La cosecha de trigo está en su tramo final y, pese a las complicaciones climáticas que hubo en algunas regiones y que causaron pérdidas productivas y económicas importantes, el resultado ha sido bueno. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, ya se cosechó el 91% del área con un rinde de más de 30 quintales por hectárea, lo que permite estimar un volumen de 19 millones de toneladas. Esto es, habría unas 500 mil toneladas más que en la campaña pasada.
Pero además los precios son buenos a nivel global, por la crisis productiva en diferentes países. Afuera hay una merma de cantidad y de calidad, y eso impulsa los valores en el mercado local en plena cosecha, cuando usualmente los precios tienden a bajar.
Este miércoles, en el Matba (mercado de futuros) el trigo Dársena cotizó en 211 dólares, mientras que en Rosario se pagaban 205 dólares. Hay que tener en cuenta que ese valor tiene descontadas las retenciones (cerca del 11%) y que aun así se están pagando 40 dólares más que un año atrás.
En este escenario, en la plaza local está tallando muy fuerte la exportación, que adelantó sus compras ofreciendo buenos valores también para ventas forward (a futuro). Esa estrategia le permitió hacerse hasta el momento de 9 millones de toneladas de trigo, cerca del 40% del total de la cosecha total. A la fecha las traders compraron 30% más trigo que en la campaña pasado cuando habían adquirido 7 millones de toneladas.
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El volumen comprado por los exportadores significa el 70% de un saldo exportable estimado en 13 millones de toneladas. Recordemos que la Argentina necesita, para atender su propio consumo doméstico, unas 6 millones de toneladas del cereal.
También es fuerte el ritmo exportador: hay mucho barco que sale cargado con trigo. Entre diciembre y enero ya se despacharon 4 millones de toneladas de la nueva campaña, según dijo David Hughes, el presidente de Argentrigo en base a los datos oficiales de embarques de granos.
Hughes aclaró que no todo el cereal que compran las empresas cerealeras se termina exportando. “Como tienen espaldas financieras pueden retener y revender luego a la molinería”, indicó. En todo caso, hay que comenzar a mirar lo que hace la molinería, que debe asegurarse la provisión de trigo de aquí a la nueva cosecha, en noviembre de 2019.
Los molinos harineros (que durante año cazaron en el zoológico gracias a la intervención kirchnerista en los mercados) llevan compradas alrededor de 500 mil toneladas y se encontrarán con una oferta más ajustada debido a la importante competencia de la exportación. Además, como le ocurre al resto de la economía argentina, la financiación es muy cara por lo que tampoco contarán con esa herramienta para operar.
Diego de la Puente, de la consultora Nóvitas, la cuestión financiera complica a los molinos, ya que no tienen dónde recurrir por capital de trabajo en este escenario de altísimas tasas de interés. Por eso, el experto recomendó a ese eslabón industrial tomar posiciones a futuro, como reaseguro de precios.
Es que para adelante, en el actual contexto, se espera un mercado que siga sostenido, debido a final de la cosecha a nivel local y por el faltante global. Los valores del mercado a término así lo indican. El trigo mayo cotizó este miércoles a 223 dólares y el trigo julio en 225 dólares.