El Proyecto Cultivarte comenzó en 2015 con el armado de huertas elaboradas a partir de pallets desarmados producto del reciclaje de madera. A medida que fueron entrando al mundo de la horticultura, sus impulsores se dieron cuenta que el compostaje también era un componente vital, ya que se trata de estar detrás del qué comen esas plantas de las cuales luego nos alimentamos.
“Creamos herramientas de empleabilidad dentro de la Unidad 19 del Servicio Penitenciario Federal de Ezeiza, en el marco de un programa de formación en oficios para la inclusión socio-laboral efectiva de las personas privadas de su libertad. Promovemos la economía circular, impulsando el ‘upcycling’ de materiales mediante la recuperación de residuos y su transformación en productos como huertas, composteras y eco-puntos de calidad con inclusión social en su cadena de valor”, se presentan en las redes sociales.
La buena noticia es que esta labor cotidiana continúa. En el 2021, el equipo de De Raíz diálogo con Tomás Lusardi, el joven fundador del Proyecto Cultivarte. El emprendedor comentó que tras sumar la línea de composteras notaron que su experiencia de calidad estaba puesta en dos verbos claves que definían la esencia del proyecto: el asesoramiento y acompañamiento.
Mirá el reportaje a Tomás, del equipo de Proyecto Cultivarte:
“Si bien tenemos incorporado en nuestro ADN esto de ser agricultores, muchas veces esta urbanización exagerada nos hace pensar que no tenemos las herramientas necesarias; por eso nos gusta ser un apoyo a la hora de responder consultas”, dijo Lusardi.
“Si bien la fabricación y producción de huertas y composteras nos representó un gran desafío, fue al mismo tiempo una puerta que nos permitió diseñar formas y sistemas productivos que hoy son innovadores y pioneros a nivel mundial”, agregó Lusardi.
La línea de productos que les genera el mayor orgullo es la de inclusión social. Es que allí se produce con las mismas maderas que desarman de los pallets, solo que la actividad se desarrolla dentro de los servicios penitenciarios.
“Les damos puestos de trabajo dignos y remunerados a los presos para que tengan un empleo aún en condiciones de privación de su libertad y también para que al salir aumenten sus competencias”, explicó Lusardi.
Actualmente en este emprendimiento también ofrecen una línea de productos elaborados en base a madera plástica realizada con “botellas de amor”, más conocidos como eco ladrillos. Son aquellos confeccionados a partir de plásticos de un solo uso, los cuales se trituran, se funden y se inyectan generando un material totalmente sustentable que reemplaza a la madera de tala.