Los envíos a la faena de vacunos en junio fueron de 1,067 millón de cabeza y tuvieron una caída de 9,3% con respecto a la faena efectiva de mayo (1,175 millones) y de 19% con relación a junio del año pasado. Las ventas de hacienda a los frigoríficos alcanzaron aquel mes del año pasado las 1,3 millón de animales.
Hay que tener en cuenta que en 2023 la seca empujaba al encierre anticipado y en gran cantidad de los terneros, pero también aceleró la salida al mercado de las demás categorías vacunas, que derivaron en un faena final de más de 14 millones de bovinos en todo el año.
En 2024, en cambio, la faena acumulada y la producción de carne vienen cayendo en torno al 8%, pero todavía hay incertidumbre respecto de cuál será el volumen final en ambos ítems, ya que si bien se redujo la oferta de vacas hay mucha hacienda en los corrales de engorde.
Con relación al mes pasado, hubo una reducción de la faena en todas las categorías pero con fuertes diferencias porcentuales.
En el caso de vaquillonas y novillitos, la merma fue moderada, de 2,7%, pero esto podría invertirse cuando se conozcan los datos de julio, agosto e incluso septiembre, meses en los cuales los operadores están esperando una fuerte oferta procedente de los feedlots de estas categorías.
Pero en otras categorías, que son clave sobre todo para la industria exportadora, la reducción de la oferta fue mucho mayor.
Los novillos enviados a faena en junio sumaron 259.000, lo que significó una baja de 12% respecto de mayo. En tanto las vacas sumaron 256.000 lo que significa una reducción de 19%.
La producción de novillos sigue en baja, a pesar del cambio de gobierno, y de algunas señales en favor de la producción que dieron las autoridades. Pero en los papeles se sigue exportando con retenciones de 9% y con un diferencial cambiario cada vez mayor.
Sin señales concretas que mejoren la competitividad no habrá impulso a un mayor engorde del ganado, y por lo tanto persistirán los problemas para colocar carne en mercado como la Unión Europea y en cuotas que tienen preferencias arancelarias como la Hilton, que este año quedó sin completarse. A eso hay que agregar que las condiciones cambiarias e impositivas perjudican al negocio.
Por el faltante de novillos se siguen afirmando los precios de los que tienen como destino atender a la demanda mundial. Esta categoría viene subiendo y en esta semana se paga entre 3400 y 3600 pesos el kilo de carne en gancho, cuando la capacidad de pago exportadora no supera los 3.000 pesos.
Con respecto a la oferta de vacas, la caída en la oferta tiene que ver con la alta salida que hubo el año pasado y con que en este ciclo ya se está terminando la época de los tactos y los vientres improductivos, en su mayoría, ya fueron retirados de los campos de cría.
Esto también presenta un problema para los exportadores, porque de esta categoría se abastecen para atender a sus clientes chinos. El precio de las vacas tipo conserva y manufactura mejoró 100 pesos por kilo vivo en las últimas semanas por la reducción de la oferta, aunque todavía no pegó el salto que dio el novillo, ya que su oferta recién comienza a menguar.
De seguir en esta tendencia a los exportadores no les quedará otra opción que pagar mejores precios como lo hacen con los novillos. El interrogante es cuánto tiempo más pueden aguantar esa situación teniendo en cuenta que según lo que indican los referentes de la exportación no hay rentabilidad en los negocios con China con este tipo de cambios, precios de la hacienda y valores de la carne.
Las dificultades de la exportación se reflejan en el volumen embarcado en mayo que fue de 67.000 toneladas, 19% menos que en abril. En junio las ventas al extranjero también habrían sido bajas respecto de lo que sucedió en los primeros meses del año.