Las dudas sobre el área de siembra de trigo argentino, junto con los interrogantes climáticos presentes en las zonas cerealeras de EE.UU. y Rusia, vienen impulsado los valores del cereal en el mercado de futuros argentino Matba Rofex.
El contrato Trigo Rosario Julio 2024, luego de perforar los 200 u$s/tonelada a fines de febrero pasado, logró retomar impulso para acomodarse por arriba de los 230 u$s/tonelada.
Sin embargo, un año atrás, cuando los productores argentinos estaban planificando la siembra de trigo 2023/24, la posición Julio 2024 se encontraba en 280 u$s/tonelada.
A pesar de la notable recuperación del valor del cereal, el mismo sigue teniendo “gusto a poco” para la mayor parte de los empresarios agrícolas argentinos porque los costos para encarar la campaña fina 2024/25 siguen muy desarbitrados respecto de la nueva realidad de precios de los granos.
La cuestión es que el precio actual del trigo en la Argentina –también en Uruguay y Paraguay– podría ser sustancialmente superior si Brasil no hubiese implementado una medida que perjudicó a sus vecinos del Mercosur.
En el año 2019 el gobierno de Jair Bolsonaro implementó, en el marco de una excepción arancelaria del Mercosur, una cuota anual de 750.000 toneladas de importación de trigo libre del Arancel Externo Común (AEC) del 10%.
Si bien en su momento se indicó que la medida no tendría impacto porque representaba una porción menor de las necesidades de importación de trigo de Brasil, lo cierto es que pocos años después la producción del cereal en ese país comenzó a crecer y la cuota de 750.000 toneladas se transformó en un problema para los demás países del Mercosur.
La paridad de importación del trigo ruso, según datos de la consultora brasileña Safras & Mercados, se encuentra en 284 u$s/tonelada. Sin embargo, con la plena vigencia del AEC del 10%, la misma sería superior a 310 u$s/tonelada.
En ese marco, con Rusia exportando grandes volúmenes de trigo a precios de “remate” ante la necesidad de financiar la guerra con Ucrania, la cuota implementada por Brasil actúa de facto como una barrera para la suba del valor del cereal exportado por Argentina, Uruguay y Paraguay a Brasil.
De hecho, debido al mayor valor del flete por camión, el trigo paraguayo quedó fuera de mercado, al tiempo que el cereal uruguayo y argentino siguen en “carrera” pero con valores inferiores a los que estarían vigentes en caso de la plena vigencia del AEC.
En resumen: el Mercosur, que supuestamente representa una ventaja competitiva para las exportaciones de trigo intra-bloque, en los hechos se encuentra desactivado. Es como si “no existiera”.