La historia de la tradición regenerativa en Argentina no puede perder de vista que su inicio estuvo acompañado de la incursión que hicieron algunos productores ganaderos al otro lado de la cordillera patagónica.
Lo que en Santa Cruz fue identificado por Pablo Borrelli, creador de Ovis 21, como un severo problema de desertificación de la estepa y los pastizales naturales, fue visto de igual forma por el asesor chileno José Manuel Gortázar, en la zona de Punta Arenas.
“En la época en que viví a la altura de Río Gallegos, en el lado chileno, tenía una empresa de asesoría ganadera donde trabajábamos con productores ovinos, aplicando genética y tecnología. En ese momento utilizábamos toda la información que existía sobre manejo de pastizales, pero nos dimos cuenta de que faltaba algo más”, contó a Bichos de Campo Gortázar.
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“Veíamos una degradación en toda la Patagonia. Nosotros hacíamos estudios de pastizales y recomendábamos las cargas de animales para pasar el invierno. En alguna época hacíamos 500.000 hectáreas de estudio y todos los años recomendamos una cantidad distinta de ovejas. Primero eran 5000 ovejas, al año siguiente 4500, el año siguiente 4000, y recuerdo que un productor me dijo que estaba muy bueno el programa pero que no podían seguir con tanto achicamiento”, añadió a continuación.
Esa inquietud fue la que los hizo tropezar con colegas australianos, que al otro lado del mundo aplicaban el manejo holístico con sorprendentes resultados.
“Los fuimos a ver allá. En esa época ni siquiera estaba formado el Instituto Savory. Estaba Allan Savory y estaban sus discípulos. Uno de ellos era Brian Marshall, que fue nuestro profesor, que nos entrenó tanto a Pablo, con Ovis 21, como a mí, con Ovitec. Nosotros fuimos parte de los primeros hub o nodos que tuvo el instituto. Cuando descubrimos que el manejo holístico que no solo no degradaba, sino que recuperaba el campo, y la respuesta era más ovejas para imitar las grandes manada de guanacos que habían en alguna época, fue tremendo noticia”, recordó Gortázar.
Una parte clave de ese camino, al igual que ocurrió en el caso argentino, fue trabajar con los productores para demostrar que esta nueva forma de manejo podía ser aplicada en planteos ganaderos chicos y de pocos animales.
“Yo he hecho esto en predios de 160.000 hectáreas y tengo una amiga que lo hizo en su jardín con un cobayo. Los principios son los mismos porque la naturaleza es una. Obviamente si yo tengo un predio más grande esto es más fácil, pero la verdad es que el proceso de planificación, que implica una serie de cuentas hasta llegar a un plan de pastoreo, es el mismo para una hectárea o para media. Yo puedo hacer esto con un caballo en una hectárea o con 100.000 ovejas en 200.000 hectáreas”, explicó el asesor.
Pero a diferencia de lo que ocurre en Argentina, Chile contempla la posibilidad de acompañar a los productores en esta transición, ayudando con los costos de capacitación y seguimiento que puedan llegar a requerir en esa primera etapa.
“El proceso no es tan difícil, requiere mucho menos gastos porque no hay insumos, no hay tractores. Lo único que se necesita es un cerco eléctrico y una manguera para poner agua, contra la aplicación de fertilizantes químicos todos los años. La inversión para implementar un campo regenerativo es una sola vez. En cambio, en los modelos de uso de insumo estoy todos los años repitiendo y cada vez con más insumo, gastando más, produciendo menos y contaminando al ecosistema”, afirmó el chileno.
“Hay mucho comentario que dice que esto no funciona en pequeñas escalas o que esto no funciona en granes escalas. Pero son historias para buscar alguna razón para no hacerlo”, agregó en este sentido.
-Daría la impresión de que el mercado está encontrando la forma de ponerse a tono con esta tendencia productiva, que hoy es una realidad para muchos, y empieza a valorar y a etiquetar en forma diferencia a los productos que provienen de esta regeneración. ¿Reconocés eso?– le preguntamos.
-Cuando nosotros empezamos, que fue básicamente un salto convicción porque queríamos sostener a la ecología y la cultura ganadera en la Patagonia, sentíamos que en algún minuto el mercado lo iba a tomar. Teníamos la visión de que en algún minuto la gente iba a querer consumir responsable. Esto fue lento al principio pero por lo menos en el lado chileno hace unos cinco o seis años que ya existen marcas vendiendo carne regenerativa, y hoy hay una mayor demanda de eso. Hay dos grandes cadenas de supermercados que están metiendo su marca regenerativa en la góndola y necesitan más carne y no hay suficientes productores. La verdad es que es una muy buena noticia. También ayuda mucho que el consumidor entienda que no es víctima sino que es actor, y que sus decisiones de compra impactan sobre su salud y sobre el planeta.
-Porque ese producto solo existe para que quien lo demanda.
-Exacto. Yo creo que entre las redes sociales, la divulgación y sobre todo las generaciones jóvenes, hay un consumo responsable que esperamos que siga creciendo y que de alguna manera permita que los productores que hacen esto tengan facilidad de vender sus productos, que sean reconocidos.
-A nivel mundial, los principales bloques comerciales están discutiendo la cuestión del medio ambiente, el calentamiento global, la Agenda 2030. ¿Crees que Latinoamérica se está volviendo exponente en esto de la regeneración. y se está posicionando en esta discusión que los países ganaderos tendrán que dar en algún momento?
-Como todos los cambios de paradigma, normalmente esto ocurre en las periferias. No hay ninguna gran innovación en el conocimiento humano que haya venido del statu quo, de la institucionalidad. Y Latinoamérica es periferia, sobre todo la Patagonia. No es coincidencia que esto parta acá. Ahora también en estas agendas hay discursos medio teóricos que van muy en contra de lo que la naturaleza necesita. Esto de eliminar a los animales de la ecuación productiva es imposible. Los terrenos necesitan de los animales y no es lo mismo comer una carne sintética que una carne animal. Sin duda creo que Latinoamérica está teniendo una influencia, y al ser países exportadores o con mucho potencial exportador, sin duda le corresponde un rol súper importante.
Queda claro que la desertificacion la produce el sobrepastoreo ovino y no los guanacos.