¿De dónde provienen los nutrientes que la agricultura moderna se preocupa –y ocupa- de poner en el suelo para mejorar los rendimientos de los cultivos? Con esa pregunta en mente es que dos emprendedores locales fundaron la empresa Kioshi Stone en un intento de volver a las bases de la nutrición vegetal, que hoy la industria se ocupó de emparentar más con conceptos químicos.
“Los nutrientes son básicamente minerales, que se encuentran en las piedras”, explicó de forma concisa a Bichos de Campo Gabriel Lema, presidente y uno de los fundadores de Kioshi Stone, a la que define como una “pyme de Lanús”. Con él hablamos en la reciente Expoagro 2024.
“Si bien la industrial nos ha generado un concepto más de químicos, porque esos nutrientes aparecen con una sal hidrosoluble que se puede utilizar en agua, eso es algo que hizo el hombre. Previo a esto el nutriente, el mineral, estaba una piedra o en un resto óseo de un animal. Lo que hacemos es básicamente tomar este mineral y llevarlo a una escala tan pequeña que la biota, la comunidad de microorganismos existentes en el suelo, puedan disponer de ese nutriente en forma inmediata”, detalló a continuación.
Ese proceso involucra conocimientos en nanotecnología y es conocido como top down. En las plantas con las que la firma cuenta, tanto en el AMBA como en Benito Juárez, al sur de la provincia de Buenos Aires, los desarrolladores se ocupan de poner en funcionamiento máquinas especiales que se encargan de llevar a su mínima expresión a esas piedras. El resultado es la obtención de una molienda muy fina, capaz de ser absorbida rápidamente por el suelo.
Kioshi Stone se presenta de ese modo, como “la primera empresa en llevar adelante procesos nano tecnológicos industriales para el agro”. Y añade que sus productos “actúan y proporcionan importantes mejoras de salud del suelo (biota), y debido a su interacción inmediata y efecto sinérgico con los ecosistemas logran altos rendimientos en todos los cultivos (extensivos e intensivos), incrementando la actividad biológica y favoreciendo su desarrollo”.
De hecho, Lema explicó que “en la biota hay una comunidad de microorganismos que están muy acostumbrados, son miles y miles de años de evolución que han trabajado para poder realmente hacer ese objetivo. Y vos lo que estás haciendo es hacer de ese bocado algo tan chiquito que pueden rápidamente poner en disponibilidad”.
Mirá la entrevista completa con Gabriel Lema:
-¿Le aconsejan a sus clientes realizar un análisis del suelo previo, en caso de que haya riesgo de exceso de minerales?
-Es difícil tener un exceso porque en última instancia, con este balance que existe de la microbiota, se soluciona. No es lo mismo que por ahí con una sal soluble donde sí, uno hace un shock. Acá es más difícil lograr eso. Pero sí, la verdad es que hacer un análisis de suelo, más allá de nuestra empresa, es algo que todo productor debería hacer.
-Lo ponés en potencial porque muchos productores no lo hacen.
-Lametablemente sí. Y aparte es interesante saber qué pasa con el PH, qué pasa con la saturación de base, con tu materia orgánica. Son recursos. Es como decir “tengo una fábrica y no sé cómo está el estado de mis máquinas”. Tengo que saber qué pasa con el suelo, porque en definitiva es donde estoy produciendo.
-¿Y ahora qué están buscando?
-El paso siguiente es poner foco en distintas cosas en las que estamos trabajando como los aminoácidos. De hecho con el Conicet estamos generando un convenio para eso. El enfoque distinto sería ver qué podemos aportar desde el conocimiento de las nanopartículas. Sobre la fuente que se está trabajando, además de hacer la extracción con microorganismos, estamos llevándolo a una escala nanométrica con el mismo fundamento. Encontramos que había una parte que generalmente no se usaba porque no es hidrosoluble y creemos que es cuestión de tamaño. Si lo llevamos en una escala muy chiquita, los microorganismos se van a encargar de solubilizarlos y ponerlos en disponibilidad.