, transmitir certidumbre a nuestros productores en un escenario de alta volatilidad en términos de los riesgos, que podemos llegar a enfrentar en la próxima campaña”, explicó.
-¿En concreto, Syngenta tiene a mano una serie de híbridos más adecuados para climas tropicales y una serie de agroquímicos para eventualmente apelar a ellos, ante la proliferación del chicharrita en la próxima campaña?
–Estas son soluciones integrales, desde la genética, el uso de algún tipo de curasemilla o de aplicaciones emergentes. El control de maíz guacho es un elemento fundamental en todo esto, si nosotros queremos evitar múltiples camadas y crecimiento poblacional exponenciales, necesitamos cortarle el alimento. Entonces, no sirve un esfuerzo aislado, necesitamos integrar todo. Somos una empresa que ofrece soluciones de amplio espectro, porque tenemos una participación tanto en Crop protection como en semillas. Y bueno, por supuesto que vamos a ofrecer a nuestros productores en términos genética, las mejores herramientas que tenemos por caracterización o por germoplasma adaptado.
-¿Activaron investigaciones concretas para encontrar mejores híbridos para el futuro?
–Nosotros ya teníamos líneas de investigación, ahora lo que estamos discutiendo es ampliar los esfuerzos de investigación. El Spiroplasma no es una enfermedad nueva, está focalizada en el norte y nosotros tenemos líneas de investigación para caracterizar nuestro portafolio. Ahora lo que necesitamos, al haberse expandido en zonas en el cual el germoplasma usado es templado, necesitamos también redoblar esfuerzos en encontrar soluciones rápidas para zonas como pueden ser el centro del país.
-La pregunta difícil: ¿ En cuántos años tenemos la solución?
-Sería realmente inexacto dar un valor. La caracterización de la genética per sé, puede ser que en dos o tres años tengamos un germoplasma que responda. Ahora en términos de proceso duro de mejoramiento, va a demorar, mínimamente un ciclo mayor a ese tiempo. Pero bueno, lo que estamos tratando de explotar en el corto plazo es el intercambio de germoplasma con países como Brasil, que ya tiene sus años con niveles de presiones (por chicharrita) y nos van a favorecer la velocidad de recambio de germoplasma.